Director: Kenneth Lonergan
Hay que mantenerse actualizado, ergo, hay que ver "Manchester by the Sea". Nada que ver con los Oscar de este año; que esté nominada es sólo coincidencia. A proceder se ha dicho.
La muerte de su hermano mayor (no se preocupen, me refiero al hermano en la ficción; Ben Affleck está sano y salvo) obliga a Casey Affleck a volver al pueblo en el que creció para encargarse de su sobrino y del funeral (entre otros detalles), a fin de cuentas, a poner las cosas un poco en orden. Eso conlleva que el propio Casey Affleck deba poner sus líos en orden, pero más bien a un nivel emocional, que es en donde Kenneth Lonergan se concentra especialmente a través de su narración pausada pero sutilmente intensa: el dolor latente, el sufrimiento reprimido, el castigo autoimpuesto. Sin grandes acontecimientos, sólo a base del correr de los días, tratando de acostumbrarse a la ausencia del padre/hermano mientras la escuela, los deportes y los amigos continúan, "Manchester by the Sea" es, entre tantas cosas que tantos otros pueden leer, una película sobre cierres, reflexiones, reconstrucciones, recomienzos. Así, mientras Casey Affleck se la pasa entre trámites y a cargo de su sobrino, también rememora dolorosos y difíciles acontecimientos de los cuales prácticamente ha huido desde que sucedieron, debiendo hacerles frente de una buena vez, quiéralo o no (aunque tampoco ha cesado en el castigo que cree merecer). Como las comparaciones me son inevitables (o, en su defecto, establecer referencias), podría señalar que, tal como "Loving", "Manchester by the Sea" es una película sustentada sobre todo en la contención: de los personajes, que deben continuar con su vida sabiendo que en última instancia poco pueden hacer, cargando con todo lo que les vaya cayendo encima; del relato, engarzando una serie de sucesos cotidianos teñidos de luto, tristeza y en ocasiones abatimiento (y también ironía, sarcasmo), consciente de que hechos extraordinarios e incluso catárticos son posibilidades lejanas y dramáticamente fútiles; y de la puesta en escena de Lonergan, cuya ejecución formal apuesta por un tratamiento sobrio, seco e incluso abstraído, si bien de vez en cuando el montaje, la banda sonora y la imagen se subliman en los momentos emocionalmente álgidos y narrativamente significativos, aunque la tónica general es de desnudez e indefensión ante los giros del destino, un camino que hay que avanzar a pura fuerza de voluntad.
Si bien claramente "Manchester by the Sea" se ha beneficiado del aura generado por la aclamación crítica y las nominaciones al Oscar, ciertamente es un excelente y profundo drama que escarba, explora y problematiza en la psiquis de sus personajes y en las relaciones interpersonales que surgen, acaban y revolotean caóticamente entre ellos, amén de una excelente escritura que retrata con una mirada humana y diáfana el diario vivir de estos seres de carne y hueso.
Por último, me encanta Casey Affleck; considero que es un gran actor y su voz cortada siempre me conmueve, y ésta no ha sido la excepción. Duro papel, excelentemente interpretado.
La muerte de su hermano mayor (no se preocupen, me refiero al hermano en la ficción; Ben Affleck está sano y salvo) obliga a Casey Affleck a volver al pueblo en el que creció para encargarse de su sobrino y del funeral (entre otros detalles), a fin de cuentas, a poner las cosas un poco en orden. Eso conlleva que el propio Casey Affleck deba poner sus líos en orden, pero más bien a un nivel emocional, que es en donde Kenneth Lonergan se concentra especialmente a través de su narración pausada pero sutilmente intensa: el dolor latente, el sufrimiento reprimido, el castigo autoimpuesto. Sin grandes acontecimientos, sólo a base del correr de los días, tratando de acostumbrarse a la ausencia del padre/hermano mientras la escuela, los deportes y los amigos continúan, "Manchester by the Sea" es, entre tantas cosas que tantos otros pueden leer, una película sobre cierres, reflexiones, reconstrucciones, recomienzos. Así, mientras Casey Affleck se la pasa entre trámites y a cargo de su sobrino, también rememora dolorosos y difíciles acontecimientos de los cuales prácticamente ha huido desde que sucedieron, debiendo hacerles frente de una buena vez, quiéralo o no (aunque tampoco ha cesado en el castigo que cree merecer). Como las comparaciones me son inevitables (o, en su defecto, establecer referencias), podría señalar que, tal como "Loving", "Manchester by the Sea" es una película sustentada sobre todo en la contención: de los personajes, que deben continuar con su vida sabiendo que en última instancia poco pueden hacer, cargando con todo lo que les vaya cayendo encima; del relato, engarzando una serie de sucesos cotidianos teñidos de luto, tristeza y en ocasiones abatimiento (y también ironía, sarcasmo), consciente de que hechos extraordinarios e incluso catárticos son posibilidades lejanas y dramáticamente fútiles; y de la puesta en escena de Lonergan, cuya ejecución formal apuesta por un tratamiento sobrio, seco e incluso abstraído, si bien de vez en cuando el montaje, la banda sonora y la imagen se subliman en los momentos emocionalmente álgidos y narrativamente significativos, aunque la tónica general es de desnudez e indefensión ante los giros del destino, un camino que hay que avanzar a pura fuerza de voluntad.
Si bien claramente "Manchester by the Sea" se ha beneficiado del aura generado por la aclamación crítica y las nominaciones al Oscar, ciertamente es un excelente y profundo drama que escarba, explora y problematiza en la psiquis de sus personajes y en las relaciones interpersonales que surgen, acaban y revolotean caóticamente entre ellos, amén de una excelente escritura que retrata con una mirada humana y diáfana el diario vivir de estos seres de carne y hueso.
Por último, me encanta Casey Affleck; considero que es un gran actor y su voz cortada siempre me conmueve, y ésta no ha sido la excepción. Duro papel, excelentemente interpretado.
Una entrada muy currada. Aún sigo con ese regusto amargo. Qué ganas de ver a Casey Affleck, recogiendo el Oscar.
ResponderBorrarUn saludo!
Vaya que lo tiene merecido. No le veo mucha competencia, pero uno nunca sabe. Creo que este año no estaré tan atento a los Oscar; me da miedo eso de que La La Land sea la gran favorita.
BorrarSaludos!