Director: Iosif Kheifits
"La dama del perrito", película de Iosif Kheifits basada en un cuento de Anton Chejov. Me la encontré por sorpresa, de súbito, repentinamente, y no me pude resistir. Película de exquisita elegancia y sobria pero expresiva narrativa que trata sobre el amor prohibido entre un banquero de Moscú y una dama, también casada (y triste, melancólica, algo abúlica), quienes se conocen en el balneario de Yalta, ambos vacacionando sin sus respectivos cónyuges. Ambos infelices con sus matrimonios y, para qué estamos con cosas, con sus vidas monótonas y redundantes, condenadas a la repetición. No estamos, no obstante, ante una historia de amor de verano, pues cuanto acontece en Yalta es la primera parte, por cierto la parte idílica del asunto, que como todo idilio debe llegar a su fin, en el presente caso con el término de las vacaciones, el regreso a las ciudades propias y el retorno a esas vidas de las que buscaban descansar y, con su amorío, olvidar un poco. Y al protagonista, interpretado por un magnífico Aleksey Batalov, le sucede algo parecido al Vincent Lindon de "Mademoiselle Chambon", pues su vida ya no le es suficiente, nada lo satisface, algo lo carcome por dentro de la piel y de la cabeza y del corazón, no deja de pensar en la dama del perrito, aunque acá hay una diferencia notoria e importante: el protagonista se casó porque así fue decidido por sus padres y los padres de su, por cierto, contenta esposa, unión de mutuo acuerdo parental y que los hijos desposados, consumado el vínculo o alianza familiar, ya después se dediquen, si quieren, a amarse y esas cosas, sólo que nuestro protagonista jamás amó a su esposa y ha llevado la vida que le impuso la sociedad, las tradiciones: el matrimonio, el empleo en el banco, su membresía en un exclusivo club (de caballeros solamente, intuyo), y él al medio, debajo de todo, también pasivo e inerme, triste y amargado, cansado de tanta hipocresía, vacuidad, estupidez, superfluidad, falta de humanidad en definitiva en una sociedad demasiado cerrada y puede que hasta retrógrada, dependiendo de la crítica vertida por el director o por el ojo de quien vea esta joya fílmica, que, como ya dije, está filmada de manera tan deliciosa (la primera vez que vemos a la dama del perrito, como si fuera un fantasma, caminando como si con dicha acción pretendiera dejar de existir, es sensacional) como inteligente, amén de una puesta en escena que construye y potencia la ambigüedad y la carga de matices de esta historia, de sus personajes y conflictos. Una película de hondo interés psicológico y humanista, excelentemente dirigida (con reminiscencias del cine silente: película que verdaderamente se narra de forma visual, y con diálogos de un lirismo desgarrador que complementan a la perfección lo que captamos a través de sus rostros y de sus cuerpos apresados por las calles, nieves y edificios de las grandes ciudades) y genialmente interpretada, Yya Savvina encarnando a la dama del perrito.
A fin de cuentas, no sé si "La dama del perrito" sea exactamente una historia de amor, pero sí tiene un romance, un amorío, una aventura, a partir del cual se desarrolla esta profunda y sutilmente feroz exploración de la condición humana y de la sociedad rusa, desigual y clasista como todas, retratando y enfocando sobre todo las densas sombras que pesan sobre las almas y los lomos.
Imprescindible.
A fin de cuentas, no sé si "La dama del perrito" sea exactamente una historia de amor, pero sí tiene un romance, un amorío, una aventura, a partir del cual se desarrolla esta profunda y sutilmente feroz exploración de la condición humana y de la sociedad rusa, desigual y clasista como todas, retratando y enfocando sobre todo las densas sombras que pesan sobre las almas y los lomos.
Imprescindible.
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