Director: Jim Mickle
Lo que es esto de perder el tiempo... como si no fuera suficientemente malo que uno lo desperdicie por sí mismo, más encima tengo que hacerme cargo de los asuntos de otros ¿Y cómo queda la balanza? Tengo menos tiempo para ver películas, y este ya fue un día sin natación. Gracias, muchas gracias, los demás siempre ganan. Con respecto al blog, acá estoy con la intención de ver y comentarles películas del año 2014, el mismo al que le quedan, exactamente, dos meses para que se acabe y todos lo olvidemos por completo -más o menos-. Quería comenzar con esta especie de ciclo 2014 hace bastante tiempo pero no me daba la energía, vaya uno a saber por qué. Lo bueno es que me discipliné y comencé, así que acá estamos, actualizándonos. "Cold in July" es la cuarta película de Jim Mickle, sujeto que se ha hecho conocido por sus anteriores cintas de terror... no sé si el de verdad o el accesible a públicos masivos, ese terror no tan terrorífico como solamente efectista. Habiendo visto su "Stake Land", que francamente me pareció una basura, quizás lo suyo sea la segunda categoría, pero no estamos hablando de terror en el caso de "Cold in July", al menos no del "género"; en esta ocasión, Mickle apuesta por un relato criminal con elaborado argumento que, cosa buena, resulta ser una muy estupenda película.
Richard es un sujeto común y corriente que tiene una tienda que fabrica marcos para fotos, pinturas, etc., y que vive con su bella mujer y su hijo. No es una vida muy movida pero no puede quejarse porque, al fin y al cabo, es tranquila y suficiente y, afortunado sea, no parece perder el tiempo en cosas ajenas. Pero cuando un ladrón se mete en su casa y él saca su arma y defiende su propiedad... bueno, digamos que es el comienzo de la elaborada trama.
No sé si el cine de terror que Mickle hizo en sus tres película previas es auténtico, ese que de verdad ahoga y angustia, o es tirado más al mainstream que tanto gusta a las adolescentes estadounidenses, más llenas de morbo y líbido que cualquier otra cosa. Habiendo visto y soportado "Stake Land", me atrevo a decir que lo de Mickle se ubica en la mitad pero con tendencia hacia la segunda opción. Y ya sabemos que la segunda opción tiene un sólo ingrediente que hace que sus productos triunfen tan escandalosamente entre su hambriento público:la sustancia X el efectismo -perdón por prácticamente repetir el párrafo introductorio, pero era necesario; y para serles sincero, no me di cuenta hasta que lo releí, jeje-. Y digo efectismo con cierto desdén, pues aunque no sea algo malo per sé, en lo relativo al terror su uso parece centrarse exclusivamente en generar saltos y otros trucillos baratos en vez de hacer una buena película de verdad. Pero el hecho de que Mickle venga del terror hace que ese punto, por muy paradójico que pueda sonar, sea su gran fortaleza a la hora de construir "Cold in July", tanto en lo narrativo como en lo estético; y como ahora no estamos hablando desdeñosamente, nombraremos dicho elemento de otra manera: efectos dramáticos. Ahora bien, estos efectos dramáticos se construyen acertadamente desde ambas vertientes mencionadas: desde la narrativa, por haber aprovechado bien los elementos dramáticos propios de la historia; y desde la de los efectos, por saber potenciar audiovisualmente esos elementos dramáticos -y también los sustanciales, ni tan profundos pero ni tan ausentes-. Mickle dirige con tino y con pulso, y eso se nota porque de principio a fin "Cold in July" es interesante e intrigante: un buen equilibrio entre lo que se cuenta y el cómo se cuenta.
Comenzaré profundizando levemente en el cómo se cuenta: a través de la incertidumbre, el desconocimiento, la desorientación. Porque desde el inicio, cuando vemos a Richard sacando su arma para ver qué es lo que hace ruido en su casa, la cosa no se detiene y nos hallamos en todo momento ante una incógnita: ¿qué sucede?, ¿dónde está?, ¿qué sucederá? La pelicula se mueve de incertidumbre en incertidumbre, y siempre pasamos de una a otra suave y verosílmente. Puede que las cosas escalen un poco rápido en cuanto a la magnitud de la mierda en que se meten los personajes, pero uno no se lo cuestiona, pues la trama avanza sin comodines ni ases bajo la manga -algo propio de guiones efectistas y simplones- sino con migajas acertadamente dejadas ahí para ser recogidas. Si hacemos comparaciones o metáforas, podríamos decir que "Cold in July" obecede esa ley física que señala que la energía no se crea ni se destruye sino que sólo se transforma; pues bien, acá la trama no se crea así de la nada sino que aprovecha sus elementos para transformarse en otra cosa aún más interesante y sórdida, pues tengan eso claro: "Cold in July" es un relato que no se queda quieto y permite sorprender con los tintes que va adquiriendo. Si les digo de qué trata al final... no me lo creerían, créanme eso.
Y relativo a lo estético, Mickle dirige con propiedad esos estados de incertidumbre, otorgando una apropiada sensación de confusión a cada estado en particular. Y acá se nota lo de los efectos dramáticos y la procedencia del terror de Mickle: en que logra generar una sensación incómoda, que no es miedo ni angustia ni sobrecogimiento sino más bien puro y simple nerviosismo. Y esto es así debido a que Mickle sabe poner sobre la mesa los elementos que están en juego: la familia, la vida del protagonista, la vida de los otros personajes, los objetivos por cumplir, etc. No verán en "Cold in July" sustos y saltos porque sí, vacíos y sin gracia; verán momentos en que efectivamente algo se pone en peligro y se juega con la potencial fatalidad, además del conflicto ético y moral que subyace durante toda la película. De todas formas, notarán que la puesta en escena de Mickle obedece más a un relato "de terror" que a un drama social-criminal, y esa es una gran decisión de parte de él.
Relacionado a esto último, otro gran acierto de Mickle es que es consciente de su capacidad y por ello se enfoca más en la trama bien elaborada, relatada y finalizada y los efectos de la misma que en cualquier tipo de sustancia, que tampoco le falta del todo. Es decir, "Cold in July" no es una película sobre la amistad, la familia, la justicia o el arrepentimiento por haber tomado una vida -incluso la de un vil ladrón- y la posterior redención. No. Quizás se toque y profundice levemente y sirva como líquido que ponga en marcha el motor narrativo, pero no es el núcleo central de la película; no más que el simple y respetable hecho de que el relato cuente una historia de sureños que quieren cerrar sus asuntos y dormir en paz. Jim Mickle y su "Cold in July" no reniegan del toque humano de la película, pero no se ahogan en discursos melosos que devoren lo que realmente les interesa: la trama y sus efectos. Y acá viene otro acierto: "Cold in July" no es efectismo pues cumple lo que promete. Siempre el efectismo tiene mucho de estafa y de falsas expectativas, lo cual no es el caso de la película pues las cosas adelantadas efectivamente se llevan a cabo y devienen en más peligro y situaciones desagradables. "Cold in July" no es una película que dé pasos en falso o, peor, que retroceda en sus planteamientos argumentales y sustanciales. Sabe lo que hace y no duda en avanzar por ese camino.
Eso sí, quizás habrán notado que no he dicho que el guión escrito por el propio Mickle y su habitual colaborador Nick Damici sea sólido, porque no lo es. No digo que la trama se vuelva insulsa y ridículamente inverosímil; sólo digo que hay un pequeño agujero en forma de pregunta sin resolver, pregunta cuya respuesta no encontrada motiva una determinación, determinación que tira hilos y mueve la trama, pero que lo hace por terrenos diferentes y lejanos a dicha motivacion. No me irrita particularmente no saber la respuesta a esa pregunta, pero cuando pienso detenidamente en ello sí me causa cierto resquemor en la nuca y me hace pensar que eso fue tan sólo una excusa barata, la única capaz de mantener en movimiento la trama. Y vuelvo a insistir en que esto no me molesta demasiado, pues como ya he señalado, "Cold in July" no se recuerda por su sustancia -algo que entra en juego en esto de la pregunta sin responder, eso sí- sino por la resolución de todo el entuerto. No obstante, la sensación de vacío permanece, pues tampoco era una pregunta al tuntún. Si dicha motivación hubiese sido mucho más superficial, tipo "comenzamos esto juntos y lo terminamos juntos", pues entonces la cosa pasa colada; pero si le pones el toque personal, tipo "sólo la respuesta me dará algo de paz", y no le das respuesta... bueno, te quedas un poco colgado esperando que aparezca ese algo que te dé esa paz deseada. Sólo en este punto surge una pequeña confusión entre lo sustancial y lo narrativo, que por desgracia adquiere una importancia mayor de la que realmente debió haber tenido... En fin, mejor no sigo repitiendo y redundando... Cuando vean la película ya entenderán completamente a qué me refiero.
Pero el resultado final es más que bueno: es una película que juega con los límites del relato criminal sobre personas inocentes involucradas en temas de policías y ladrones, que incluye buenos giros y buenas soluciones, y que no se pierde en vanas reflexiones e ínfulas de drama socia; mantiene ese tono violento y clase B que se expone desde el inicio. Definitivamente, se nota que Jim Mickle supo elegir con efectividad el tipo de película que "Cold in July" debía ser, pues el desafío no le queda grande y sale airoso de su primera aventura no terrorífica. Nada de perorata facilona y fatua moralina, más bien acción directa al hueso.
Además tenemos a buenos actores como Michael C. Hall, Sam Shepard, Don Johnson, Vinessa Shaw, entre otros que logran transmitir lo necesario para darle el toque humano -el preciso, nada exagerado- a la historia. Y, desde luego, mención aparte para la excelente y perfecta banda sonora de Jeff Grace, totalmente coherente y en línea con el relato que es "Cold in July"... de lo mejor de la película, tengo que decir; y aunque no me gusta mucho cuando la banda sonora es tan directa en la generación de emociones, en este caso su uso no resulta invasivo ni falso, al contrario, es un gran complemento atmosférico -especialmente porque el propósito no es el sentimentalismo sino la incomodidad-.
En fin, recomiendo "Cold in July"; es una película efectiva, directa al grano y capaz de mantenerte interesado e intrigado con las distintas capas que nos van descubriendo. Sin duda, no perderán su tiempo. Es más, creo que lo disfrutarán.
Richard es un sujeto común y corriente que tiene una tienda que fabrica marcos para fotos, pinturas, etc., y que vive con su bella mujer y su hijo. No es una vida muy movida pero no puede quejarse porque, al fin y al cabo, es tranquila y suficiente y, afortunado sea, no parece perder el tiempo en cosas ajenas. Pero cuando un ladrón se mete en su casa y él saca su arma y defiende su propiedad... bueno, digamos que es el comienzo de la elaborada trama.
No sé si el cine de terror que Mickle hizo en sus tres película previas es auténtico, ese que de verdad ahoga y angustia, o es tirado más al mainstream que tanto gusta a las adolescentes estadounidenses, más llenas de morbo y líbido que cualquier otra cosa. Habiendo visto y soportado "Stake Land", me atrevo a decir que lo de Mickle se ubica en la mitad pero con tendencia hacia la segunda opción. Y ya sabemos que la segunda opción tiene un sólo ingrediente que hace que sus productos triunfen tan escandalosamente entre su hambriento público:
Comenzaré profundizando levemente en el cómo se cuenta: a través de la incertidumbre, el desconocimiento, la desorientación. Porque desde el inicio, cuando vemos a Richard sacando su arma para ver qué es lo que hace ruido en su casa, la cosa no se detiene y nos hallamos en todo momento ante una incógnita: ¿qué sucede?, ¿dónde está?, ¿qué sucederá? La pelicula se mueve de incertidumbre en incertidumbre, y siempre pasamos de una a otra suave y verosílmente. Puede que las cosas escalen un poco rápido en cuanto a la magnitud de la mierda en que se meten los personajes, pero uno no se lo cuestiona, pues la trama avanza sin comodines ni ases bajo la manga -algo propio de guiones efectistas y simplones- sino con migajas acertadamente dejadas ahí para ser recogidas. Si hacemos comparaciones o metáforas, podríamos decir que "Cold in July" obecede esa ley física que señala que la energía no se crea ni se destruye sino que sólo se transforma; pues bien, acá la trama no se crea así de la nada sino que aprovecha sus elementos para transformarse en otra cosa aún más interesante y sórdida, pues tengan eso claro: "Cold in July" es un relato que no se queda quieto y permite sorprender con los tintes que va adquiriendo. Si les digo de qué trata al final... no me lo creerían, créanme eso.
Y relativo a lo estético, Mickle dirige con propiedad esos estados de incertidumbre, otorgando una apropiada sensación de confusión a cada estado en particular. Y acá se nota lo de los efectos dramáticos y la procedencia del terror de Mickle: en que logra generar una sensación incómoda, que no es miedo ni angustia ni sobrecogimiento sino más bien puro y simple nerviosismo. Y esto es así debido a que Mickle sabe poner sobre la mesa los elementos que están en juego: la familia, la vida del protagonista, la vida de los otros personajes, los objetivos por cumplir, etc. No verán en "Cold in July" sustos y saltos porque sí, vacíos y sin gracia; verán momentos en que efectivamente algo se pone en peligro y se juega con la potencial fatalidad, además del conflicto ético y moral que subyace durante toda la película. De todas formas, notarán que la puesta en escena de Mickle obedece más a un relato "de terror" que a un drama social-criminal, y esa es una gran decisión de parte de él.
Relacionado a esto último, otro gran acierto de Mickle es que es consciente de su capacidad y por ello se enfoca más en la trama bien elaborada, relatada y finalizada y los efectos de la misma que en cualquier tipo de sustancia, que tampoco le falta del todo. Es decir, "Cold in July" no es una película sobre la amistad, la familia, la justicia o el arrepentimiento por haber tomado una vida -incluso la de un vil ladrón- y la posterior redención. No. Quizás se toque y profundice levemente y sirva como líquido que ponga en marcha el motor narrativo, pero no es el núcleo central de la película; no más que el simple y respetable hecho de que el relato cuente una historia de sureños que quieren cerrar sus asuntos y dormir en paz. Jim Mickle y su "Cold in July" no reniegan del toque humano de la película, pero no se ahogan en discursos melosos que devoren lo que realmente les interesa: la trama y sus efectos. Y acá viene otro acierto: "Cold in July" no es efectismo pues cumple lo que promete. Siempre el efectismo tiene mucho de estafa y de falsas expectativas, lo cual no es el caso de la película pues las cosas adelantadas efectivamente se llevan a cabo y devienen en más peligro y situaciones desagradables. "Cold in July" no es una película que dé pasos en falso o, peor, que retroceda en sus planteamientos argumentales y sustanciales. Sabe lo que hace y no duda en avanzar por ese camino.
Eso sí, quizás habrán notado que no he dicho que el guión escrito por el propio Mickle y su habitual colaborador Nick Damici sea sólido, porque no lo es. No digo que la trama se vuelva insulsa y ridículamente inverosímil; sólo digo que hay un pequeño agujero en forma de pregunta sin resolver, pregunta cuya respuesta no encontrada motiva una determinación, determinación que tira hilos y mueve la trama, pero que lo hace por terrenos diferentes y lejanos a dicha motivacion. No me irrita particularmente no saber la respuesta a esa pregunta, pero cuando pienso detenidamente en ello sí me causa cierto resquemor en la nuca y me hace pensar que eso fue tan sólo una excusa barata, la única capaz de mantener en movimiento la trama. Y vuelvo a insistir en que esto no me molesta demasiado, pues como ya he señalado, "Cold in July" no se recuerda por su sustancia -algo que entra en juego en esto de la pregunta sin responder, eso sí- sino por la resolución de todo el entuerto. No obstante, la sensación de vacío permanece, pues tampoco era una pregunta al tuntún. Si dicha motivación hubiese sido mucho más superficial, tipo "comenzamos esto juntos y lo terminamos juntos", pues entonces la cosa pasa colada; pero si le pones el toque personal, tipo "sólo la respuesta me dará algo de paz", y no le das respuesta... bueno, te quedas un poco colgado esperando que aparezca ese algo que te dé esa paz deseada. Sólo en este punto surge una pequeña confusión entre lo sustancial y lo narrativo, que por desgracia adquiere una importancia mayor de la que realmente debió haber tenido... En fin, mejor no sigo repitiendo y redundando... Cuando vean la película ya entenderán completamente a qué me refiero.
Pero el resultado final es más que bueno: es una película que juega con los límites del relato criminal sobre personas inocentes involucradas en temas de policías y ladrones, que incluye buenos giros y buenas soluciones, y que no se pierde en vanas reflexiones e ínfulas de drama socia; mantiene ese tono violento y clase B que se expone desde el inicio. Definitivamente, se nota que Jim Mickle supo elegir con efectividad el tipo de película que "Cold in July" debía ser, pues el desafío no le queda grande y sale airoso de su primera aventura no terrorífica. Nada de perorata facilona y fatua moralina, más bien acción directa al hueso.
Además tenemos a buenos actores como Michael C. Hall, Sam Shepard, Don Johnson, Vinessa Shaw, entre otros que logran transmitir lo necesario para darle el toque humano -el preciso, nada exagerado- a la historia. Y, desde luego, mención aparte para la excelente y perfecta banda sonora de Jeff Grace, totalmente coherente y en línea con el relato que es "Cold in July"... de lo mejor de la película, tengo que decir; y aunque no me gusta mucho cuando la banda sonora es tan directa en la generación de emociones, en este caso su uso no resulta invasivo ni falso, al contrario, es un gran complemento atmosférico -especialmente porque el propósito no es el sentimentalismo sino la incomodidad-.
En fin, recomiendo "Cold in July"; es una película efectiva, directa al grano y capaz de mantenerte interesado e intrigado con las distintas capas que nos van descubriendo. Sin duda, no perderán su tiempo. Es más, creo que lo disfrutarán.
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