After Hours - 1985

Director: Martin Scorsese

¡Vaya!, la clase de cosas que pueden suceder con sólo leer Trópico de Cáncer, de Henry Miller, en un café cualquiera una noche cualquiera luego de una aburrida y anodina tarde de trabajo seguida de un estéril y gris zapping televisivo, tan estéril que qué otra cosa se puede hacer salvo salir, simplemente salir, a leer un libro por ahí mientras se toma un café, esperando quién sabe qué cosa aunque nuestro protagonista no veía venir, precisamente, que una simpática muchacha le dijera que adora el libro ese que está leyendo, y números van números vienen, ring ring acá y ring ring allá, listo, una cita concertada: nuestro protagonista parte volando desde su departamento hacia el otro lado o extremo de Manhattan, al SoHo, que es en donde vive la chica esa que adora Trópico de Cáncer, y recién son las once y media de la noche y la noche aún es joven y sin duda alguna luce prometedora porque es prometedor que una muchacha te invite a su departamento, la cabeza con ideas sobre el qué te dije ¿o no?, y lo que se supone sería una cita ideal es una hilarante y delirante y cómica pesadilla nocturna (húmeda incluso, pero porque en un momento se pone a llover y la lluvia moja, qué le vamos a hacer) repleta de curiosos, estrambóticos y corrientes (no faltan los terceros, no señor) personajes que harán de la noche de nuestro protagonista un infierno aún más, para qué vamos a mentir, divertido, porque de repente salen camareras despechadas, grupos de vecinos vigilantes dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias para defender sus posesiones más preciadas, artistas plásticas amantes del BDSM (y esa estética filonazi, siempre con tipos que se llaman Horst o con nombres medio alemanes o germánicos, fíjense nomás), taxistas en los que no se puede confiar (¡cuéntate una nueva!), muchachitas suicidas y uno que otro compadre que te juega chueco y te echa al agua después de que le haces un favor al desgraciado, pero no, el asunto no es nada gracioso para nuestro protagonista, de hecho es bien extraño y hasta surrealista, la paranoia le pega y cómo le pega, la paranoia le está dando y no consejos (como diría el relator de la lucha libre), una noche frenética, absurda, eterna, como salida de un episodio de La Dimensión Desconocida, un simple hombre que no comprende el chiste que le está jugando la vida y que no se va a reír porque no es el rey de la comedia y porque tampoco nadie tiene tan buen sentido del humor, si quieres reírte un poco de tu vida mejor haz una puesta en escena, digamos una película, y que otro sea el que la sufre y desahógate con tus personajes, ¿cuál es la lección?, que la realidad es una metamorfosis o qué sé yo, que "After Hours" es una genialísima comedia negra de anti-suspenso (¿¡ah?!) dirigida con el pulso suicida e intenso y cinéfilamente jocoso y festivo de un Scorsese acompañado, por primera vez (notable colaboración que duró décadas y grandes películas), de ese gran director de fotografía que fue Michael Ballhaus (el socio que comenzó su carrera con películas de Fassbinder, el genio y líder supremo de este blog, por si no se han dado cuenta, y que si dejó de trabajar con él fue porque el genio se murió), a cuya merced se encuentra un reparto de lo más refrescante (qué clase y presencia las de Linda Fiorentino, ¿eh?), y no vamos a señalar lo contrario porque después de ver una película así, después de acompañar las peripecias y los inútiles esfuerzos de nuestro protagonista, qué otra cosa se puede hacer salvo resoplar un ¡Jo, qué noche!...