Director: Francois Ozon
Perdonen la franqueza pero anoche tuve un sueño húmedo, y a diferencia de todos los anteriores que pueblan mi historial nocturno, supongo que influido por el tercer episodio de "American Gods", la descarga de placer fue provocada por un sujeto mezcla de Rock Hudson, Robert Stack y Dean Martin, lo cual me extraña porque, tal como le dice el protagonista de "Dans la maison" a su sofisticada esposa, yo amo a las mujeres. Dicho esto, ¡sigamos con Cannes 2017!, que ha comenzado hoy con la proyección de la película de Arnaud Desplechin. Como ustedes saben, acá hemos estado poniéndonos al día con algunos de los directores que participan en la Selección Oficial, de la cual mañana, 18 de Mayo, se verán dos: la de Todd Haynes ("Wonderstruck") y la de Andrey Zvyagintsev ("Nelyubov"); de éste último vi hace años "El retorno" pero no la comenté, no sé porqué. El 20 dan, junto a la de Robin Campillo (de quien hemos visto "Les revenants", comentada acá), la del sueco Ruben Östlund, cuya filmografía previa se encuentra enteramente comentada en este blog. Pero lo que pasó hoy fue la conferencia de prensa del jurado, y me llama la atención, por no decir que me alarma, las negativas reacciones hacia lo que dijo Almodóvar (y hacia Cannes en general, si hasta han salido personitas que tildan de irrelevante al mentado festival), quien tiene toda la razón en mi opinión: las películas deben estrenarse en una sala de cine, como corresponde, y Netflix debe respetar dicho mecanismo en vez de tratar de imponer un modelo que, por supuesto, les favorece solamente a ellos y a ellos solamente, detalle en el que nadie parece querer reparar, lo que resulta bastante sospechoso y peligroso. Ahora bien, Netflix como especie de videoclub, que es a lo que apuntaba el charlatán de Will Smith (que deliberadamente eludió lo argumentado por Almodóvar, más pareciendo un portavoz oficial, o si no cuenten la cantidad de veces que dijo el nombre de dicha compañía), es algo que no veo con malos ojos, si bien el único catálogo interesante es el del que disponen los gringos, pero hay que seguir el conducto regular: estreno en salas de cine, lanzamiento de Blu-Ray o DVD (que siempre traen interesante material agregado), y luego todo el cuento del streaming o como se diga. Sobre Netflix como creador de contenidos ya me he explayado bastante, y qué decir sobre su modelo de exhibición, pero bueno, si al populacho le gusta... Si tuviera dinero me lo pasaría en los cines viendo de todo. De hecho, por estar sin un peso no he podido ir a ver "Dans la maison" ni "Frantz" a los cines (ambas están en las carteleras), y miren que tenía ganas de hacerlo. En fin, completada la información de rigor y las amarguras de la vida, sigamos con la etapa final de la retrospectiva al cine de Ozon. Luego de "Dans la maison" viene "Jeune et jolie", pero ya la comentamos así que seguimos con "Una nouvelle amie". Así es, seguimos más vivos que nunca. Y sí, púdrete, Netflix... y sí, honestamente, que se pudran todos los que endiosan esta pesadilla orwelliana-huxliana.
Oh, dios, creo que me agoté... Cuando me da por alegar pierdo un poco los estribos, pero no me voy a disculpar por ello, ¿o creen que soy de esa gente que dice o hace algo y al segundo siguiente suelta un "lo siento, no era mi intención"?
Como sea, antes de que me dé por cacarear de nuevo, mejor hablemos de "Une nouvelle amie", sobre la cual procuraré ser breve ya que, a pesar de su manifiesta complejidad y multiplicidad de lecturas o sensaciones, la película de Ozon es bastante sencilla en su ejecución narrativa y dramática. Todo comienza cuando la mejor amiga de la protagonista se muere y ésta, haciendo honor a la promesa que le hizo, se decide a cuidar al viudo y a la hija recién nacida, sin embargo, cuando Claire (la protagonista) va a visitar al viudo se encontrará con una tremenda sorpresa que pondrá su mundo patas arriba. Pero no estamos ante un relato de suspenso, de inesperados giros o ingeniosos trucos argumentales, o ante una comedia de equívocos y situaciones disparatadas. "Une nouvelle amie" es una potente y poderosa historia sobre, así a la rápida, la identidad sexual del individuo (aunque el tratamiento que Ozon otorga al concepto de identidad también trasciende lo sexual) y la lucha por encontrarla en una sociedad, en un medio tan conservador como temeroso de la diferencia, de lo disruptivo, tan enclaustrado en convencionales nociones sociopolíticas y personales. Ciertamente, Ozon evita todo tipo de fácil y simple discurso reivindicador, evita el aleccionamiento moral; lo suyo es el cine, lo suyo es provocar, lo suyo es conmover y emocionar. Partiendo de la premisa de la búsqueda y la lucha por la identidad, Ozon construye un relato rico en detalles en donde la muerte de este amado personaje (esposa de uno, mejor amiga de otra) detona una serie de cambios, cuestionamientos, dudas y reflexiones de índole introspectiva en estos dos personajes que de repente comienzan a abrazar esos deseos, esas pulsiones suyas tan a flor de piel, si bien no será un camino exento de obstáculos. Así, Ozon combina a la perfección una profunda construcción de personajes (me ha encantado la sutileza con que se desarrolla, digamos, la orientación de Claire) con su predilección por el juego de espejos como entidad narrativa literal y metafórica. La gracia del relato de "Une nouvelle amie" es su capacidad para hacer visible lo invisible, para lograr que el fotograma se inunde de aquello que los personajes guardan muy dentro de sí.
En cualquier caso, "Une nouvelle amie" destaca y brilla por la cálida y sencilla humanidad de sus imágenes, de su relato, aunque siempre se agradece una narración tan exquisita e inteligente, a fin de cuentas una cinematografía tan estimulante, para expresar sentimientos tan nobles.
Gran película.
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