jueves, 12 de julio de 2018

Disobedience - 2017


Director: Sebastián Lelio


La primera película hablada en inglés de Lelio, reciente ganador del Oscar con "Una mujer fantástica", es esta de la que hablamos ahora, "Disobedience", con Rachel Weisz y Rachel McAdams. La trama, al menos su premisa argumental, nos habla de una fotógrafa inglesa radicada en New York que debe volver a su viejo barrio inglés, allá en Londres (claro), debido a la muerte de su padre, respetado rabino de la comunidad judía de la zona. Al volver no sólo se reencuentra con todo este mundo que le parecía opresivo, sino que también con Esti, antigua amiga y amante, ahora esposa del discípulo más cercano a su fallecido padre y próximo a sucederle en el cargo. "Disobedience", más que un simple drama lésbico, va más allá de su premisa argumental y se erige como un sentido, apasionado e intenso relato sobre, en esencia (y tomando como base, sólo como base, esta historia de "amor imposible"), la necesidad del ser humano para ser libre de poder elegir y vivir, maldita sea, según su propio criterio y corazón. Ya la escena que funciona a modo de prólogo es una firme muestra de ello: en ella, el rabino da un postrer discurso en el cual señala que el ser humano es la única criatura creada por Dios (aparte de los ángeles y de las bestias, los primeros abnegados a la palabra del Señor y los segundos condenados a caer por sus instintivos y atávicos deseos) que, a diferencia de las otras, puede elegir qué camino tomar: puede desobedecer el mandato divino. Además, ahora ya en términos narrativos, el relato no se configura como un simple drama pasional o romántico, pues, a mi parecer, Lelio desarrolla un complejo y ambiguo estudio de personajes atrapados o encerrados por distintas cosas (inseguridades, reglas, etc.); embargados y asediados mucho más que por frustrados deseos carnales: sin ir más lejos, está la protagonista, la fotógrafa que carga con el solitario luto de su padre (nadie más en la comunidad la acepta mucho, dado su mundanal estilo de vida), tristeza y desolación que ciertamente influye en su carácter, en cómo se relaciona con tanta circunspección a su alrededor y el dichoso reencuentro, avivando esa llama rebelde desde la estrechez moral de cierta gente, por no mencionar la siempre confusa mezcla de amor y odio hacia la figura paterna (y es que ¿a veces actuamos y reaccionamos por la pureza de un sentimiento o una determinación, o impulsados por los distintos tipos de trabas que vienen a desollarnos?). Así, a través de esta profunda exploración emocional y psicológica e incluso social de los personajes (especialmente de los tres principales, de este singular triángulo), también a modo de ensayo sobre el entendimiento y la tolerancia, lo que obtenemos como resultado no es sólo una película maravillosamente dirigida, con sutileza y sensibilidad, sino que un potente retrato, sincero y auténtico, sobre la elemental necesidad del humano de amar, porque sí, en el fondo, "Disobedience" es una historia de amor, sólo que no la típica, superficial y reivindicativa historia romanticona de los grandes estudios o de los indies, porque aunque Lelio domina a la perfección la intimidad (física, psicológica), sus películas siempre apelan e interpelan desde lo universal, y es que el amor se puede dar aquí y en el otro lado del mundo, o abarcar mucho más que la siempre saludable pasión carnal.
En pocas palabras, bella película y excelente debut internacional de Lelio, que pronto debería estrenar el autoremake de "Gloria", protagonizado por Julianne Moore y John Turturro.
A propósito, y había olvidado decirlo porque en realidad es un poco redundante (nadie dudará de la aseveración que sigue), la película también se sostiene gracias a las poderosísimas interpretaciones de Weisz y McAdams, que insisto, están espectaculares y maravillosas.

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