Creador: Sam Esmail
La segunda serie del día es la segunda temporada de "Mr. Robot", una serie que tiene más reconocimiento del que merece y que ahora demuestra que si le prestas demasiada atención a ciertos productos, éstos comienzan a tomarse demasiado en serio y a perder el foco de lo que primeramente los hizo tan famosos. Está bien tener ambición y probar cosas distintas, más desafiantes a priori, pero una cosa muy distinta es que se te vayan los humos a la cabeza y pienses que tienes carta blanca para hacer cualquier despropósito. Se veía venir, en todo caso...
En cierta forma la segunda temporada de "Mr. Robot" consiste en la unión de todo aquello que sobró de la primera. Si el protagonista tuvo un par de lagunas mentales en los primeros diez episodios, pues bien, que en los doce siguientes sean el gran misterio de la temporada: ¿qué demonios es lo que no puede recordar el ojón Elliot? De seguro es algo importante y vital, no por nada el resto de personajes alude constantemente a ese borroso período en particular. Así, lo recién descrito es uno de los tantos elementos con que el creador juega al despiste por el despiste, a hacerse el listo porque tiene formas muy originales de rizar el rizo. También está el rollo psicológico, que ahora adquiere una presencia preponderante; de hecho, el protagonista se pasa siete episodios, ¡siete malditos episodios!, discutiendo consigo mismo sobre cómo puede arreglar su mente. Es increíble. La paciencia que hay que tener... Como sea, seamos un poco más ordenados:
Esta segunda temporada tenía como gran desafío comenzar prácticamente de cero, pues la primera consistió en la planificación y ejecución de una conspiración que, en efecto, sucede en el (pen)último episodio. El problema es que ahora no hay un motor narrativo definido que sea capaz de sustentar e hilar el relato durante doce episodios; si antes era el plan y el sueño de acabar con las corporaciones, ahora es la mera resistencia a las consecuencias, sobrevivir a la decadencia generalizada y reaccionar a cualquier cosa mala que acontezca. Así, el relato se vuelve demasiado denso para su propio bien y cae víctima de múltiples y perpetuos altibajos y baches narrativos que no aportan nada, que no hacen avanzar la historia, que la mantienen estática. Muchos episodios constan de personajes hablando sobre cómo está el mundo y por qué deberían seguir haciendo cosas para mejorarlo (sin que digan nada nuevo o que suponga una toma de acción), sólo que en realidad no hacen mucho salvo intuir que algo anda muy pero que muy mal. Claramente, el creador prefirió concentrarse en analizar y examinar a sus personajes, cada vez más sombríos y depresivos, y al entorno igualmente sombrío y depresivo (yo no lo llamaría nihilista, dicho concepto le queda grande a esta temporada). Por lo mismo es que nos pasamos siete episodios oyendo las pajas mentales del protagonista mientras el resto de personajes caminan por ahí mirando sobre su hombro y no entendiendo nada. Recién al octavo episodio la historia se decide a avanzar, a plantear nuevos planes y todo eso, y aunque no ocurra nada realmente crucial, al menos están ejecutados como un sólido thriller fincheriano con secuencias de infarto. El último episodio sí que es inútil, y peor, nos aclara expresamente que la temporada completa fue, hasta cierto punto, una pérdida de tiempo, pues la conclusión es la siguiente: "Elliot hizo un plan en el s01e09 y ahora, en el s02e12, vamos a darle inicio. Entre medio el pobre tenía amnesia pero de todas formas no importa, pues nosotros hicimos el trabajo sucio mientras él trataba de determinar dónde estaba parado, así que no se preocupen, el gran plan nunca estuvo en peligro". Una reverenda estafa, ¿no creen? Una insustancial e infructífera mezcla entre Atom Egoyan (lo mejor de él, claro), David Fincher y las hermanas Wachowski.
Y por si fuera poco, como si armar un relato que se pierde por las ramas y que no presenta una estructura dramática coherente no fuera lo suficientemente malo, el creador hace que la serie tome consciencia de sí misma y lleve a cabo pueriles, insufribles y fútiles ejercicios de estilo hechos porque sí: el exceso por el exceso (en el séptimo episodio hay un giro, ¡otro giro!, que es o muy genial o muy ridículo -yo pienso que es ridículo-, pero que demuestra a la perfección que el creador estaba embobado haciendo trucos y no escribiendo una historia). Cuánto mal le hizo a "Mr. Robot" el giro psicológico. Lo peor es la secuencia hecha como una sitcom (con cameo de Alf incluido), que es una de las tantas ocasiones en donde el creador se saca el pene del pantalón y comienza a hacerlo bailar y girar y bailar y girar... Por lo demás, tampoco se resiste a los típicos monólogos en donde el personaje-genio de turno las emprende en contra del consumismo y de las religiones aduciendo a los mismos argumentos de siempre: se tiene una respuesta para todo, cómo no. Llega a dar vergüenza ajena, pero estoy seguro que en Twitter hizo furor...
Ahora bien, habiendo dicho que esta segunda temporada es un completo y cansino despropósito, creo firmemente que la tercera puede mejorar, pues así como quedaron las cosas, me parece que el motor narrativo de lo que se viene será la guerra: bandos definidos dispuestos a hacer todo con tal de aniquilar al enemigo. Podría salir algo bueno. Además, Elliot luce algo más recompuesto y puede que se deje de tanta mierda mental.
Esta segunda temporada tenía como gran desafío comenzar prácticamente de cero, pues la primera consistió en la planificación y ejecución de una conspiración que, en efecto, sucede en el (pen)último episodio. El problema es que ahora no hay un motor narrativo definido que sea capaz de sustentar e hilar el relato durante doce episodios; si antes era el plan y el sueño de acabar con las corporaciones, ahora es la mera resistencia a las consecuencias, sobrevivir a la decadencia generalizada y reaccionar a cualquier cosa mala que acontezca. Así, el relato se vuelve demasiado denso para su propio bien y cae víctima de múltiples y perpetuos altibajos y baches narrativos que no aportan nada, que no hacen avanzar la historia, que la mantienen estática. Muchos episodios constan de personajes hablando sobre cómo está el mundo y por qué deberían seguir haciendo cosas para mejorarlo (sin que digan nada nuevo o que suponga una toma de acción), sólo que en realidad no hacen mucho salvo intuir que algo anda muy pero que muy mal. Claramente, el creador prefirió concentrarse en analizar y examinar a sus personajes, cada vez más sombríos y depresivos, y al entorno igualmente sombrío y depresivo (yo no lo llamaría nihilista, dicho concepto le queda grande a esta temporada). Por lo mismo es que nos pasamos siete episodios oyendo las pajas mentales del protagonista mientras el resto de personajes caminan por ahí mirando sobre su hombro y no entendiendo nada. Recién al octavo episodio la historia se decide a avanzar, a plantear nuevos planes y todo eso, y aunque no ocurra nada realmente crucial, al menos están ejecutados como un sólido thriller fincheriano con secuencias de infarto. El último episodio sí que es inútil, y peor, nos aclara expresamente que la temporada completa fue, hasta cierto punto, una pérdida de tiempo, pues la conclusión es la siguiente: "Elliot hizo un plan en el s01e09 y ahora, en el s02e12, vamos a darle inicio. Entre medio el pobre tenía amnesia pero de todas formas no importa, pues nosotros hicimos el trabajo sucio mientras él trataba de determinar dónde estaba parado, así que no se preocupen, el gran plan nunca estuvo en peligro". Una reverenda estafa, ¿no creen? Una insustancial e infructífera mezcla entre Atom Egoyan (lo mejor de él, claro), David Fincher y las hermanas Wachowski.
Y por si fuera poco, como si armar un relato que se pierde por las ramas y que no presenta una estructura dramática coherente no fuera lo suficientemente malo, el creador hace que la serie tome consciencia de sí misma y lleve a cabo pueriles, insufribles y fútiles ejercicios de estilo hechos porque sí: el exceso por el exceso (en el séptimo episodio hay un giro, ¡otro giro!, que es o muy genial o muy ridículo -yo pienso que es ridículo-, pero que demuestra a la perfección que el creador estaba embobado haciendo trucos y no escribiendo una historia). Cuánto mal le hizo a "Mr. Robot" el giro psicológico. Lo peor es la secuencia hecha como una sitcom (con cameo de Alf incluido), que es una de las tantas ocasiones en donde el creador se saca el pene del pantalón y comienza a hacerlo bailar y girar y bailar y girar... Por lo demás, tampoco se resiste a los típicos monólogos en donde el personaje-genio de turno las emprende en contra del consumismo y de las religiones aduciendo a los mismos argumentos de siempre: se tiene una respuesta para todo, cómo no. Llega a dar vergüenza ajena, pero estoy seguro que en Twitter hizo furor...
Ahora bien, habiendo dicho que esta segunda temporada es un completo y cansino despropósito, creo firmemente que la tercera puede mejorar, pues así como quedaron las cosas, me parece que el motor narrativo de lo que se viene será la guerra: bandos definidos dispuestos a hacer todo con tal de aniquilar al enemigo. Podría salir algo bueno. Además, Elliot luce algo más recompuesto y puede que se deje de tanta mierda mental.
Lo mejor es la secuencia que referencia a Funny Games, si bien creo que estos jóvenes lo hicimos mejor. Igual está mejor explicado en este enlace, por si se quieren divertir un rato...
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