Director: Aki Kaurismäki
Sabía que "Juha", aparte de haber sido rodada en un magnífico blanco y negro (obra y gracia de Timo Salminen, genio en la materia), es una película muda con un modesto puñado de diálogos expuestos en intertítulos. Lo que me sorprendió de esta película es su argumento, una negra historia de sordidez, desgracia y violencia en donde un jovial y afectuoso matrimonio de granjeros, gente simple pero contenta, se ve sacudido cuando un hombre de la ciudad, carismático y ostentoso, convence a la mujer, interpretada por Kati Outinen, para irse con él a vivir una vida de lujos, sumiendo en la amargura al Juha del título, interpretado por el bueno de Sakari Kuosmanen. El problema es que el hombre de la ciudad, interpretado por André Wilms, no tenía intenciones muy nobles con la pobre granjera y obligará a ésta a prostituirse en esos ambientes de decadencia moral, y Juha, claro, no aceptará que las cosas queden así como así, todo lo cual desembocará en un trágico final en el cual ya nada volverá a ser como antes, ni siquiera en sueños.
"Juha" es una película curiosa e interesante, toda una joya, especialmente por la grandiosa labor de Kaurismäki dirigiendo, evocando ese espíritu, esa belleza, ese vibrante lenguaje propio del cine mudo, lo cual no es de extrañar dado lo mucho que le gustan las películas de aquella época y lo bien que ha demostrado, en otras películas suyas, cuánto domina la narración visual, las posibilidades expresivas de la imagen y el montaje (no por nada aprendidas con títulos de la época). Sumen a ello las siempre notables interpretaciones de un reparto que se entiende ya sin palabras con el director, y creo que estamos ante una obra redonda y descarnada, pues, a decir verdad, no se va por las ramas: se lanza de lleno en esta espiral de miserias, traiciones y arrepentimientos; no es precisamente un estudio psicológico de la explotación, la codicia, etc., sino que una suerte de frenética crónica de la agresiva influencia que tienen las ansias materiales y mundanas en el espíritu de las personas. Pero, aunque violenta historia, contiene grandes momentos de sensibilidad cinematográfica (aparte de aquellas escenas más escabrosas y turbadoras).
En cualquier caso, excelente película, un tanto olvidada me parece, que merece ser rescatada, no sólo por su valiente propuesta formal, sino que por el potente y concentrado (no olvidemos que hablamos de una película de poco más de 70 minutos) retrato, cual ensayo ficticio, de la ambigua y a veces sombría condición humana.
Yo que ustedes no la dejo pasar.
"Juha" es una película curiosa e interesante, toda una joya, especialmente por la grandiosa labor de Kaurismäki dirigiendo, evocando ese espíritu, esa belleza, ese vibrante lenguaje propio del cine mudo, lo cual no es de extrañar dado lo mucho que le gustan las películas de aquella época y lo bien que ha demostrado, en otras películas suyas, cuánto domina la narración visual, las posibilidades expresivas de la imagen y el montaje (no por nada aprendidas con títulos de la época). Sumen a ello las siempre notables interpretaciones de un reparto que se entiende ya sin palabras con el director, y creo que estamos ante una obra redonda y descarnada, pues, a decir verdad, no se va por las ramas: se lanza de lleno en esta espiral de miserias, traiciones y arrepentimientos; no es precisamente un estudio psicológico de la explotación, la codicia, etc., sino que una suerte de frenética crónica de la agresiva influencia que tienen las ansias materiales y mundanas en el espíritu de las personas. Pero, aunque violenta historia, contiene grandes momentos de sensibilidad cinematográfica (aparte de aquellas escenas más escabrosas y turbadoras).
En cualquier caso, excelente película, un tanto olvidada me parece, que merece ser rescatada, no sólo por su valiente propuesta formal, sino que por el potente y concentrado (no olvidemos que hablamos de una película de poco más de 70 minutos) retrato, cual ensayo ficticio, de la ambigua y a veces sombría condición humana.
Yo que ustedes no la dejo pasar.
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