Creadores: Christopher Cantwell & Christopher C. Rogers
Siempre he considerado un logro ver una temporada completa, de la serie que sea. Más aún si lo que prefieres ver son películas, si lo que realmente te apasionan son las películas. Y no es que menoscabe a las series de televisión, pero para ver una película hay que estar en un estado especial, pues para mí son una gran experiencia -aunque no siempre sean buenas; no obstante, no soy de aquellos "sabelotodos" que odian el 95% de las películas que ven...-; en cambio, cada vez que estoy medio cansado y no totalmente concentrado, no completamente en ese estado especial, prefiero ver series... no exigen tanto, o al menos nunca me siento exigido por el común de las series -como siempre, hay excepciones que son verdaderos retos, a la mente y al espíritu-. Y esto lo digo a raíz de que "Halt and catch fire", serie del canal AMC, casa de "Breaking bad", "The walking dead" y "Mad men", además de otras que no logran salir de las sombras generadas por esos tres colosos mediáticos -la primera y la tercera merecen dichos reconocimientos sin duda alguna, la segunda...-, ha recibido positivos y estimables comentarios a pesar de ser, a grandes rasgos, mediocre, sin emoción y tramposa en el transcurrir dramático y argumental. Dicen que es encantadora, pero no tiene encanto; dicen que es de lo mejor en series de este año, pero ni loco llega al top 5; dicen muchas cosas que en realidad no corresponden.
Sí, es un logro ver una temporada completa, especialmente si es de una serie que se conforma con existir y no ir más allá de sus posibilidades, que ahora que lo pienso, probablemente ni siquiera las tuvo en primer lugar. Pero dejemos estas reflexiones para los párrafos que siguen...
Sí, es un logro ver una temporada completa, especialmente si es de una serie que se conforma con existir y no ir más allá de sus posibilidades, que ahora que lo pienso, probablemente ni siquiera las tuvo en primer lugar. Pero dejemos estas reflexiones para los párrafos que siguen...
Ambiantada en el año 1983, el contexto es el negocio de las computadoras: IBM, Macintosh, Microsoft, todas compañías que luchan por ser lo más grande, por producir el producto más deseado. Además, esos son años cruciales para el negocio, años en que ciertamente muchos avances comienzan a gestarse y visionarios comienzan a hacer que el futuro llegue más rápido. Joe MacMillan, Gordon Clark y Cameron Howe son un improbable trío que, bajo el alero de Cardiff Electric, comienzan a fabricar la computadora de sus sueños. El cielo parece ser el límite.
Creo que ya he sido bastante claro en que, para mí, las series de televisión nunca superarán a las películas, por muy buenas que puedan ser, especialmente si provienen de HBO, FX -que ha crecido un montón este último tiempo, algo que dudo puedan mantener, a la vista de las series que han sacado y a las que han dado luz verde- y la presente AMC. Pero parece que muchos, que piensan que el cine no va más allá de los límites de Hollywood, tienen la idea contraria: la televisión ha superado al cine, de capa caída en esta era. Nunca he escuchado/leído tanta falacia junta, pero allá ellos, allá uno.
No obstante, es sorprendente cuando dicha afirmación proviene de un cineasta consolidado y respetado como Juan Jose Campanella, ganador del Oscar con su "El secreto de sus ojos". Y no es que yo, un sujeto bajo seudónimo que escribe en un pequeñísimo blog, pretenda pasarme de listo ante un ganador del Oscar, pero consideraría en algo su afirmación si es que la serie para la que dirigió los dos primeros y el último episodio fuera, al menos, tan poderosa, emocionante y con un rico lenguaje propio como lo que cualquier sujeto premiado y aclamado hiciera en el cine. Y no digo que los premiados sean los mejores, pues hay gran cantidad de verdaderos autores que no reciben ninguna basura de premio -otros grandes sí reciben, no nos pongamos extremistas-, pero se les podría exigir un mínimo de calidad considerando que dichos premios son los que les dieron la gran oportunidad de dirigir una serie de televisión. De todas formas no pretendo alargarme en este insensato y sin importancia punto, asi que acabaré señalando que si la televisión es tan grande y genial como los twitteros compulsivos y seguidores de modas señalan -además del mencionado Campanella-, "Halt and catch fire" no es de esas que podrían darle algo de leña a la discusión. Pienso que las declaraciones de Campanella -leídas en un periódico, cero posibilidad de leerlas online, y a estas alturas ya no puedo ni siquiera parafrasear con propiedad aunque la idea central es esa de "televisión es mejor que cine en la actualidad"- fueron más ruido que otra cosa, que es lo más probable dado que el rating ha estado bajo, y como uno siempre quiere que el fruto de su trabajo sea visto masivamente, vas y les dices que es súper genial, mejor que cualquier película, esperando entonces que los pobres incautos lleguen como animales a encender la televisión.
No obstante, es sorprendente cuando dicha afirmación proviene de un cineasta consolidado y respetado como Juan Jose Campanella, ganador del Oscar con su "El secreto de sus ojos". Y no es que yo, un sujeto bajo seudónimo que escribe en un pequeñísimo blog, pretenda pasarme de listo ante un ganador del Oscar, pero consideraría en algo su afirmación si es que la serie para la que dirigió los dos primeros y el último episodio fuera, al menos, tan poderosa, emocionante y con un rico lenguaje propio como lo que cualquier sujeto premiado y aclamado hiciera en el cine. Y no digo que los premiados sean los mejores, pues hay gran cantidad de verdaderos autores que no reciben ninguna basura de premio -otros grandes sí reciben, no nos pongamos extremistas-, pero se les podría exigir un mínimo de calidad considerando que dichos premios son los que les dieron la gran oportunidad de dirigir una serie de televisión. De todas formas no pretendo alargarme en este insensato y sin importancia punto, asi que acabaré señalando que si la televisión es tan grande y genial como los twitteros compulsivos y seguidores de modas señalan -además del mencionado Campanella-, "Halt and catch fire" no es de esas que podrían darle algo de leña a la discusión. Pienso que las declaraciones de Campanella -leídas en un periódico, cero posibilidad de leerlas online, y a estas alturas ya no puedo ni siquiera parafrasear con propiedad aunque la idea central es esa de "televisión es mejor que cine en la actualidad"- fueron más ruido que otra cosa, que es lo más probable dado que el rating ha estado bajo, y como uno siempre quiere que el fruto de su trabajo sea visto masivamente, vas y les dices que es súper genial, mejor que cualquier película, esperando entonces que los pobres incautos lleguen como animales a encender la televisión.
Pues no, señoras y señores, "Halt and catch fire" tiene de bueno su opening, su banda sonora y una que otra composición fotográfica; todo lo demás es relleno barato y, miren ustedes, vacío: relleno vacío, ¡wow! Qué gran logro desbloqueado, amigos. Y claro, además de la historia relleno, en cuanto a lenguaje tampoco hay nada cinematográfico en esta serie.
El opening, de esos memorables y geniales, para mí luce como unos espermatozoides computacionales que intentan llegar al óvulo computacional para hacer una penetración computacional y así dar a luz a un computador. No sé si soy yo solamente o de verdad es eso lo que el opening nos dice. En cualquier caso, de eso se trata, más o menos, la primera temporada: en la creación de una computadora que pueda competirle a las grandes empresas, pero no por ser más rápido y más barato, sino por ser el futuro, la octava maravilla de la materia.
"Halt and catch fire" es, no lo negaré, interesante. Todo su rollo informático es bastante bonito y divertido, pero como conjunto la serie no logra hacerle justicia a tan llamativa premisa y base argumental. Le falta consistencia, pues simplemente funciona a ratos: ahora estamos arriba pasándolo bien, ahora estamos abajo cayendo ante el sopor. No hay nada realmente bien dibujado, nada tan potente como para elevar la calidad de la serie y hacerla memorable continuadamente. Nada de nada.
Empecemos con los personajes, hechos a la rápida y sin mayor profundidad que el arquetipo que representan: Gordon Clark, el ingeniero brillante pero medio fracasado que necesita un empujón de un visionario, rol que le cae a Joe MacMillan, un gran vendedor que tiene una gran imagen pero, adivinen, nada por dentro; para completar el trío, Cameron Howe es la programadora o creadora de software superdotada, la que puede, literalmente, tirar el futuro hacia el presente con sus propias manos... pero que es demasiado loca y desordenada y algo anárquica. MacMilan y Howe tienen sexo y luego se medio enamoran -no se enojen, desde el primer episodio que esto se huele-, hay varias peleas entre estos tres, Gordon Clark tiene una esposa y una familia que no puede descuidar, etc. Estamos ante un mar de lugares comunes unidos por más lugares comunes. Y si los personajes son planos como ellos solos, ya ni se imaginan los conflictos, que además pecan de previsibles y fugaces.
Empecemos con los personajes, hechos a la rápida y sin mayor profundidad que el arquetipo que representan: Gordon Clark, el ingeniero brillante pero medio fracasado que necesita un empujón de un visionario, rol que le cae a Joe MacMillan, un gran vendedor que tiene una gran imagen pero, adivinen, nada por dentro; para completar el trío, Cameron Howe es la programadora o creadora de software superdotada, la que puede, literalmente, tirar el futuro hacia el presente con sus propias manos... pero que es demasiado loca y desordenada y algo anárquica. MacMilan y Howe tienen sexo y luego se medio enamoran -no se enojen, desde el primer episodio que esto se huele-, hay varias peleas entre estos tres, Gordon Clark tiene una esposa y una familia que no puede descuidar, etc. Estamos ante un mar de lugares comunes unidos por más lugares comunes. Y si los personajes son planos como ellos solos, ya ni se imaginan los conflictos, que además pecan de previsibles y fugaces.
Así es, los conflictos dramáticos son tan o más planos que los personajes; es más, me atrevo a decir que no hay realmente un conflicto. "Halt and catch fire" se articula a base de mentiras, falsas promesas y golpes efectistas: estamos en el camino al éxito y ¡sorpresa!, ocurre un problema que amenaza todo por lo que tanto han trabajado. Pasa el rato y adivinen: problema solucionado. En ningún momento de la temporada hay un conflicto real, por lo que ya se podrán ir imaginando que verla se hace tremendamente forzoso, pues las etapas que se van sucediendo son un compilado de situaciones y frustraciones que no significan nada, que no tienen peso ni poderío emocional: no hay nada realmente en juego, por más que nos intente meter eso por la garganta. "Halt and catch fire" descansa en los fuegos artificiales que de vez en cuando se saca de la manga, pero no es suficiente, pues ¿de qué vale la pena tanto artificio si no hay un problema central a modo de gran arco de temporada que justifique esos problemas y les otorgue un grado de tensión? No nos engañan: sabemos que saldrán victoriosos.
Ahora bien, tenemos los conflictos generales, esos que "impiden" la llegada al gran logro que es la gran computadora, pero también están los interpersonales, no mucho más imaginativos que los oficiales o formales o más atingentes al tema de fondo de la serie. No, esperen, ¿cuál es el tema de fondo? ¿El negocio de las computadoras o el esfuerzo humano, los sueños rotos y la sangre y el sudor detrás de ello? Sinceramente no puedo discernir al respecto: ninguna de las dos líneas tiene peso ni logra respirar y fluir por cuenta propia. Se nos recuerda constantemente, casi con carteles, que hay problemas en ambos aspectos, que son tan sólo problemas arquetípicos con personajes arquetípicos. ¿Dije ya que Joe MacMillan tiene problemas con un padre autoritario y una madre ausente? Uf, y Gordon tiene problemas matrimoniales de seguro. Y cuando lleguen al trabajo de la esposa, Donna, tendrán más "sorpresitas" que les demostrarán que estamos ante una serie brillantemente escrita y pensada. Tanta profundidad, tramas tan originales...
Ahora bien, tenemos los conflictos generales, esos que "impiden" la llegada al gran logro que es la gran computadora, pero también están los interpersonales, no mucho más imaginativos que los oficiales o formales o más atingentes al tema de fondo de la serie. No, esperen, ¿cuál es el tema de fondo? ¿El negocio de las computadoras o el esfuerzo humano, los sueños rotos y la sangre y el sudor detrás de ello? Sinceramente no puedo discernir al respecto: ninguna de las dos líneas tiene peso ni logra respirar y fluir por cuenta propia. Se nos recuerda constantemente, casi con carteles, que hay problemas en ambos aspectos, que son tan sólo problemas arquetípicos con personajes arquetípicos. ¿Dije ya que Joe MacMillan tiene problemas con un padre autoritario y una madre ausente? Uf, y Gordon tiene problemas matrimoniales de seguro. Y cuando lleguen al trabajo de la esposa, Donna, tendrán más "sorpresitas" que les demostrarán que estamos ante una serie brillantemente escrita y pensada. Tanta profundidad, tramas tan originales...
Lo peor es que si tenemos intentos de conflictos que se desechan de inmediato porque ningún conflicto es más grande que sus personajes, cerca del final, en el episodio nueve, surge un germén de conflicto que pudo haber tenido mucho potencial pero que, tal como adelanta el "pudo haber tenido", se desaprovecha terriblemente. De repente tenemos estallidos que no alcanzan a angustiar pues son solucionados con extrema rapidez. En el fondo, no se logra construir tensión con el poco material que se ofrece.
"Halt and catch fire" es interesante y funciona a ratos, es decir, con esos problemas menores que en ocasiones logran parecer todo un sufrimiento pero que vuelven raudamente al caudal de gris mediocridad acostumbrada -y la balanza arroja 80% mediocridad y el resto de divertimento correctamente logrado-; similar situación con los personajes, cuyas interrelaciones a veces son interesantes y hasta divertidas -admito que se me salieron un par de sonrisas-, pero con una concepción tan plana y cliché que realmente no logran salir de esa carcasa. El único par de episodios buenos son el primero y el sexto, aquel en que ocurre una tormenta... ese, el sexto, es, sin exagerar, un gran episodio, pues además se logra romper un poco esa carcasa y ver personajes humanos con aparentes conflictos humanos. No obstante, no se ilusionen: es la excepción a la regla.
No digo que todo sea malo en esta serie. Sólo que esos destellos de calidad son promesas que se desinflan solas por la propia incompetencia de sus resposables, que quizás no se dieron cuenta de que, en primer lugar, todo el lío del negocio de las computadoras no da para una serie buena de verdad.
No digo que todo sea malo en esta serie. Sólo que esos destellos de calidad son promesas que se desinflan solas por la propia incompetencia de sus resposables, que quizás no se dieron cuenta de que, en primer lugar, todo el lío del negocio de las computadoras no da para una serie buena de verdad.
En fin, "Halt and catch fire" es plana, insípida e inconsistente; no se dejen cegar por esos destellos, la calidad del conjunto es pobre y débil. Yo he quedado con un terrible gusto a poco, o quizás una gran decepción... no estoy seguro. Lo único que sé es que no les recomiendo esta serie, ya que a mi entender, no vale la pena. La finalísima captura, en tan sólo tres palabras, podrá definir a la perfección mi sentir con esta temporada, que será sucedida por otra, igualmente de diez episodios. Yo mejor debería ponerme al día con "Mad Men", que de verdad vale la pena.
Ah, bueno, y ese final de temporada... tal como he dicho en esta entrada, ver una temporada completa es todo un logro, todo un esfuerzo, y tal como el final de esta temporada sugiere a los cuatro vientos, todo ha sido en vano. Diez episodios hacia ninguna parte, eso es lo que nos ofrece "Halt and catch fire". Ni más ni menos -¿podrían ofrecer menos? Ciertamente no nos pueden ofrecer más: no son capaces-.
Ahí se ven.
Capturas informáticas
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