sábado, 4 de enero de 2014

The Wolf of Wall Street - 2013


Director: Martin Scorsese

  Decir que este filme de Scorsese ha dado que hablar es quedarse corto, ya que la etiqueta de polémica le queda mejor. Se le ha criticado duramente su contenido y que muestre el consumo de drogas y el sexo casual con cierto glamour o admiración. De hecho, un sujeto en un pase antes del estreno se acercó a Scorsese a decirle que debería darle vergüenza lo que hizo. Como si fuera poco, a muchos otros les disgusta que dure 179 minutos. Como si la duración determinara la calidad -he visto filmes de 70 minutos que son horribles, y nadie puede dudar de la calidad de "Los 7 Samurais" o "Érase una vez en América", que duran más de cuatro horas-. En resumen, no les gusta porque no se cuadra con su moral de quién sabe cuantos años atrás, y porque dura mucho -a lo cual debo adivinar que no la han visto por ello-. Pues bien, esas son estupideces y, por favor, dejemos de hablar de estupideces. Si no les gusta la moral y la duración del filme vean "Phineas y Ferb", que duran como 10 minutos y siempre hay lindas moralejas.
Por suerte, "El Lobo de Wall Street" también ha recibido alabanzas, y bien merecidas que las tiene. Ahora pasemos a lo importante.


"No hay honradez en la pobreza. He sido rico, y he sido pobre, y déjenme decirles, prefiero ser rico. Prefiero enfrentarme a mis problemas sentado en mi limusina".
-Jordan Belfort.

  "El Lobo de Wall Street" trata sobre Jordan Belfort, un sujeto que logró, literalmente, juntar montañas de dinero gracias a sus conocimientos en la bolsa estadounidense. Conocimientos legales e ilegales, el dinero que ganaba también le permitió una vida llena de lujos y excesos. Y como dicen, todo lo que sube tiene que bajar. Esta historia está basada en las memorias de Jordan Belfort, quien ahora vive ganando dinero limpiamente contando cómo ganó tanto dinero suciamente.


  Voy a empezar diciendo que este filme me gustó, lo pasé bien y disfruté sus tres horas de metraje -que para los detractores de las largas duraciones, se pasaron volando-. Pero no hay que irse al extremo, ya que si bien "El lobo de Wall Street" es buena y entretenida, no deja de tener unas cuantas cosas que le debo reprochar. Pero son mínimas, de lo contrario no me habría gustado.

Comenzaré por el guión, escrito por Terence Young, el creador de "Boardwalk Empire" -serie de la cual Scorsese dirigió el piloto, uno de los episodios mejor dirigidos de toda la serie-. No tengo mucho que reprocharle, ya que su guión es audaz, directo, y se nota que está bien escrito -como maneja los tiempos, la información, el espacio, etc.; cosas que luego Scorsese se encarga de transformar en imágenes-.
Tenemos a DiCaprio como el narrador que hila los acontecimientos de su vida. De su auge y su caída. Un recurso que me parece acertado, y que verán que su resultado es, por decir lo menos, estimulante. En esa línea del protagonista que narra su vida, Belfort nos explica cosas, da sus opiniones, etc. El problema es que había ocasiones donde su narración era casi meta-cinematográfica, entorpeciendo un poco la 'seriedad' del momento -como "Kiss Kiss Bang Bang" (2005), donde dicho recurso narrativo sí que quedaba sensacional-. Por ejemplo, al inicio, cuando vemos un ferrari color rojo siendo manejado por él: su voz en off dice "qué demonios, mi ferrari no era rojo, era blanco", y en la misma toma el auto cambia de rojo a blanco. "Así está mejor". Puede que sea simpático, pero no es algo que se siga usando salvo un par de ocasiones más. Hubiese sido mejor que con su narración no invasiva bastase, pues dicha meta-narración resulta un mero capricho.
Salvo ese detalle, el resto del guión -entiéndase diálogos, estructura, información, etc.- es correcto y audaz. Antes de pasar a lo siguiente, este filme comienza cuando Jordan Belfort ya es exitoso, y luego nos lleva a cuando era de clase media, tiempo en el que logró su ascenso. Seguimos esa línea de ascenso hasta que llegamos donde empezamos y seguimos hasta el final.


  Ya en la dirección de Scorsese, nada más decir que exuda energía por todos lados. Cada toma y cada plano es contagiado por la energía del momento que se está filmando -nótese las tomas continuas y "complejas" de los momentos de oficina, la cámara en mano de los momentos dramáticos, la sobriedad de algunos momentos de comedia, o los excesos de cuando se drogan y la representación de los efectos-. Siguiendo esa línea, el ritmo del relato es endiablado en general, y cuando se requiere, tiene su cuota de calma y relajo. Con respecto al montaje, el inicio me pareció "un poco mucho", o como dicen muchos, "como que me pareció como mucho". No obstante, su extrema rapidez no es motivo de queja, sino de una inofensiva observación.

Las actuaciones son también fenomenales. Leonardo DiCaprio nuevamente está en su salsa, y se nota que disfruta su papel -y si ni siquiera lo nominaron por su rol en "Django Unchained", dudo que la hagan por este. Aunque lo merece, desde hace mucho rato-. Lo mismo digo de Jonah Hill -que ha logrado una carrera destacable, alejándose de sus viles copias baratas que rondan en algunas basuras-, que interpreta a Donnie, el amigo más cercano de Jordan Belfort, nuestro caído protagonista. También destaco a Rob Reiner -padre de Belfort-, Margot Robbie -esposa de Belfort-, o la breve pero hilarante presencia de Matthew McConaughey. Todos lo pasan bien y lo demuestran con sus actuaciones.
(En la charla que tienen DiCaprio y McConaughey, es genial como el segundo le explica al otro que masturbarse es una necesidad que trasciende el placer personal. No se hace por gusto, sino porque "este mundo (el de las finanzas) es tan rápido que se necesita mantener el flujo de sangre apropiado. Liberar energías y no hacer implosión").


  Ahora ya refiriéndome a la polémica sobre que este filme idolatra a nuestro protagonista y sus costumbres y la cultura del exceso: primero que todo, hay que  tener claro que esta es una comedia negra y no un drama. Por lo tanto, la única forma de filmar la vida de estos sujetos es de la forma en que ellos la veían -y que también obedece a que Belfort es el narrador- y reírse de esa mirada. Porque eso es lo que vemos en este filme, una mirada burlesca a esa cultura del exceso. Un filme que se ríe de todas las cosas que alguien puede hacer mal. Es eso, o ver como el protagonista llora o va a un reunión de alcohólicos -y cocainómanos, heroinómanos, etc. etc. etc.- anónimos a decir lo mal que lo pasa. Pero no lo pasa mal, lo pasa bien. Entonces que muestren como lo pasan bien, las consecuencias, y riámonos de ellos. ¿Qué mal hay en ello?

Si profundizamos más, es una obvia lectura del capitalismo y todas las practicas que ello conlleva. Me parece interesante que Belfort, en una de sus tantas charlas a los empleados de su firma, afirmara lo siguiente: "Stratton Oakmont (la firma que fundó) es Estados Unidos". Belfort dice que su firma es la tierra de las oportunidades. Él cree en todos sus empleados y quiere beneficiarlos a todos. Quiere hacer a todos ellos ricos, para que olviden lo que es la pobreza -en vez de hacer a todos pobres, para que olviden lo que es la riqueza-. Este filme tiene varias lecturas, la moral -o sociológica o como quieran llamarle-, la política y la económica. Este filme no es sólo excesos ni falta de moral, es también un retrato de las cosas malas -y las cosas buenas-.

Así que por favor, en vez de detenerse sólo en las orgías, las drogas, el alcohol, el ver a DiCaprio jalando coca del ano de una prostituta, o Jonah Hill masturbándose en medio de una multitud, vean más allá. Después de todo, estamos en la era de la información, donde todos saben mucho y deberían ser capaces de no quedarse en la superficie de las cosas.
Y para eso les recomiendo empezar viendo este filme de Scorsese, que aclaro, no es su obra maestra ni está entre sus mejores filmes, pero no tiene desperdicio verlo. Es una gozada sin complejos ni culpas.

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