Director: Jonas Åkerlund
Nunca me ha llamado realmente la atención esta película a pesar de cierta fama que tiene. ¿Una de las cintas importantes del nuevo milenio? Pamplinas, pensaba... puro humo, inmerecida publicidad, típico de malas películas reivindicadas por personas que se admiran por efectos especiales y/o trucos visuales. Y así, nunca me animé a verla. Pasaron años. Situación similar a, por ejemplo, mi sensación para con Rammstein, la banda alemana de metal industrial que me parecía una simple y sobrevalorada pose de rudeza, opinión mía que me alejó de sus canciones muchísimo tiempo. Pero de repente me encuentro con el show en vivo de "Bück dich" -qué espectáculo tan bueno, caballeros-, y me sorprende y encanta. Continúo buscando y escucho otras canciones que me siguen encantando más, y así llego a "Pussy", divertido tema que cerca del final muestra escenas de sexo de los integrantes de la banda con bellas señoritas. ¿Dobles de cuerpo, o los alemanes en carne y hueso compartiendo fluidos? Para saber la respuesta, llegué al making of y, efectivamente, eran dobles de cuerpo quienes tenían sexo con las bellas señoritas. ¿Fin de la historia? Más o menos. El director, el "visionario" responsable del videoclip es Jonas Åkerlund, sueco más conocido por éste ámbito que por el cine, pero que aún así se encargó de dejar una "película de culto" para ser recordado, ésta siendo "Spun", obviamente. Y mientras Rammstein se lleva bastante vilipendio -cuando en realidad su calidad musical me parece bastante reivindicable, aunque vaya uno a llevarle la contra a las masas-, la opera prima de Jonas recibe clamor de, obviamente, un excitado y extasiado público mayormente adolescente, de seguro buscando más "joyitas" luego de haber visto cosas como las de Larry Clark, otro visionario adolescente atrapado en un cuerpo de viejo. Y eso es injusto, pues "Spun" es exactamente todo lo que sabía iba a ver, es decir un vacuo exceso estilístico con ínfulas transgresoras -sobre el qué y el cómo- que aprovechó el impulso dejado por "Requiem for a dream" para tener algo de éxito: recoge las migajas de otro. No puede haber respeto en ello.
Un drogadicto principal se junta con otros drogadictos secundarios y entra en contacto con el cocinero que les provee metanfetamina, cocinero que le comenzará a pedir ciertos favores a nuestro drogata principal. Todos estos adictos comenzarán a derrumbarse y vivir cosas malas y feas, naturalmente producto de las drogas -o esa es la intención-. Un intento de exploración sobre este submundo, supongo. Quizás algunos conectaron más fácilmente que yo... debe ser el tonito algo cómico. Eso siempre atrae, ¿no? ¿Para qué ser tan serio si nos podemos reír y pasarlo bien?
Ok, seré breve. ¿Seré breve? Lo intentaré, vamos. ¿Lo intentaré? Claro que sí. Enfoquémonos, vamos. Primero lo primero: a pesar del tono cómico y ligero que tiene "Spun", sus acontecimientos y, más importante, sus personajes, no están glorificados ni nada por el estilo. No son héroes, no son ejemplos de precaria genialidad, simplemente son estúpidos, gordos, rednecks, impotentes, etc: gente en cuyos zapatos no quieres posarte. Y eso está por defecto más que por concienzudo tratamiento narrativo y dramático, es lo que se espera de una cinta de drogas...
Y ok, quizás es cómico, pero el tratamiento no es para nada condescendiente con los adictos protagonistas: están condenados, pase lo que pase. "No quieres ser como ellos", creo que esa es la lección que el buen Jonas nos intenta meter por la garganta. Me imagino que hasta ahí todo más o menos decente, pues no hay contradicciones a la hora de retratar a estos personajes, patéticos y lastimeros... o quizás sí, sobre todo cuando parecen ser tan lindos y simpáticos y adorables... al menos dicha contradicción no es en exceso mayúscula. El punto es que es levemente rescatable el que los personajes tengan una línea argumental -débil, difusa y lo que quieran- de la cual Jonas no se descarrila irremediablemente. Ya sería muy grave que los personajes cambiaran de registro sin ton ni son... Y más allá de ello, no esperen una construcción moral de los personajes; sus acciones responden al deseo de crear un festival de pueriles bizarradas. Dicho de otra forma, importa un carajo que sean adictos mientras hagan cosas locas y no se contradigan en demasía.
Y antes de seguir, un pequeño apunte: el tono cómico, aunque invada a los personajes, no creo que los corrompa demasiado como agentes dramáticos -lo que los arruina es la nula construcción proveniente del guión-; lo que sí, la comicidad sí que afecta algunas escenas que debido a ello quedan francamente patéticas e insoportables, especialmente aquellas que parodian -con escasa inteligencia- elementos de la cultura estadounidense. Por ejemplo, cuando el programa "Busted" hace aparición... ¿qué importa más, el inexistente estilo o el tema de fondo? Nadie parece tener la película clara, y este es el pie que nos lleva a lo siguiente: no se sabe qué contar ni tampoco cómo.
Segundo, y acá entramos en verdadera materia, donde yacen las serias y terribles contradicciones, "Spun" se las da de genial -cool, queda mejor en este caso- y transgresora, en claro plan para epatar a su joven e impresionable audiencia, cuando en realidad no es más que un triste ejercicio de estilo tan vacío como inocuo, incapaz de llegar a algún lado importante, incapaz de transformar ese exceso estilístico en una herramienta capaz de narrar las supuestas angustias de nuestros descerebrados protagonistas. De esta forma, la irritante infinidad de planos detalle, los peculiares efectos de sonido, las ralentizaciones y aceleraciones de la imagen, las agudas angulaciones, los planos holandeses, los primeros planos y la música punk -en su mayoría- de fondo, lo único que hacen es conformar un envase llamativo y "rebelde" que quizás tenga su efecto atrayente pero que ni loco logra disfrazar su carácter hueco, que termina por agotar los cartuchos ya en la primera e insoportable escena de larguísimos once minutos: todo un reto a la paciencia.
Luego de esos minutos iniciales no hay novedad -nunca la hubo, en realidad-, sólo repetición, a veces un par de vanos intentos estilísticos -ahora meten la animación para las escenas de sexo-, pero a grandes rasgos un paisaje sin gracia, que no invita ni a la emoción ni a la reflexión. Pero, ¿saben qué es lo peor de todo? Que detrás de esta triste y fallida pantalla transgresora y me-importa-un-carajo-tu-opinión hay una cursilería que casi hace vomitar, una pérfida rendición al discurso convencional sobre el consumo de drogas y sus efectos. Y no es que defienda el uso, simplemente señalo que Jonas no establece ninguna reflexión y se conforma con tomar una manida posición moral y disfrazarla de discurso contestatario. Pero si el discurso es tan plano y débil es imposible que el apartado visual logre resistir mucho tiempo esa mediocridad que surge de la base conceptual. Jonas no tiene idea de lo que hace.
Y esa cursilería no sólo se nota en las canciones de Billy Corgan -¿cómo demonios lo convencieron?-, que se escuchan infantiles y buscando la lágrima fácil, sino que la imagen misma tiene estratosféricos niveles de melosidad y edulcoración. Entonces, ¿qué tenemos? ¿Una desaforada, desenfrenada y furiosa crónica de la vida de unos adictos, o una reflexionucha de cuarta que nos dice que el amor lo es todo? Los actos de los personajes -planos y desdibujados a más no poders-, ¿son directa consecuencia de sus adicciones o más bien producto del entorno en el que se encuentran -que atañe más que sólo la droga-? ¿Es "Spun" una película que reflexione sobre las drogas y su influencia en quienes la consumen, o en realidad es una pueril demostración de su director de que puede hacer cosas como esta -aunque no le salga-? ¿Algo serio o una parodia? ¿Una parodia de los adictos y sus vidas, o de las películas sobre adictos y sus vidas?
Es obvio que Jonas se cree un transgresor de la imagen y del concepto, pero tanto "Spun" como "Pussy" demuestran que lo único que sabe hacer es pensar cosas locas y listo, nada más. El tipo carece de visión, aunque no faltará quien lo tilde de genio incomprendido o infravalorado. "El tipo critica a la sociedad mediante la parodia de los valores morales y el lenguaje del cine y bla, bla,bla...". Hay críticas que uno no capta, sentidos del humor demasiado agudos para gente como yo, mensajes que se nos escapan... sólo algunos elegidos pueden ver la Verdad mientras otros se quedan con algunas mentiras...
En fin, muchas preguntas y pocas respuestas. "Spun" no ofrece nada, aunque vale la pena decir que no se aletarga demasiado y tiene un ritmo constante de acontecimientos, por lo que el visionado no se hace muy cansino; pero, seamos honestos, la intrascendencia disfrazada de profunda reflexión sí que cansa y molesta sobremanera.
Tercero, los actores están pésimos. No logran personificar ni transmitir lo que se supone que sus personajes deben estar pasando y sintiendo. Algunos llegan a dar vergüenza ajena. Por carisma y simpatía rescato a Mickey Rourke y un poco a Brittany Murphy, pero a grandes rasgos todos flaquean, especialmente el protagonista, Jason Schwartzman, de seguro buscando meterse en cosas más adultas y serias de lo que venía haciendo con el pequeño Wes (Anderson). El desafío le queda grande; de no ser por el maquillaje y porque el tipo de vez en cuando pone cara de drogado, entonces nadie le cree ninguna basura. Pero bueno, el director Jonas tampoco logra dirigir bien a sus actores, o simplemente no los supo elegir. En fin, ya me voy cansando...
Y eso de que "Spun" es una comedia negra... nadie se lo debería creer; digo, una comedia negra es una comedia inteligente, totalmente lo contrario a la estupidez reinante que nos ofrece Jonas, un émulo del Aronofsky de "Requiem..." y del Gregg Araki de la trilogía apocalíptica adolescente. El pobre tipo intentó combinar lo tristón del primero y la poderosa furia y desenfado del segundo, y acabó en medio de la nada cinematográfica. Sin voz, sin identidad, sin película: copiar el estilo de otro sin entender el fondo que lo sustenta y lo hace poderoso no te lleva a ningún lado. "Spun" no es recomendable en ningún sentido. Si quieren ver adolescentes y adultos con mentes de adolescentes haciendo cosas raras y violentas, mejor vean a Araki, un singular genio absoluto del cine. Él de verdad hace cine, crea experiencias, expresa emociones honestas, y de vez en cuando -especialmente en sus inicios- transmite potentes mensajes. Un grande Araki, nunca me cansaré de recomendarlo: miren sus filmes.
Mejor aprendan la lección de inmediato: si alguien les ofrece "Spun" -especialmente si es de esos que se creen chicos malos-, digan que NO y llamen a las autoridades. El mundo lo agradecerá, ya hay suficiente vorágine intrascendente como para que estas cosas se ganen un espacio más.
Al final, creo que sí estoy enojado con lo mala que "Spun" es...
Pues a mí me gustó mucho y más la música, pero no sé sus nombres
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