miércoles, 25 de marzo de 2020

A Hidden Life - 2019


Dirección: Terrence Malick


La cuarta y última película que he ido a ver al cine este año es "A Hidden Life", lo más reciente de Terrence Malick. Una película que compitió en Cannes 2019 aunque pasó sin pena ni gloria y que luego, bueno, se fue estrenando por el mundo. Una película de casi tres horas que no tiene nada de memorable ni de trascendente, aunque tampoco me parece mala ni nada parecido. Es una película que apuesta al preciosismo visual y la afectación formal, que funciona a ratos, amén de secuencias tan bellas como devastadoras, pero que sobre todo en su segunda mitad se vuelve cada vez más tediosa y repetitiva, sin mencionar que la puesta en escena de Malick últimamente marea, con esa maldita cámara flotante y tan frágil que hasta la más mínima brisa la, ejem, conmueve de un lado a otro. Supongo que el mayor lastre de esta película es su dispersión narrativa y dramática. El relato se centra en un granjero austriaco que se niega a participar en la guerra, debiendo sufrir las consecuencias de ello, siendo apresado y maltratado y, por supuesto, ejecutado (basado todo en hechos reales, no me rompan las bolas). No es una película antibélica propiamente tal; no muestra los horrores de la guerra como se suele hacer en estos casos; y su falta de centro o de foco oscila entre una especie de oda a la vida rural, acaso la más cercana a cierta pureza humana (especulo, pero por como Malick filma el paisaje y las actividades agricultoras, uno intuye esa idealización), entre una angustia existencial propia de quienes ven su vida amenazada por la oscuridad de la violencia y la maldad humanas (en el pueblo de los protagonistas, los vecinos empiezan a despreciar a la esposa, por estar casada con un "traidor", y también Malick debe hacer guiños al estado actual del mundo, con el resurgimiento de los nuevos y más sutiles fascismos: la desesperación de alguien ante una fuerza que parece imparable), y, claro, entre esta suerte de hazaña del protagonista, el hombre que resistió y resistió porque la dignidad no se puede perder ante nada, menos ante los hijos de puta. Todo reducido a la declamación o declaración, no es que Malick profundice mucho en los fundamentos morales del protagonista, a lo sumo de repente se pone a hablar de dios, a rezarle a dios, entre otras cosas, sin variar mucho el discurso durante las casi tres horas. Las preciosas imágenes y la música pueden inducir a un estado maravillado o de deslumbramiento, pero cayendo en lo meloso y lo cursi, con actuaciones solventes (solamente los nombres importantes, y sin mayores brillos; el resto no está a la altura), y aunque es una película masterpiece material, su desordenado drama rural o drama filosófico o tratado poético no se afianza por ningún lado y sólo resiste gracias al poder momentáneo de determinadas secuencias e imágenes, pues el relato como tal, aletargado y alargado (y con un mensaje repetido y estancado, que no avanza del "oh por qué todo"), no deja de ser trillado y previsible (razón por la cual no causa el debido impacto, reducido a su vez por actuaciones superfluas). En fácil, "A Hidden Life" es una película que transmite y expresa y dice y reflexiona menos de lo que pretende y aparenta, y que desaprovecha a varios actores de más que probado talento.
Si no la ven, de nada se pierden. Si la ven, tiene sus momentos.

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