Director: Colin Eggleston
Una vez, hace más de cinco años (antes de que entrara a la puta universidad), me topé en la tele con "Not quite Hollywood", un documental australiano que describía el ozploitation, palabra con que se denominó el boom que tuvo el cine australiano desde los setenta hasta finales de los ochenta, período durante el cual se hicieron mayor cantidad de películas que, sin importar de qué trataran y qué genero tocasen, parecían llevar el espíritu exploitation y serie-B en la sangre y como estandarte. "Long Weekend" es una de las tantas películas que aparecen, y se habla tan bien de ella que era obvio que en algún momento iba a tener que verla. Y, en efecto, "Long Weekend" es una maldita gran película. A todo esto, ¿vieron el video en donde un sujeto le da un puñetazo al canguro que estaba atacando a su perro? Vaya revuelo que ha causado, incluso se ha llegado a criticar al tipo y pedir que lo despidan de su empleo como cuidador de elefantes, pero considero que todo ello es innecesario y exagerado, mal que mal, no lo veo como un caso de maltrato animal sino como una comprensible reacción de parte de alguien que quiere a su perro atacado, por lo demás el puñetazo era para ahuyentar al canguro y no por diversión o placer. Y ojo, que en el video no lo parecen, pero tanto el tipo como el canguro miden dos metros (o casi)... Qué loco, ¿eh?
Una pareja en crisis decide darse un respiro y huir de la ciudad, esperando de paso huir de sus propios problemas, como si éstos también se quedasen entre las paredes de su moderna casa. Van a una playa abandonada, a acampar, a vivir a la intemperie durante el fin de semana largo: disfrutar de las maravillas y bondades de la naturaleza, de la tranquilidad, del aislamiento. Y, aunque se podrá argumentar que no tienen malas intenciones, la parejita, humanos que son, incurren en serias ofensas contra la naturaleza, cosas que parecen tan "naturales" como tomar un aerosol anti-insectos y esparcirlo a tontas y a locas por donde sea, total, sólo mueren bichos asquerosos. O disparar al aire, a la tierra, a algún blanco en particular... O conducir el auto sin preocuparse de qué pueda aplastar... En fin, que el humano ha llegado: perecerán si se interponen en mi camino, criaturas inferiores de nula inteligencia. Pero, ¡pero la naturaleza golpea de vuelta!
Quizás el término ozploitation al que enmarcan "Long Weekend" despiste o dé ideas erróneas sobre qué es y cómo se ejecuta esta película, pero no se equivoquen, no estamos ante un simple festín de animales atacando a humanos naturalmente desconsiderados y déspotas, pues, en realidad, "Long Weekend" es un brillante y magnífico ejercicio de suspenso en el que Colin Eggleston acierta plenamente en construir la agobiante atmósfera de extrañeza a partir de la incertidumbre total, en cierta forma, estableciendo el conflicto entre los protagonistas y todo lo demás, todo lo que les rodea, ¡cualquier cosa! De esta forma, el motor de la película, más que la acción misma y los contados incidentes que ocurren antes del clímax, es el miedo perpetuo que causa el desconocimiento de la situación en que los protagonistas se encuentran, el cual, a su vez, va minando la integridad mental, psicológica o personal de los mismos, enfrascándolos en discusiones y dudas que sólo acrecientan lo apremiante y asfixiante de su idílica estadía. ¿Es la venganza de la naturaleza, la simple reacción de unos cuantos animales enojados por las afrentas de unos extraños, o la progresiva representación de la locura, de la culpa que consume a los protagonistas?
"Long Weekend" dura noventa minutos en donde no ocurren "grandes" acontecimientos, sino que más bien pequeños líos que mantienen esa narración subyacente en donde fluyen rencores, malos deseos y estallidos de violencia que toman lugar en gestos, silencios y escapes. No es una película "de terror" al uso, claramente. Brillante, realmente brillante. Por si fuera poco, no dejen de poner atención al cuidado uso del montaje y, sobre todo, de la fotografía, cuyas composiciones dicen mucho más de lo que a simple vista aparentan. Sumen a ello la genial banda sonora, y obtendrán una película de suspenso de lujo, de seguro hitchconiana para los entendidos (algún día podré dar mi veredicto al respecto). Una joya.
Demencial, brutal y magnífica. Cómo me gustan los putos australianos, viejo.
Una pareja en crisis decide darse un respiro y huir de la ciudad, esperando de paso huir de sus propios problemas, como si éstos también se quedasen entre las paredes de su moderna casa. Van a una playa abandonada, a acampar, a vivir a la intemperie durante el fin de semana largo: disfrutar de las maravillas y bondades de la naturaleza, de la tranquilidad, del aislamiento. Y, aunque se podrá argumentar que no tienen malas intenciones, la parejita, humanos que son, incurren en serias ofensas contra la naturaleza, cosas que parecen tan "naturales" como tomar un aerosol anti-insectos y esparcirlo a tontas y a locas por donde sea, total, sólo mueren bichos asquerosos. O disparar al aire, a la tierra, a algún blanco en particular... O conducir el auto sin preocuparse de qué pueda aplastar... En fin, que el humano ha llegado: perecerán si se interponen en mi camino, criaturas inferiores de nula inteligencia. Pero, ¡pero la naturaleza golpea de vuelta!
Quizás el término ozploitation al que enmarcan "Long Weekend" despiste o dé ideas erróneas sobre qué es y cómo se ejecuta esta película, pero no se equivoquen, no estamos ante un simple festín de animales atacando a humanos naturalmente desconsiderados y déspotas, pues, en realidad, "Long Weekend" es un brillante y magnífico ejercicio de suspenso en el que Colin Eggleston acierta plenamente en construir la agobiante atmósfera de extrañeza a partir de la incertidumbre total, en cierta forma, estableciendo el conflicto entre los protagonistas y todo lo demás, todo lo que les rodea, ¡cualquier cosa! De esta forma, el motor de la película, más que la acción misma y los contados incidentes que ocurren antes del clímax, es el miedo perpetuo que causa el desconocimiento de la situación en que los protagonistas se encuentran, el cual, a su vez, va minando la integridad mental, psicológica o personal de los mismos, enfrascándolos en discusiones y dudas que sólo acrecientan lo apremiante y asfixiante de su idílica estadía. ¿Es la venganza de la naturaleza, la simple reacción de unos cuantos animales enojados por las afrentas de unos extraños, o la progresiva representación de la locura, de la culpa que consume a los protagonistas?
"Long Weekend" dura noventa minutos en donde no ocurren "grandes" acontecimientos, sino que más bien pequeños líos que mantienen esa narración subyacente en donde fluyen rencores, malos deseos y estallidos de violencia que toman lugar en gestos, silencios y escapes. No es una película "de terror" al uso, claramente. Brillante, realmente brillante. Por si fuera poco, no dejen de poner atención al cuidado uso del montaje y, sobre todo, de la fotografía, cuyas composiciones dicen mucho más de lo que a simple vista aparentan. Sumen a ello la genial banda sonora, y obtendrán una película de suspenso de lujo, de seguro hitchconiana para los entendidos (algún día podré dar mi veredicto al respecto). Una joya.
Demencial, brutal y magnífica. Cómo me gustan los putos australianos, viejo.
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