Director: René Clair
Hace varios años atrás vi "Bajo los techos de París" y el nombre de su director, René Clair, quedó resonando en mi cabeza desde entonces. Ahora me dije "al demonio, veamos varias películas suyas", y en esta ocasión me dio por comenzar desde el inicio, es decir, con "Entr'acte", cortometraje de veinte minutos exhibido como entreacto en un ballet. Intentar descifrar su significado ciertamente es un ejercicio fascinante, sin embargo para los efectos de esta entrada resultaría banal e infructuoso, incluso podríamos señalar que el mismo director no pretendía contar algo concreto ni demasiado trascendente o significativo sino, más bien, sumergirnos en este espectacular, infatigable, delirante, trepidante y vertiginoso viaje-secuencial-alucinatorio lleno de simbolismos, sin aparente argumento más allá de algunos "personajes" y objetos que se repiten a lo largo del metraje (especialmente al final, cuando toma lugar ese cortejo fúnebre que se pasea por toda la ciudad), y, sobre todo, repleto de técnicas y recursos visuales, formales y cinematográficos que me impulsan a pensar que, vuelvo a lo mismo, la intención del director y de sus amigos, adscritos o relacionados o cercanos o asociados en mayor o menor medida a diversos movimientos vanguardistas, particularmente al dadaísmo y al surrealismo (ahí están Marcel Duchamp, por ejemplo, o Erik Satie, que además de componer la excelente e intensa banda sonora también aparece al inicio, jugando con un cañón con toda la pinta de falo), es subvertir las normas del lenguaje, experimentar con ellas, para crear una experiencia eminentemente sensorial y perceptiva. "Entr'acte" no deja de ser un alocado y desenfrenado sueño lleno de escenas e imágenes surrealistas (aderezadas con stop-motion, cámara lenta, escenas rebobinadas, imágenes invertidas, yuxtaposición del espacio-tiempo, sobreimpresión de fotogramas, etc.), destinadas a provocar un estado de trance en el espectador, a alterar sus sentidos y su normal percepción de las cosas.
El asunto es que "Entr'acte" es una obra absolutamente inclasificable y verdaderamente impresionante, todo un rotundo ejercicio de experimentación cinematográfica que se hace irresistible de repetirse una y otra vez. Como un buen acto de magia.
Imperdible.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...