Director: Ben Affleck
La tele estuvo productiva hoy día. Primero vi "Community", específicamente el episodio titulado "Remedial Chaos Theory", del que ya les hablé la otra vez, el cual trata sobre los siete amigos que se reúnen en el nuevo departamento de uno de ellos, y como se ponen a jugar un juego de mesa con dados, cada número crea una dimensión nueva (por razones que tampoco vendré a detallar, sólo les digo que busquen el capítulo y disfruten), lo cual me hizo recordar "Coherence", de desarrollo más o menos similar. Luego me puse a ver "El asesinato de Jesse James...", de Andrew Dominik, pero dejé de hacerlo porque los mojigatos del canal censuran todas las partes violentas y, francamente, el resultado era ridículo. Al menos Casey Affleck me hizo recordar "Gone Baby Gone", película que dirige su hermano Ben (en su debut tras las cámaras), y que quería ver hace bastante tiempo ya. Cinematográficamente hablando, esta semana no ha estado nada, nada buena ("Repo Man" la comenté el martes o miércoles pero la vi el domingo, así que no cuenta), por suerte la opera prima de Ben Affleck me ha recuperado, me ha inyectado fe y energía en el cuerpo: ahora confío en que el futuro será de provecho. Escúchanos señor, te rogamos...
Casey Affleck y Michelle Monaghan son dos investigadores privados que se ven envueltos en la desaparición de una niña cuando los tíos de ésta deciden contratarlos, al tener poca fe en la fuerza policial.
Siempre me ha llamado la atención, o mejor dicho me ha interesado y hasta fascinado, eso de la pertenencia a algún barrio o lugar como elemento esencial de la identidad propia, y no creo que tenga que ver con el tiempo necesariamente (yo he vivido, desde que tengo memoria, en el mismo lugar y no tengo particular aprecio por él ni mucho menos pienso que me haya marcado como persona), pues la costumbre no forja la identidad, creo yo. Boston es ya todo un personaje cinematográfico (y literario, claro), uno que, en las buenas películas (como ésta), tiene tanto que ver con la trama como los personajes y los hechos puntuales que se vayan sucediendo, pues no es un simple escenario de cartón sino que una entidad con vida propia, con historia y cicatrices y sueños. Dennis Lehane, novelista nacido y criado en Boston, independiente de la trama y el género o el estilo, suele situar sus historias en Boston, y varios libros suyos han sido adaptados al cine, el primero de ellos en la genial "Mystic River", de Clin Eastwood. Luego viene ésta, dirigida por Ben Affleck; luego viene "Shutter Island", de Martin Scorsese; y finalmente viene "The Drop", dirigida por Michael R. Roskam. En algún tiempo más se estrena "Live By Night", también dirigida por Affleck. En cierta forma Boston sigue a sus personajes a donde vayan, es parte de su ADN. Me recuerda un poco al final de "Justified", en donde el antagonista le dice al protagonista (acá estoy recordando como puedo, no será algo exacto) que Harlan, la ciudad en donde ellos nacieron y se criaron y transcurren casi todas las tramas de la serie, está dentro de ellos, o, dicho de otra forma, que ambos sólo dejarán Harlan cuando estén muertos. Es algo muy fuerte, pero creíble hasta la médula. Por alguna razón me conmueve y fascina ese estrecho vínculo que surge entre la identidad de una persona y su barrio, ciudad, etc., y pienso que las adaptaciones de las novelas de Lehane (que no he leído, por desgracia) han sabido retratar y desarrollar ese tema con mucha sensibilidad y riqueza dramática, narrativa y humana. "Black Mass", que también ocurre en Boston y también recurre a una trama criminal-policial en donde es más importante la lealtad al ser de Boston (o del barrio específico), aunque no tiene nada que ver con Lehane, es bastante mediocre y falla precisamente porque no sabe reflexionar y construirse en base a tal núcleo, simplemente tratado como algo circunstancial.
"Gone Baby Gone", que está muy bien dirigida por Affleck, quien demuestra confianza y seguridad (y también una precisa mirada y una hábil mano, pulso), destaca, por sobre todo, debido a su magnífico guión, no sólo de tal calidad por su trama excelentemente construida y desarrollada (el fluido y dinámico relato distribuye magistralmente su densidad y complejidad sustancial), sino que también por las muchas cosas que trata y, lo que más me gustó y conmovió (palabra recurrente hoy), por sus textos. La cinta comienza con Casey Affleck hablando sobre cómo las cosas que no elegimos, tales como la ciudad o la familia, nos forjan como personas. Perfecto y bello inicio, si me preguntan. Más adelante, por cosas argumentales, Affleck discute con Ed Harris sobre eso de matar a quien se lo merece (como, digamos, un pederasta) y que el hecho de que se lo merezca te exculpa del asesinato o hace que dicho acto adquiera otro cariz moral más indulgente; Affleck, lejos de estar orgulloso o resguardarse en eso de que era lo que tenía que hacer, señala que un asesinato es un asesinato sin importar qué, y eso me pareció muy cierto, pero vamos, todos pensamos que es mejor la filosofía de The Punisher que la del Batman más ñoño (el de Nolan, claro), ¿no? Como sea, "Gone Baby Gone" es una película moralmente compleja y desafiante que te asfixia por completo tanto por su sórdida atmósfera e impecable ejecución formal como por esa podredumbre humana y corrupción moral que colma el ambiente, y que parece extinguir ese pequeño rayo de esperanza que encontramos, por ejemplo, en la inocencia de un niño, o la férrea rectitud de un sujeto que definitivamente no toma el camino fácil para solucionar las cosas. Acá todo es de carne y hueso, dolorosamente de carne y hueso. Muy real.
Por último, destacar la brillante labor del reparto, con Casey Affleck y Ed Harris a la cabeza. Me gustó mucho lo de Michelle Monaghan, y también esa pinta "descuidada" que le dieron. Y, miren ustedes, ya han pasado casi diez años desde que se estrenó. Como vuela el maldito tiempo, ¿eh? No se pierdan esta maravilla.
Casey Affleck y Michelle Monaghan son dos investigadores privados que se ven envueltos en la desaparición de una niña cuando los tíos de ésta deciden contratarlos, al tener poca fe en la fuerza policial.
Siempre me ha llamado la atención, o mejor dicho me ha interesado y hasta fascinado, eso de la pertenencia a algún barrio o lugar como elemento esencial de la identidad propia, y no creo que tenga que ver con el tiempo necesariamente (yo he vivido, desde que tengo memoria, en el mismo lugar y no tengo particular aprecio por él ni mucho menos pienso que me haya marcado como persona), pues la costumbre no forja la identidad, creo yo. Boston es ya todo un personaje cinematográfico (y literario, claro), uno que, en las buenas películas (como ésta), tiene tanto que ver con la trama como los personajes y los hechos puntuales que se vayan sucediendo, pues no es un simple escenario de cartón sino que una entidad con vida propia, con historia y cicatrices y sueños. Dennis Lehane, novelista nacido y criado en Boston, independiente de la trama y el género o el estilo, suele situar sus historias en Boston, y varios libros suyos han sido adaptados al cine, el primero de ellos en la genial "Mystic River", de Clin Eastwood. Luego viene ésta, dirigida por Ben Affleck; luego viene "Shutter Island", de Martin Scorsese; y finalmente viene "The Drop", dirigida por Michael R. Roskam. En algún tiempo más se estrena "Live By Night", también dirigida por Affleck. En cierta forma Boston sigue a sus personajes a donde vayan, es parte de su ADN. Me recuerda un poco al final de "Justified", en donde el antagonista le dice al protagonista (acá estoy recordando como puedo, no será algo exacto) que Harlan, la ciudad en donde ellos nacieron y se criaron y transcurren casi todas las tramas de la serie, está dentro de ellos, o, dicho de otra forma, que ambos sólo dejarán Harlan cuando estén muertos. Es algo muy fuerte, pero creíble hasta la médula. Por alguna razón me conmueve y fascina ese estrecho vínculo que surge entre la identidad de una persona y su barrio, ciudad, etc., y pienso que las adaptaciones de las novelas de Lehane (que no he leído, por desgracia) han sabido retratar y desarrollar ese tema con mucha sensibilidad y riqueza dramática, narrativa y humana. "Black Mass", que también ocurre en Boston y también recurre a una trama criminal-policial en donde es más importante la lealtad al ser de Boston (o del barrio específico), aunque no tiene nada que ver con Lehane, es bastante mediocre y falla precisamente porque no sabe reflexionar y construirse en base a tal núcleo, simplemente tratado como algo circunstancial.
"Gone Baby Gone", que está muy bien dirigida por Affleck, quien demuestra confianza y seguridad (y también una precisa mirada y una hábil mano, pulso), destaca, por sobre todo, debido a su magnífico guión, no sólo de tal calidad por su trama excelentemente construida y desarrollada (el fluido y dinámico relato distribuye magistralmente su densidad y complejidad sustancial), sino que también por las muchas cosas que trata y, lo que más me gustó y conmovió (palabra recurrente hoy), por sus textos. La cinta comienza con Casey Affleck hablando sobre cómo las cosas que no elegimos, tales como la ciudad o la familia, nos forjan como personas. Perfecto y bello inicio, si me preguntan. Más adelante, por cosas argumentales, Affleck discute con Ed Harris sobre eso de matar a quien se lo merece (como, digamos, un pederasta) y que el hecho de que se lo merezca te exculpa del asesinato o hace que dicho acto adquiera otro cariz moral más indulgente; Affleck, lejos de estar orgulloso o resguardarse en eso de que era lo que tenía que hacer, señala que un asesinato es un asesinato sin importar qué, y eso me pareció muy cierto, pero vamos, todos pensamos que es mejor la filosofía de The Punisher que la del Batman más ñoño (el de Nolan, claro), ¿no? Como sea, "Gone Baby Gone" es una película moralmente compleja y desafiante que te asfixia por completo tanto por su sórdida atmósfera e impecable ejecución formal como por esa podredumbre humana y corrupción moral que colma el ambiente, y que parece extinguir ese pequeño rayo de esperanza que encontramos, por ejemplo, en la inocencia de un niño, o la férrea rectitud de un sujeto que definitivamente no toma el camino fácil para solucionar las cosas. Acá todo es de carne y hueso, dolorosamente de carne y hueso. Muy real.
Por último, destacar la brillante labor del reparto, con Casey Affleck y Ed Harris a la cabeza. Me gustó mucho lo de Michelle Monaghan, y también esa pinta "descuidada" que le dieron. Y, miren ustedes, ya han pasado casi diez años desde que se estrenó. Como vuela el maldito tiempo, ¿eh? No se pierdan esta maravilla.
Tuvo buenas críticas este debut tras la cámara de Ben Affleck. La verdad es que si yo tuviera que quedarme con un Affleck me quedaría con Casey, que me parece un excelente actor. La película cuenta, como bien dices, con Dennis Lehane detrás de la línea, y todavía tengo que ver una película mala basada en un texto de este escritor: garantía de éxito.
ResponderBorrarSaludos.
¡Comentario número 300! ¿Chuza? Esto no es boliche, pero siempre intentamos apuntar a todos los palos, o ya no, depende...
BorrarYo igual prefiero a Casey, además tiene una voz muy dulce y tranquilizadora, incluso de desconsuelo. me gusta escucharlo, eso es seguro, sobre todo cuando dice cosas tan lindas como acá.
Live by Night tiene muy buena pinta. Para la cantidad de novelas que Lehane ha escrito, y para el éxito crítico que tiene, me llama la atención que no se hagan más películas suyas. O quizás hayan ofertas y él elige con pinzas a quien vender derechos y esas cosas. No lo sé en realidad, jaja. El cine lo ha tratado bien, eso sí.
Saludos.