Director: John Huston
Cuando se habla sobre "The Misfits" se habla sobre su halo de maldición, de decadencia viva y encarnada en sus imágenes, sobre Clark Gable y su muerte poco tiempo después de finalizado el rodaje, de Marilyn Monroe y su muerte más o menos un año después, sin mencionar un estilo de vida que muchos calificaban de suicida y autodestructivo, de Montgomery Clift y su no tan lejana muerte años después, y su alcoholismo y adicción a los analgésicos, producto de un accidente de auto, alguien dijo que su carrera post-accidente "es el suicidio más largo de Hollywood", o de las complicaciones del rodaje, del divorcio de Monroe y su esposo, el dramaturgo Arthur Miller y guionista del film, de los atrasos de la actriz, de su dificultad para memorizar líneas, de su consumo de pastillas y alcohol, o del mismo director, John Huston, bebiendo y apostando en ingentes cantidades, tanto que la producción debió cubrir algunas de sus pérdidas...
Pero no todo es un infierno permanente y doloroso, la vida es difícil pero siempre hay destellos, a lo mejor no todo es tan malo, se hablan de las dificultades y poco de los momentos de alegría, de tranquilidad, de plenitud incluso, de aquellas fotografías de rodaje en donde Clift y Gable y Monroe y Wallach traspasan el papel con la luz de sus sonrisas, nunca se sabe en todo caso qué hay detrás de las sombras y de las luces, de las penumbras y los claroscuros, pero no todo puede ser una instantánea sin matices.
Sí, se habla de ese aire trágico que la circunda, premonitorio dirán los más dramáticos y efectistas, pero para mí "The Misfits" es una película dotada de una profunda vitalidad, esta película rezuma vitalidad, grita vitalidad, es pura vitalidad y vitalidad pura. Es una vitalidad dolorosa, desgarrada, desesperada, lírica, reflejada en los bellos diálogos de Miller, en la magnífica dirección de fotografía de Russell Metty (impresionante filmografía la suya), en esas imágenes cargadas de una melancólica calidez, en la voz y en la mirada de Marilyn Monroe, ese ángel caído, eterno, apresado por los impulsos mundanos del hombre, en esa otra mirada, la de Clift, en su apostura, en ese Gable que se niega a olvidarse a sí mismo, en Wallach, ese vacío, esa su maldición, o en Thelma Ritter y su conmovedora jovialidad de quien acepta el fin de sus tiempos. Una vitalidad asediada por el caer constante de los días, de las pesadas horas y de los insoportables minutos, por la incumplida promesa de un paisaje infinito, o por la fugacidad de una asfixiada ensoñación. No es asunto sencillo encontrar paz en un mundo caótico y extraño como este, pero... pero sólo hay que sentarse a ver esta película, triste película, hermosa película, y mirarla con ojos nuevos cada vez, menos perdidos puede ser...
Obra maestra.
Pero no todo es un infierno permanente y doloroso, la vida es difícil pero siempre hay destellos, a lo mejor no todo es tan malo, se hablan de las dificultades y poco de los momentos de alegría, de tranquilidad, de plenitud incluso, de aquellas fotografías de rodaje en donde Clift y Gable y Monroe y Wallach traspasan el papel con la luz de sus sonrisas, nunca se sabe en todo caso qué hay detrás de las sombras y de las luces, de las penumbras y los claroscuros, pero no todo puede ser una instantánea sin matices.
Sí, se habla de ese aire trágico que la circunda, premonitorio dirán los más dramáticos y efectistas, pero para mí "The Misfits" es una película dotada de una profunda vitalidad, esta película rezuma vitalidad, grita vitalidad, es pura vitalidad y vitalidad pura. Es una vitalidad dolorosa, desgarrada, desesperada, lírica, reflejada en los bellos diálogos de Miller, en la magnífica dirección de fotografía de Russell Metty (impresionante filmografía la suya), en esas imágenes cargadas de una melancólica calidez, en la voz y en la mirada de Marilyn Monroe, ese ángel caído, eterno, apresado por los impulsos mundanos del hombre, en esa otra mirada, la de Clift, en su apostura, en ese Gable que se niega a olvidarse a sí mismo, en Wallach, ese vacío, esa su maldición, o en Thelma Ritter y su conmovedora jovialidad de quien acepta el fin de sus tiempos. Una vitalidad asediada por el caer constante de los días, de las pesadas horas y de los insoportables minutos, por la incumplida promesa de un paisaje infinito, o por la fugacidad de una asfixiada ensoñación. No es asunto sencillo encontrar paz en un mundo caótico y extraño como este, pero... pero sólo hay que sentarse a ver esta película, triste película, hermosa película, y mirarla con ojos nuevos cada vez, menos perdidos puede ser...
Obra maestra.
reconozco el título pero no sabía que eran estas estrellas los intérpretes... Marilyn es un encanto inolvidable... suena a gran película, tengo que verla... gracias!!
ResponderBorrarEs una gran película, sin duda. Marilyn Monroe es un verdadero ángel, me dan ganas de algún día dedicarle una retrospectiva a su carrera, o al menos una semana entera escuchando su voz, mirando sus ojos azules y disfrutando de cómo ilumina cada fotograma en el que aparece. Sí señor, eso haré alguna vez, más adelante.
BorrarPara eso estamos, ¡saludos!