Directora: María Elena Wood
Hay algo tan simple pero tan poderoso y tan bello en este documental, en este precioso documental. La simplicidad de navegar en los archivos de Gabriela Mistral (que a su muerte quedaron a cargo de Doris Dana, compañera durante los últimos años de vida de la poetisa), entre sus cartas y manuscritos y cuadernos y grabaciones sonoras y latas de filmaciones caseras, y poder ver el lado íntimo de la Premio Nobel, que siempre parece tan seria en fotografías más bien oficiales (sin mencionar el billete de cinco lucas), cuando era tan buena para sonreír, como podemos ver en estos archivos. La belleza de centrarse en la relación entre Doris Dana y Gabriela Mistral, una relación extrañamente tan transparente como misteriosa: transparente porque es fácil reconocer cuando dos personas se aman, misterioso porque nadie realmente conoce los detalles de esa relación, pero no porque fuera un amor clandestino, más bien porque era un amor que les pertenecía solamente a ellas, he ahí la fascinación que causa, que aún a día de hoy sea una relación absolutamente privada e independiente, un amor que el resto de los mortales sólo puede intuir, pero cuya profundidad e intensidad sólo fue conocida por las dos personas que navegaron por esas mareas eternas. Un amor inmortal, sin duda alguna. La directora explora en los archivos de la poetisa, intenta desentrañar un poco ese misterio, habla con Doris Atkinson, sobrina de Doris Dana y la ahora encargada de ese legado, los años previos de la relación, el dolor inmenso y desgarrador que Gabriela Mistral sufrió al perder a su hijo adoptivo Yin Yin (muchos especulan con que, en realidad, era su hijo biológico, el cual hizo pasar como sobrino para evitar la reprobación social, al ser madre soltera o algo así), alma arrebatada que se quitó la vida, un poco de la vida previa de Doris Dana, etc. Tan sólo es eso, no un documental biográfico, al menos no en su sentido más estricto, sino que un documental sobre los grandes amores de una mujer que amó apasionadamente, arrebatadoramente, tiernamente. Escuchar esas grabaciones caseras, como se hablan, los cuadernos de diálogos en donde se escriben y expresan cosas tan pero tan apabullantemente bellas, hermosa la poesía que se expresa a través del amor, en fin...
Precioso precioso documental.
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