domingo, 3 de febrero de 2019

Hostiles - 2017


Director: Scott Cooper


La lectura que indica que "Hostiles" habla someramente sobre la tolerancia y que cuanto más conocemos a nuestro enemigo, más lo aceptamos y perdonamos, es, si no erróneo, a lo menos simplista y bastante miope. No me parece que Scott Cooper venga a darnos lecciones de moral; al contrario, lo que más me ha interesado y gustado de esta película es su atmósfera tensa y anticlimática, una pulsión de odio y violencia tan latente como manifiesta, como una espiral sin salida al infierno, como una pesadilla interminable, en donde "el mal" es doblemente tenebroso porque se halla escondido en las sombras, invisible, a la vez que agazapado en los rostros de personas no necesariamente malvadas pero sí indefectiblemente marcadas por puñales de sangre. El título, por lo demás, es elocuente y hasta explícito: Hostiles, sí, aquellos indios que para robar caballos queman una casa y matan a familias enteras; sí, hostiles aquellos blancos, soldados o simples "civiles", que para defender sus tierras y territorios arrasan con hombres, mujeres y niños de pieles rojas; hostil, desde luego, es el paisaje que, inclemente, azota al hombre con su sol fiero y reconcentrado, su aire espeso y seco e inconmovible, la aridez y monotonía de sus desiertos, la furia quemante de la arena, la soledad envolvente de los bosques que apenas dejan traslucir un sol que en esas circunstancias parece un brazo amistoso, el frío aplastante de las lluvias y las nieblas, la promesa de muerte de una tierra sobre cuyo lomo se ha derramado demasiada sangre y en cuyas entrañas se han escondido, alevosamente, demasiados cadáveres y mentiras como para quedarse quieta. Hostiles, cierto, la raza humana entera, que piel roja o piel negra o piel amarilla o piel rosada, no deja de dañarse a sí misma una y otra y otra vez, como si la hostilidad, y no la solidaridad, uniera personas. ¿Y, entonces, a qué viene eso de la amistad entre un capitán del ejército y un antiguo jefe indio, ambos con fama de sanguinarios, ambos cargando el peso de sus múltiples asesinatos? Un personaje dice, en un momento, que puede acostumbrarse a matar, no sólo hombres, sino que también mujeres y niños, inocentes e inermes o no, no importa, a eso se puede acostumbrar; a lo que no podrá acostumbrarse nunca es a perder hombres, a volver con cinco o diez colegas cuando los que partieron fueron treinta o cincuenta. Si acorralas a un grupo de personas en un rincón frente a un enemigo común (la hostilidad generalizada, en este caso, que se hace presente en distintas formas), inevitablemente se fundirán en lo que ellos interpreten como plano espiritual. Así como la bondad no tiene color, la maldad tampoco. No creo, no señor, que Scott Cooper nos esté dando un curso de solidaridad y tolerancia para las nuevas generaciones.
Por lo demás hay otro aspecto sumamente interesante y que, por mencionar una referencia reciente, me recuerda la película "The Last Hunt", en tanto el argumento de "Hostiles" trata de un viaje que no termina nunca, o que no está destinado a terminar como se planeaba en un inicio, pues el pilar fundamental del relato, en términos dramáticos y narrativos, es el trayecto, ese maldito trayecto lleno de dificultades. Resulta que Christian Bale interpreta a un capitán del ejército que odia con todo su ser a los indios, pero como es un soldado de primera, su coronel le ordena que escolte a un antiguo jefe indio, con el que el mismo Bale luchó en pasadas y cruentas guerras, y que tras años de encierro es liberado, a sus tierras sagradas en Montana, junto con una pequeña prole de familiares (un nieto, una hija, el hijo y la esposa de éste). Órdenes son órdenes, y aunque Bale preferiría que esos indios se pudran detrás de los barrotes, debe cumplir. En el camino se les une Rosamund Pike, que acaba de perder a su esposo y sus tres hijos (dos niñas y un bebé), a manos de unos comanches renegados. Y, como en el western de Richard Brooks, los personajes intentarán cumplir sus propósitos, pero el destino y el paisaje y la hostilidad inmanente harán que el verdadero propósito sea emerger de la oscuridad que se empecina en hundirlos.
Si bien Scott Cooper no me parece un gran director (salta de género en género como quien se cambia de ropa sin dejar huella en ninguno de ellos, limitándose a remedar a los mayores y respectivos referentes; ahora está rodando una de terror), pienso que "Hostiles" es su mejor película (a falta de ver "Crazy Heart", así que mejor me callo hasta entonces), o al menos la más redonda, al interpretar bien el carácter del film (rodado en 35mm, por lo demás), la clase de western que es (diría que es un wetern clásico, pero de esos años en que ya se denotaba desencanto y crítica al desarrollar sus historias, al ejecutar la puesta en escena). Es cierto que un director, digamos, con más "identidad" o "estilo propio", o de más intuición y menos manuales, podría haber aportado algo más y haberse evitado a lo que un director algo domesticado (no moralmente, pero sí cinematográficamente) como Cooper recurre en ciertos momentos (especialmente en el tramo final, que sí se vuelve algo meloso y de una solemnidad superflua), pero "Hostiles" es, de inicio a fin, una excelente película, un excelente western de muchas más capas y matices de los que aparenta (hay que elogiar, eso sí, la labor de Cooper como guionista). Una película bien hecha, potente, sólida, etc. Como digo, Cooper entiende qué clase de western es "Hostiles" y no desvía (tanto) el camino, más allá de algunas salidas de tono. Puede que hasta sea uno de los westerns más arriesgados y rotundos de la década, y tan desapercibido que ha pasado...
Definitivamente, el mejor western de los tres que vimos estos días.
Ya mañana, esperemos, comenzamos otra cosa...

No hay comentarios. :

Publicar un comentario

Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...