miércoles, 13 de noviembre de 2019

Midsommar - 2019


Director: Ari Aster


A este blog regresa la furia, a este blog regresa la ira, a este blog regresa la rabia.
Una película de terror. Qué es una película de terror al lado de todo lo que ha sucedido en las últimas semanas.
Uno pensaría que las cosas, y por "cosas" me refiero a nuestras infames autoridades, a nuestro repugnante gobierno, se calmarían luego de sacar a los militares de las calles y deponer el toque de queda, pero no, las cosas han ido incluso a peor:
centros de tortura en estaciones de metro, bodegas de supermercados y, por supuesto, comisarías (como la que está a dos cuadras de mi casa, en donde adolescentes, menores de edad, fueron obligadas a desnudarse, abrirse de piernas, mostrar sus genitales);
una cantidad por lo menos escandalosa de personas con ojos reventados (récord mundial, orgullo nacional, maravilla personal del presidente: la Historia, la Gente te culparán, tu rostro será sinónimo de muerte, tu legado los crímenes cometidos en tu nombre), un muchacho ciego de por vida;
heridos y lesionados por miles, más de veinte muertos, ya dije la otra vez que la gran mayoría muertos en más que sospechosas circunstancias (todos aparecían completamente calcinados, evidencias y todo, en locales "saqueados"... luego, claro, casos que no podían encubrirse: el muchacho asesinado por un militar en una ciudad que no tenía toque de queda ni que tampoco estaba en estado de emergencia... y para qué hablar de las, ejem, negligentes autopsias de los cadáveres calcinados, con heridas de bala que no se investigan...);
un loco, un puto terrorista supremacista, gringo para más remate (gringo tenía que ser el fucking motherfucker), amigo de altos personeros del gobierno que se quedan en criminal silencio, disparando civiles;
videos por montones de pacos drogados haciendo lo que quieren (atropellando personas, tirándoles las motos y los autos encima, golpeando brutalmente incluso a carabineras de civil los muy ridículos), un comerciante en coma inducido porque le llegó una lacrimógena en plena frente, una chica que recibió un lumazo en su entrepierna, estaciones de metro y micros misteriosamente abandonadas, una población literalmente cercada por carabineros que no dejan pasar bomberos ni ambulancias ni prensa (aunque los muy cerdos estén trabajando codo a codo con este gobierno de conchasdesumadre) mientras agreden a esos vecinos, con bombas y helicópteros y armas de fuego, mientras se defienden con tablas de madera o metales...
Y uno sale pensando si algún hijo de puta te disparará en los ojos, si te golpearán porque sí, si quién sabe qué...
Pero tengo esperanza y por primera vez puedo decir que me siento orgulloso del país en el que vivo, de la gente que me rodea, porque este país ya no les pertenece a los poderosos, a los fascistas, a los asesinos, a los violadores, a los ladrones;
de ahora en adelante le pertenece a la gente que en masa sale a las calles a protestar, con rabia y pena y dolor, pero con esperanza, esperanza que veo en las caras y las miradas que me rodean, una luz que no se deja extinguir por la brutalidad policial, por la estupidez y arrogancia de las autoridades políticas, por la indolencia e ignorancia de los sectores más privilegiados de la sociedad (cuya educación y cultura brillan por su ausencia).
Y yo cambiaré, yo cambié:
dejaré atrás la ingenuidad, no perderé más el tiempo tratando de convencerme que debajo de esos asquerosos uniformes verdes hay seres humanos, porque esas bestias no son seres humanos;
para mí los pacos están muertos:
no tienen alma, no tienen moral, no tienen humanidad;
para mí, de ahora en adelante todos los pacos y pacas son unos hijos de puta asesinos y traidores hasta que demuestren lo contrario;
para mí, no existirá jamás compasión ni perdón ni ecuanimidad por alguien que vista uniformes verdes, que empuñe armas contra la gente indefensa (profesoras, paramédicos, ancianos, niños -con ojos heridos-, hombres, mujeres, seres humanos de verdad, de carne y hueso, no como esos monstruos blindados, con granadas en lugar de corazones, con petróleo en lugar de sangre, con metralletas en lugar de cerebros), y rezaré, sí señores, rezaré porque escupan sobre esos uniformes verdes, porque esos uniformes verdes sangren, porque sufran en carne propia un millón de veces la maldad que han causado impunemente, porque sus vidas se conviertan en un infierno de vergüenza, ignominia y degradación.
Y sobre nuestro gobierno y nuestro presidente, a quienes culpo de todo, no me hagan ni comenzar, porque tengo furia y rencor para el resto del año y el tiempo que sea necesario, con tal de que nunca más vuelvan a sentarse encima de la gente.
Para ir terminando esta parte les dejo dos fragmentos, las líneas iniciales y las líneas finales, de Imprecación a la bestia fascista, poema que Pablo de Rokha escribió el año 1937 (y que pueden leer, ojalá, en este enlace, en la página 250 o 245):

"Contra el pueblo y su ley, echando babas, bufando, echando sangre y montañas de barro
mordiendo los estercoleros,
andrajosos de caverna, miserables, horteras de convento, bestias negras,
fariseos espantosos de la dignidad humana,
sudando, bramando, mostrando la dentadura, ensangrentada de horrorosos y amarillos puñales,
echáis al gran animal contra el horizonte,
ensuciando al hombre y al siglo y a "dios con vuestro comercio de alcantarilla."

y

"Cara a cara a la historia, os crucifico:
que aborten, horriblemente, vuestras hijas en los pantanos,
que os estalle hinchada la lengua,
que la maldición proletaria se os enrosque a la garganta ensangrentada, como una gran víbora,
y vuestros descendientes se avergüencen de sus antepasados,
que la tierra, ardiendo, abra la tenaza de sus abismos y os trague, despernancándoos,
como a bestias funestas, escarnio de sabandijas y alimañas."

Ahora bien, la película.
(Me he dicho todos los días, me intento convencer, que es compatible hacer lo que uno hacía con "normalidad" y continuar con las protestas. Quería ver esta película, quería ir al cine. Lo he dicho: sin cine qué soy, no soy nada, al menos no soy yo).
A mí me gustó "Hereditary" y esperaba con ansias "Midsommar", su segunda película. Una película de dos horas y media, la duración media de las obras maestras he dicho en un par de ocasiones (aunque en los últimos meses no haya podido ver películas de tal metraje para refrendar ese axioma que hago mío como un tatuaje, como una cicatriz). Una película que denotaba saludable ambición. Una película, digámoslo de inmediato, genial, magnífica, brillante, impresionante, apabullante. Una obra maestra. Me encantó. Me deslumbró. De una madurez y seguridad y potencia formal admirable; de una elegancia, sutileza y libertad narrativo-dramática fantástica. Una película tan demente, malsana, retorcida, enferma, como deliciosa, exquisita, compleja e inteligente. Una experiencia arrolladora, suicida, arriesgada. ¿Terror? Mejor aún: tensión perpetúa e irrespirable; incomodidad e incertidumbre; una sensación, tan ambigua como rotunda, de inquietud y fatalidad. Cuando terminó no dejaba de pensar en que bien podía haber durado tres horas o más y yo feliz, porque lo que importa acá no es el argumento (si bien la base, el motor narrativo, el esqueleto que estructure los arcos dramáticos, sea la complicada relación amorosa de la protagonista con su, francamente, idiota novio) sino la atmósfera, este ambiente que el director construye y domina tan condenadamente bien, como un maestro, este descenso de locuras y grotescas tradiciones, ejem, folclóricas, que se convierten en una soleada pesadilla sin retorno.
(Por cierto, me acabo de enterar de que, justamente, el director había montado una versión de casi cuatro horas que A24 le pidió recortara hasta los 147 que todos conocemos. Luego se puso a trabajar en un Director's Cut, que agrega unos 25 minutos. Dicha versión ya está afuera y de hecho le estuve echando una ojeada, más o menos en las partes en las que yo, modestia aparte, ojo avezado y experto, me decía "mmm... esta parte está editada de una forma extraña, extraña como si se hubiera tijereteado a la mala", y sí, el montaje "total" es aún más armónico, sutil y fluido del que vi en salas recién, dando cuenta del cuidado formal-narrativo nivel Hitchcock que el director puso en este relato, pero, por si quieren saber, digamos que lo esencial sigue en las salas, lo que quedó fuera fueron escenas en donde nos adentramos un poco más en las relaciones o interacciones de los gringos con los suecos o entre los mismos amigos, de la protagonista con su novio antes de viajar, y otra retorcida ceremonia que desemboca en otra discusión entre los novios... Hubiera preferido ver esto en una sala de cine como corresponde, pero ya lo he dicho: la versión estrenada es brutalmente genial.)
Estoy seguro de que tenía más cosas que decir, pero estoy algo agotado y la primera parte de la entrada me drenó un poco el cerebro. Antes de que lo olvide: me rindo en aplausos ante Florence Pugh, actriz que llamaba mi atención aunque aún no la había visto, en efecto, actuar. Tremenda, portentosa interpretación la suya (y de una peculiar belleza, su rostro me encantó, y me alegro que Ari Aster le sacara bastantes primeros planos). Segundo: Ari Aster es un director de verdad, notoriamente un director que sabe de cine, un director que crea imágenes (conoce las imágenes que está creando), que crea atmósferas (está plenamente consciente de los mecanismos e instrumentos narrativos), que crea la tridimensionalidad y coherencia total de un relato (pletórico de detalles, de texturas, de relieve tan únicos como unidos con lo que le antecede y prosigue), y que es un gran director de actores. Por último: como casi todo lo que he hecho en esta entrada ha sido adjetivar esto o lo otro, seamos algo más sustanciosos. El argumento es simple y sencillo: la protagonista, una superlativa (perdón) Florence Pugh, sufre un trauma personal y con su novio, con quien mantiene una relación tensa y desigual, deciden darse una oportunidad. Con otros amigos viajan a Suecia, a una comunidad que estará celebrando nueve días de ceremonias que responden a su propia cosmovisión de las cosas. Desde luego, las cosas serán, cuanto menos, rarísimas. No hay que quedarse con la superficie, aunque ésta esté ejecutada de forma brillante. "Midsommar", tomando como excusa esta premisa de horror folclórico, es en realidad un complejo entramado psicológico que reflexiona y explora en las relaciones de poder, en los conflictos personales e interpersonales, estableciendo un interesante contrapeso entre lo extremo de la conducta de los suecos (no obstante de una pasmosa seguridad interior) y la supuesta moral férrea de los gringos, que sin embargo no dejan de lastimarse, no necesariamente en la piel, pero sí por dentro, bajo la piel, como insectos que corroen la carne y los órganos, dañándose a un nivel no fundamentalmente físico. Es una película a la que hay que estar atento, porque si hay algo más interesante que el impacto de las secuencias más dementes, eso es la manera en que los personajes se observan, se hablan, estudian lo que los rodea, como un ejercicio bergmaniano, dándose cuenta que acaso el horror que viven radica menos en las ceremonias de los suecos que en el vacío de sus relaciones, en ese hueco negro en el que conviven como a la deriva, sabedores de que ante cualquier cosa estarán, justamente, huérfanos, porque los falsos amigos son arañas que te dejan a merced de los depredadores.
Como sea, ya he dicho suficiente. Ari Aster se une a los "nuevos realizadores" de este década que más me interesan, a saber: el susodicho, S. Craig Zahler, los hermanos Safdie (¿estrenarán "Uncut Gems" por acá?), y si me falta algún nombre, díganmelo y lo discutiremos, porque para eso estamos, queridas amigas y amigos. Por ahora, qué les puedo decir: vean "Midsommar", una de las mejores películas del 2019. Que quede dicho (escrito).

(Y si hay algún error de sintaxis u ortografía, me lo perdonan, porque tengo sueño y le dí click a "Publicar" sin revisar nada antes.)

2 comentarios :

  1. Ante todo, vaya mi solidaridad y apoyo al noble pueblo chileno, que no se merece a esa ralea de impresentables que sufrís desde hace demasiado tiempo. Aquí ha sido asquerosa la indiferencia con la que los medios se han tomado unos hechos gravísimos, mientras estaban "muy indignados" con la situación en Venezuela. Sobran las palabras. Sólo te digo que la extrema derecha ha aumentado en 28 escaños... Vivimos tiempos en los que, o salimos a las calles a protestar, o nos comen los de siempre...
    La película, recién la he visto y tenía pensado comentarla mañana, pero va a ir muy en consonancia con tu visión.
    Ánimo y fuerza!!!
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias amigo.
      Uno se pregunta dónde está ese presidente que hacía todo un show mediático para llevar ayuda humanitaria a Venezuela, pero que ahora avala crímenes en contra de los derechos humanos bajo sus narices, sin decir nada de nada, haciendo literalmente todo mal (anoche quería sacar a los militares a la calle otra vez, pero estos se negaron; en su lugar, hace que uniformados retirados vuelvan al servicio). Decir que son hipócritas es poco, poquísimo.
      Espero que todo esto sirva para despertar de verdad, pero el mundo me tiene confundido. Espero que esos 28 escaños no aumenten, ni allá ni acá ni en ningún lado. Lamentablemente, como bien dices en tu entrada sobre Z, algunos, muchos incluso, esperan a tener que llorar sobre la leche derramada para darse cuenta del daño que provocan.
      Estaré atento a esa entrada, como siempre.
      Muchas gracias de nuevo, y un gran abrazo, para el ahora y el mañana. Ya nunca dejaré de pensar y de gritar "¡Venceremos!"
      Saludos.

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