Director: Gareth Huw Evans
Gareth Evans no es Gareth Edwards, claramente. No obstante, igual me causa gracia la similitud con que suenan sus nombres. De Gareth Evans, además, me causa curiosidad que sea un galés que haga películas en Indonesia, pero mirando en su biografía el asunto es de lo más común, más o menos. Igual tengo un poco de sueño como para hablar demasiado de "The Raid", película que se hizo muy famosa, por alguna razón, y que incluso tenía secuela, la cual tenía planeado ver, pero como esta primera entrega es de lo más anodina y cansina (¡y la segunda dura más de dos horas!), pues desistí de ello y acá estoy, pensando por qué me pongo a ver estas cosas en vez de ponerme al día con aquellos grandes cineastas que por desgracia no he visto. Tengo un problema de prioridades, al parecer.
Unos policías van a un edificio comandados por un notorio criminal, ¿para qué?, claramente para atraparlo. Eso sí, las cosas no salen como lo planeado y los policías se quedan atrapados y deberán hacer lo que sea necesario para cumplir sus objetivos e incluso sus sueños de vida, puede que alguien se convierta en médico o algo así. Quizás de ahí salga el próximo presidente del mundo mundial.
¿Recuerdan "Dredd", esa película del 2012 en que el juez Dredd se metía en un edificio en el que se quedaba encerrado y para salir debía matar a Ma-Ma, la criminal que dominaba el lugar? "The Raid" es más o menos así, por no decir exactamente así, aunque es obvio que toda cinta tiene su particularidad. Le mecánica, no obstante, es la misma: policías encerrados en terreno hostil, en menor número y con menos fuerzas, ciertamente menos moral, pero finalmente con toda la intención que el bien y la ética les puede conferir. Ahora bien, no voy a entrar en innecesarias comparaciones. El asunto es que "The Raid" no tiene gracia y sus cien iterativos minutos son un reto superlativo, un reto que no vale la pena soportar. ¿Dejarse alucinar por una coreografías solventes y acrobáticas? Para qué, en serio; mejor me pongo a jugar videojuegos, ¿no? El asunto es que las acrobacias y los tiroteos y la "imaginativa" cámara y el enérgico montaje, entre las otras virtudes que legiones de sesudos cinéfilos te pueden enumerar de memoria, se ven opacados por los detalles tontos y las incoherencias argumentales, por no decir directamente de sentido común. Digo, si el maldito jefe es un maldito paranoico y pone cámaras en todos lados, ¿por qué demonios no pone cámaras en los ascensores? (No me parece una idea muy descabellada). Y tenemos varias escenas en que un policía es asesinado y un compañero descuida su posición y le pide que no se muera y cosas así (muy profesionales. ¿Quién los entrena?), justo para que los malos entren y maten a todos. Y ya que estamos, ¿para qué usan chalecos antibalas si hasta la más mísera pistola los atraviesa? Y bueno, también están todos los trucos que se dejan caer con toda la conveniencia del mundo. Se nota que el relato es de lo más antinatural y manipulado. Y los personajes son todos unos malditos genios, es increíble lo inteligentes que son, digo, si alguien me toma como rehén pensando que mi presencia lo ayudará a escapar, entonces parece de lo más apropiado decirle que en realidad mi presencia no le ayudará en nada y que todo el esfuerzo que está haciendo es patéticamente inútil, quizás así me contratan como jefe motivacional si es que el pobre diablo no me pega un tiro antes, total, no creo que me tome en serio... Las actuaciones son malas, no creo que haga falta decirlo, el carisma de todos brilla por su ausencia... Y están tan bien construidos, son tan únicos e individuos, que la única manera de reconocer a los personajes importantes es fijarse en los que no han muerto, antes de eso todos lucen y se comportan y hablan de la misma manera. Y para creerse la gran cosa adulta y arriesgada, "The Raid" es de lo más cursi y conservadora, haciendo gala de esa moralina barata propia del compañerismo de telefilme o de folletos de reclutamiento. El director descansa sólo en la acción, algo así como tensión y atmósfera y tratamiento de la imagen es imposible de encontrar; su lógica es que mientras más impresionante mejor, más cinematográfico. La historia no tiene nada de otro mundo, la típica cosa corrupta que se va revelando a medida que transcurren los minutos y los insoportables personajes (como el indecente indeseable del machete), pero como tiene esa cosa de camaradería y el bien versus el mal da la impresión de ser épico y memorable, así como la experiencia definitiva. No hay que ser ilusos, les digo. Ahora bien, ¿qué haré con mi vida? Películas como ésta hacen que te cuestiones el camino que has tomado, ya les digo...
Unos policías van a un edificio comandados por un notorio criminal, ¿para qué?, claramente para atraparlo. Eso sí, las cosas no salen como lo planeado y los policías se quedan atrapados y deberán hacer lo que sea necesario para cumplir sus objetivos e incluso sus sueños de vida, puede que alguien se convierta en médico o algo así. Quizás de ahí salga el próximo presidente del mundo mundial.
¿Recuerdan "Dredd", esa película del 2012 en que el juez Dredd se metía en un edificio en el que se quedaba encerrado y para salir debía matar a Ma-Ma, la criminal que dominaba el lugar? "The Raid" es más o menos así, por no decir exactamente así, aunque es obvio que toda cinta tiene su particularidad. Le mecánica, no obstante, es la misma: policías encerrados en terreno hostil, en menor número y con menos fuerzas, ciertamente menos moral, pero finalmente con toda la intención que el bien y la ética les puede conferir. Ahora bien, no voy a entrar en innecesarias comparaciones. El asunto es que "The Raid" no tiene gracia y sus cien iterativos minutos son un reto superlativo, un reto que no vale la pena soportar. ¿Dejarse alucinar por una coreografías solventes y acrobáticas? Para qué, en serio; mejor me pongo a jugar videojuegos, ¿no? El asunto es que las acrobacias y los tiroteos y la "imaginativa" cámara y el enérgico montaje, entre las otras virtudes que legiones de sesudos cinéfilos te pueden enumerar de memoria, se ven opacados por los detalles tontos y las incoherencias argumentales, por no decir directamente de sentido común. Digo, si el maldito jefe es un maldito paranoico y pone cámaras en todos lados, ¿por qué demonios no pone cámaras en los ascensores? (No me parece una idea muy descabellada). Y tenemos varias escenas en que un policía es asesinado y un compañero descuida su posición y le pide que no se muera y cosas así (muy profesionales. ¿Quién los entrena?), justo para que los malos entren y maten a todos. Y ya que estamos, ¿para qué usan chalecos antibalas si hasta la más mísera pistola los atraviesa? Y bueno, también están todos los trucos que se dejan caer con toda la conveniencia del mundo. Se nota que el relato es de lo más antinatural y manipulado. Y los personajes son todos unos malditos genios, es increíble lo inteligentes que son, digo, si alguien me toma como rehén pensando que mi presencia lo ayudará a escapar, entonces parece de lo más apropiado decirle que en realidad mi presencia no le ayudará en nada y que todo el esfuerzo que está haciendo es patéticamente inútil, quizás así me contratan como jefe motivacional si es que el pobre diablo no me pega un tiro antes, total, no creo que me tome en serio... Las actuaciones son malas, no creo que haga falta decirlo, el carisma de todos brilla por su ausencia... Y están tan bien construidos, son tan únicos e individuos, que la única manera de reconocer a los personajes importantes es fijarse en los que no han muerto, antes de eso todos lucen y se comportan y hablan de la misma manera. Y para creerse la gran cosa adulta y arriesgada, "The Raid" es de lo más cursi y conservadora, haciendo gala de esa moralina barata propia del compañerismo de telefilme o de folletos de reclutamiento. El director descansa sólo en la acción, algo así como tensión y atmósfera y tratamiento de la imagen es imposible de encontrar; su lógica es que mientras más impresionante mejor, más cinematográfico. La historia no tiene nada de otro mundo, la típica cosa corrupta que se va revelando a medida que transcurren los minutos y los insoportables personajes (como el indecente indeseable del machete), pero como tiene esa cosa de camaradería y el bien versus el mal da la impresión de ser épico y memorable, así como la experiencia definitiva. No hay que ser ilusos, les digo. Ahora bien, ¿qué haré con mi vida? Películas como ésta hacen que te cuestiones el camino que has tomado, ya les digo...
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...