Creador: Charlie Brooker
Director: James Watkins
¡Por fin! "Shut up and dance" es el último episodio de la tercera temporada de "Black Mirror" que me faltaba por comentar. Era al que menos fe le tenía, pero el que, finalmente y tras largas deliberaciones, más me ha gustado, aunque no sé si es el mejor del grupo. En cualquier caso eso no importa; lo que importa es que a partir de mañana comenzaremos a comentar cosas mucho, mucho mejores que, sin duda, me entusiasman y emocionan más. Francamente, estoy cansado de esta maldita serie; me alegro de que mi tiempo con ella se haya, por el momento (que sea lo más prologando posible), acabado. Al demonio con ella, ¿cierto?
Al igual que en el caso de "Nosedive", "Shut up and dance" lo apuesta todo por la intensidad del relato como motor narrativo y discursivo, elaborando una vertiginosa e impredecible espiral de acontecimientos extremos en donde los personajes, simplemente, deberán cruzar el límite de lo aceptable con tal de no ver sus trapos sucios expuestos en las redes sociales. Sin embargo, el episodio dirigido por James Watkins va más allá, pues a diferencia del cual se encargó Joe Wright, no estamos ante una sociedad muy distinta de ésta, incluso podría perfectamente ubicarse en el presente, lo cual no es para nada malo, pues eso de que "Black Mirror" es futurista sólo porque "analiza" la relación entre alta tecnología y sociedad o humanidad es una falacia del tamaño de una catedral, pero ya ven que me desvío... Lo que decía era que "Shut up..." apuesta por la incógnita y el desconocimiento como pilares narrativos fundamentales, de seguro una (efectiva) manera de ponernos en los zapatos del protagonista, un chico que trabaja limpiando platos y vasos en un restaurante, un chico que es como cualquier otro, un chico que... bueno, un chico que, entre otros pecados, decidió correrse una paja frente a su computador (insto a la gente a cubrir la cámara de sus computadores, yo lo hice hace bastante tiempo, y eso que no hago ninguna cochinada), lo cual fue visto por un hacker que lo obligará a hacer toda clase de ilógicos mandatos que, no obstante, deben ser obedecidos para que el videito no salga a la luz pública. Y en el camino verá que no es el único atrapado en esta gigantesca telaraña. Me ha recordado un poco a la premisa de "Nerve", película cuyo trailer vi cuando fui a ver "Suicide Squad", y que trataba sobre una chica que se pone a jugar con una aplicación que te paga si haces los retos que otros usuarios piensan (mientras más simple, menos dinero; mientras más complicado, más billetes), lo que comienza siendo algo divertido que no tarda en transformarse en algo sórdido y peligroso. Todo lo anterior lo supe por el trailer, por favor. Volviendo con "Shut up...", la gracia consiste en que sabemos tanto como los personajes (quizás sepamos un poco menos que ellos), es decir, prácticamente nada: desconocemos las motivaciones de este hacker, desconocemos los fines de estas acciones, desconocemos si incluso hay un final, y ciertamente desconocemos qué tan lejos serán capaces de llegar estas pobres mosquitas muertas. Y, mientras todos nos fijamos en los retos que deben ser sorteados, subyacentemente se van desarrollando personajes y pulsiones hasta que llegamos a ese giro final la mar de consecuente, creíble y, sobre todo, imprevisto: un certero golpe al espectador. Mientras nos bombardeaban con adrenalina, paradójicamente nos hacían bajar la guardia y pensar que lo monstruoso era la arbitrariedad con que se elegían las víctimas de este juego...
Excelente episodio, qué más puedo decir.
Excelente episodio, qué más puedo decir.
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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...