jueves, 26 de febrero de 2015

Altered States - 1980


Director: Ken Russell

  Y bueno, como que así de la nada a uno le entran ganas de ver algo un poco al azar, y en la cabeza comienza a llevarse a cabo toda una rueda de la fortuna, y cuando ésta se detiene y la flechita queda apuntando el nombre de "Altered States", una tremenda locura que Russell hizo en la medianía de su filmografía y que fue de las más destacadas por los periódicos al momento de su muerte, pues uno tiene que acatar de inmediato. Desde entonces, desde que Russell pasó a mejor vida, que vengo queriendo ver esta película; es el drama de toda persona: posponer deseos -a veces por caprichos infundados-. ¿Habrá tiempo suficiente para ver todas esas películas que de repente nos susurran o gritan, que nos demandan un vistazo? Algún día, espero... algún día... En fin, "Altered States" es fenomenal: de principio a fin caerás en una espiral de delirio ininterrumpido del que será imposible despegarse. Porque no se puede y porque uno no quiere.


  Eddie es un profesor de psicología interesado sobre todo en los límites y posibilidades de la mente con respecto a lo real, o de las experiencias extrasensoriales, alucinógenas, psicodélicas. Trabajando con esquizofrénicos comienza a desarrollar una extraña teoría de que quizás, tan sólo quizás, los estados de inconsciencia son tan reales como los de consciencia, lo que podría llevarlo a una verdad. ¿La Verdad?


  Tengo que admitir un par de cosas: lo primero, que el final no me ha gustado tanto como el resto de la película, no por incoherente consigo mismo, más bien por lo extremo -incluso para una película como ésta- a la vez que sentimental; segundo, que no puedo creer que tantas cosas hayan sucedido en tan sólo 100 minutos. Un par de veces tuve que ver en qué minuto iba la película, no por deseos de que terminara sino por todo lo contrario: ¿cómo es posible que todavía haya más que mostrar? No me quejo: yo igual quiero más, o quería hasta que el final me dejó un poco contrariado. Aviso que ya volveré, creo, al final para desvariar un poco sobre él e intentar explicarme mejor al respecto.
  Mientras tanto, debo soltar otro pensamiento que rondaba continuamente en mi cabeza, sobre todo ya pasada la mitad de la película: que Luc Besson debió haber sacado un montón de ideas para hacer su "Lucy", pues ciertas similitudes, que no son pocas, se dejan ver con bastante facilidad y desparpajo. No me malentiendan, a pesar de los elementos en común no estoy comparando ambas películas, o por lo menos no las estoy poniendo en el mismo sitio en cuanto a calidad se refiere: la de Russell es infinitamente mejor que la de Besson, siendo la principal razón el que Russell es capaz de hacerte tomar en serio la premisa y, sobre todo, en lo que deviene -lo de Besson era divertimento puro, por desgracia, con cháchara filosófica-. Será alocado, delirante, irreal, pero Russell evita que dichas características se conviertan en un despropósito insoportable; es más, logra convertir dichos adjetivos en otros más interesantes: impredecible, intenso, sorpresivo. Sabemos que en manos sin fuerza ni dirección la cosa pudo haber quedado para el olvido, pero la seguridad con la que Russell filma este tremendo lío termina siendo memorable. A ratos, algunos varios, fascinante a más no poder.
  Brevemente, los aspectos que hacen de esta película toda una experiencia:
 El guión, que organiza a la perfección y de manera progresiva el tránsito entre no saber absolutamente nada al bombardeo de información que luego se cierne sobre los personajes y nosotros. Cada nueva porción de detalles es como un golpe que te deja cada vez más aturdido y poco preparado para lo que sigue, otro golpe que te azota con más fuerza y así continuamente. Además, el avance de la trama es pausado y, por lo mismo, coherente con sus propios principios -y al comenzar desde la nada, por decirlo así, sin avanzar abruptamente a lo que sigue, el asunto se hace apropiadamente convincente... aunque tampoco es para tomárselo en serio, vamos, un poco de sentido común por acá-.
Desde luego, sin la dirección de Russell la cosa no habría quedado de la manera en que quedó. Me explico: desde el inicio mismo Russell instala con suma habilidad la extrañeza que luego irá en aumento, extrañeza que se debe ya sea al desconocimiento de lo que se viene o de lo que está pasando, ya sea por esa inquietante mezcla entre prodigiosa genialidad y condenada locura propia del protagonista y sus postulados. Además, Russell sabe muy bien cómo jugar con el espectador, primero creando expectativas y luego cumpliéndolas pero, genial movimiento el suyo, de manera escondida: sugiriendo el destape, el golpe. Por poner un ejemplo, Russell nos muestra los "viajes" iniciales, los que nos introducen en ese loco mundo teórico del protagonista, pero sin contener aún la información definitiva; esto, con la clara intención de generar la sensación de que lo grande ya se acerca, para que cuando el gran momento esté frente a nosotros, escondido, tan sólo nos quede imaginar qué sucede... ¿Por qué? Porque la cámara no está dentro de ese vendaval de emociones y sucesos, está fuera de él, percibiendo el calor y el delirio... es como envolver el elemento explosivo de tal manera que la observación sea asfixiantemente tensa: ¿está sucediendo o no?, ¿qué secretos se esconden dentro de ese lugar del cual sólo podemos ver su exterior? Sencillamente notable manera de involucrar al espectador: generando interés para luego multiplicarlo con el despiste.
Y el último aspecto a destacar no podía ser otro: las secuencias alucinógenas. Les dejo aquí la primera, para que se vayan preparando, digo. Muy bien montadas y todo eso; uno que está cómodo en su silla de repente no puede quedarse quieto.


  Hay, no obstante, un elemento que no se debe obviar: el trasfondo conceptual. No es nada molesto ni forzado, ya explicaré por qué, por mientras señalo que en el susodicho hay ideas filosóficas, religiosas, científicas, históricas, y toda la gama de sub-especialidades que surgen de cada disciplina. No es muy denso, tampoco inexplicable, pero sí tiene su justa cuota de complejidad, además hay un par de símbolos que le agregan sabor a todo este asunto. Sin embargo, señalo que este bagaje conceptual no molesta ni es forzado, en otras palabras que no le impide a la película respirar por sí misma, porque esas ideas no pertenecen a la película en sí sino al protagonista; y podrán decir que es prácticamente lo mismo, pero no, las diferencias entre lo uno y lo otro son bastante notorias: "Altered States" es sobre un hombre que quiere demostrar sus ideas y para ello llega hasta las últimas consecuencias, no es un tratado sobre la ciencia por sobre la religión, de la religión por sobre la ciencia, o un reconcilio entre ambas posturas. "Altered States" es un thriller de ciencia ficción con toques de horror. En todo caso, si lo pienso bien, "Altered States" es sobre la cordura/locura y la fina línea que separa ambos estados, línea que una vez imperceptible comienza a alterar todo el orden establecido. Entonces, no estamos simplemente ante una de horror pero tampoco ante una profunda reflexión sobre todo lo que rodea a la humanidad; no obstante, tiene elementos, entiéndase protagonista genio/loco, que aportan más de una capa para que al final el visionado sea algo más que una experiencia -imperfecta, sucia, desenfadada- visual. "Altered States" tiene el equilibrio perfecto entre fondo y forma, no se le puede reprochar este aspecto. Oh, se me olvidaba: en cuanto a mensaje, no sería loco señalar que, probablemente, esta película nos diga que mejor nos mantenemos alejados de las drogas, que hay que disfrutar de la vida... sobrio y, por qué no, con tu pareja o algo así, acompañado. En todo caso, la dimensión moral que la decida cada uno.
  Y con respecto al final, que también se me iba olvidando: como cierre funciona pues, tal como lo dice la palabra, cierra la trama de una manera precisa y concisa. Lo que me dejó contrariado es que, al menos a mí, me parece mucho más abrupto e incluso antojadizo que la manera en que la película llegó hasta ese momento; por eso usé la palabra extremo casi al principio: no por el acontecimiento en sí sino por el modo. Con respecto a la palabra sentimental, debo decir que este componente está plenamente justificado, no sólo como final sino como conjunto fílmico: le hace justicia a los postulados. Pero insisto: la manera en que se resuelve me parece un poco apresurada. De todas formas, qué demonios, funciona -y aunque me hubiese gustado sentirme tan alucinado como antes, no quita que sea sorpresivo y descolocante-. En fin, cosas mías nada más.


  Ya llegando al final, se destaca a un William Hurt que debuta en el cine -había hecho teatro antes, si no me equivoco- con una interpretación bastante buena: es inquietante, tiene cierta energía muy apropiada para la película que protagoniza. Eso sí, quería referirme a su compañera de reparto, su esposa en ficción, Blair Brown, que en no pocos momentos me recordaba un montón a Julianne Moore, tanto que en un par de ocasiones me cuestioné si era Moore o no -incluso cuando los rostros de ambas son tan diferentes-... digo, el tono de voz, los gestos, un poco la apariencia, entre un par de cosas más, invitan a la confusión... ¿o yo soy el loco que ve semejanzas donde no las hay?
  Pero bueno, tengo que detener el desvarío, esta entrada ya está lista -o eso me parece ahora-. Palabras para el cierre: "Altered States" es una experiencia alucinante que no se pueden perder. Una de esas locuras que más que generar anticuerpos con sus extravagancias, termina por atraerte de forman natural, en esta ocasión amén de un director solvente y que sabe cómo sacarle el jugo a lo que tiene entre manos. Verla ustedes deben.

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