sábado, 18 de junio de 2016

Videodrome - 1983


Director: David Cronenberg

"Videodrome" la vi hace varios años, antes de que comenzara este blog, en los tiempos en que no tenía absoluta idea de nada. Así, pensaba que "Videodrome" iba a ser la típica película de terror sangrienta o lo que sea, y de hecho ni siquiera conocía realmente a David Cronenberg más que por su nombre y el mote de "maestro del body-horror". Resultado: "Videodrome" no me gustó, y casi me quedé dormido. Lo atribuyo a mi corta edad y a que sólo esperaba balazos y cosas por el estilo (ni se imaginan la cantidad de películas que me han gustado al verlas de nuevo pero que no me gustaron la primera vez). Ahora que ya han pasado un par de años, y sumado a que he visto al primer Cronenberg estos días, estaba seguro de que, me gustase o no, iba a poder apreciar realmente lo que es "Videodrome", y puedo decir que lo he hecho. Además me ha encantado, como casi todo lo que hizo este genio en su primera etapa, que por alguna razón la sitúo entre "Stereo" y ésta, ya que a mí parecer, con "The dead zone" comienza una etapa algo más, cómo decirlo, ¿reconocida, famosa? Estoy seguro de que lo que venga en la filmografía de Cronenberg me va a gustar, pero de momento dejemos acá esta pequeña retrospectiva que le dedicamos. Eso sí, ya estoy impaciente por ver "The fly"...


James Woods es el presidente de una pequeña cadena de televisión especializada en soft-porn y contenidos violentos, morbosos, etc., que es muy criticado por aquello. El asunto es que mientras el hombre busca más contenidos que mostrar con tal de ganar audiencia, se encontrará con algo llamado Videodrome que definitivamente cambiará su vida por completo.



Sí que es compleja esta película. O sea, al final uno puede resumirla o explicarla, más o menos, en una llamativa frase, pero igualmente la película es compleja, densa, inteligente; jamás pedante o enredada, pretenciosa, etc. Hay muchas cosas que no parecen tener importancia, que dan la impresión de ser un dato banal o un simple detalle decorativo, pero a medida que el metraje avanza uno se da cuenta de que, si bien no sea argumentalmente definitivo o crucial, nunca deja de ser una pieza integral y necesaria para con el conjunto. Por ejemplo, al principio me llamaba la atención que el protagonista, que no tiene problemas en ver snuff, luego se amilane cuando la amante le pida que le haga un pequeño corte o cosas similares. Luego pienso que una cosa no tiene nada que ver con la otra, pero de todas formas quedan instaladas interesantes cuestiones ético-morales íntimamente ligadas no sólo a la televisión como entidad o incluso institución, sino a la televisión como aparato, más aún, a la pantalla como barrera entre realidades y, por consiguiente, entre distintos principios y valores: podemos ser una cosa de éste lado de la pantalla, y también podemos ser otra cosa del otro lado de ella, pero... pero ¿qué pasa cuando la pantalla desaparece? También surge, pienso, una discusión interesante en el hecho de que James Woods no se hubiera dado cuenta de que el video que encontró era una snuff, aunque podemos invertir la observación y señalar, o mejor dicho preguntar, ¿por qué yo primero pensé que era una snuff y no unas personas imitando una snuff? En cualquier caso, en "Videodrome" Cronenberg expande su discurso y enriquece su exploración sobre la relación entre la tecnología con la biología, la filosofía y, supongo, la sociología. Que si la televisión será la nueva realidad, que si es necesario aplacar a los productores y difusores de contenidos cuestionables, que si es mejor deshacerse de los consumidores de tales contenidos cuestionables, que si el poder de las corporaciones es muy grande, que si la tecnología es una suerte de condena o un ilusorio tren de evasión, que si... Son multitud de temas los que Cronenberg trata sin siquiera despeinarse ni perder el control o el equilibrio, y como ya lo ha demostrado antes, el relato, la narración, jamás se ve ahogado por su estimulante y fascinante contenido, que por lo demás no es ni sentencioso ni tendencioso, pues, fiel a su estilo, el canadiense sólo explora y permite que la imagen misma nos transporte y nos transmita cosas. El atractivo de la película es innegable. Además tiene esa atmósfera tan sensual pero tan paranoica a la vez, tan serena, tan inquietante... Me ha gustado que el relato se haya configurado como una historia conspirativa, como un peligroso plan que progresivamente ahoga y reprime al protagonista, perdido en ese mar de información, verdades a medias e incertidumbre, sobre todo incertidumbre. También me ha gustado que Cronenberg nunca pierda el pulso ni la perspectiva, y que tanto el sugerente inicio como su brutal tramo final (sin olvidar el cautivador desarrollo) estén dirigidos con la misma seguridad y energía, finalmente los elementos que potencian lo impactante de sus respectivas escenas (¿he dicho que el director prescinde de trucos y efectismos baratos?). Y, como he señalado, el tramo final es brutalísimo, sensacional, perfecto broce de oro para una historia de esas que quedan grabadas en la retina.
En definitiva, "Videodrome" es una genialidad que se disfruta con todo y a fuego lento, apreciando cada elemento que Cronenberg incluye en todo su magnífico esplendor. Es ver y disfrutar como depravado.


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