Director: H.P. Mendoza
La magia navideña, ho ho ho. Justo después de haber visto esta película sobre espíritus, mi vecino comienza, justo en la habitación al lado de la mía -pero en su casa, obviamente-, a taladrar y hacer cosas. No es que me haya asustado ni nada por el estilo, pero curioso que se dé esa coincidencia... ruidos saliendo de las paredes... En fin, por alguna razón que se me escapa de la mente, pensaba que esta película era argentina, o al menos que su director era argentino. Pero no, Mendoza es un californiano de ascendencia filipina, lo que viene explicando su apellido. Y me llama la atención que los filipinos tengan esos apellidos que harto se escuchan por acá en latinoamerica; por ejemplo, Lav Díaz -a quien espero más pronto que tarde tener por acá-, Cirio Santiago, Eddie Romero, Gerardo de León... Igual después me pongo a investigar y resulta que al igual que nosotros, en su tiempo Filipinas fue gobernada por españoles, así que ahí tengo mi respuesta: (cierto) legado cultural. Y luego fueron los estadounidenses, y por un rato los japoneses ocuparon el territorio. Una Historia movida la de Filipinas, ¿por qué no me pasaron nada de esto en el colegio? En cualquier caso, mejor me pongo a hablar de "I am a ghost", una película de fantasmas de bajísimo presupuesto que logra diferenciarse de todas sus "semejantes" porque va más allá de los límites que delimitan el género en el que se ubica. Una película marginal, podríamos decir, pero ejecutada con la sobriedad y precisión de alguien que lleva mucho tiempo en el oficio -y si buscamos bien, H.P. Mendoza ha dejado su estampa en varios trabajos, soportes y formatos-. Sí, me ha gustado mucho "I am a ghost".
Emily es una fantasma que está atrapada en su casa, la casa en que murió, la casa en la que ahora vive una familia que contrata a una médium cuya misión es liberarla de estos límites eternos, o deshacerse de ella, como suene más bonito. Pero llevar a cabo dicha tarea no es nada fácil, menos con el trasfondo que carga Emily a sus espaldas...
Así es, sería insultante comparar "I am a ghost" con sus "semejantes" de terror bajo presupuesto, primero porque el bajo presupuesto no debería ser un verdadero criterio para clasificar películas -aunque funciona como cuña mediática-, y porque esas otras cintas de terror realmente no son verdadero terror sino más bien un compendio de saltitos o sustitos inocuos que, mayor o menor dinero y medios, no logra ocultar el hecho de que quien está detrás no sabe una mierda lo que está haciendo salvo recurrir a los trucos más usados de ese gastado manual de cómo asustar adolescentes a punto de quedar embarazadas/ser padres. Ver "I am a ghost" es todo un agrado, y desde luego una sorpresa. Uno pensaría de buenas a primeras que Mendoza es otro de esos jovencitos realizadores de horror que gustan de la cámara en mano -pero la peor cámara en mano posible- y monstruos que aparecen súbitamente de la oscuridad para elaborar sus ¿películas? y el ¿miedo? que pretenden provocar. Pero tal cosa no es cierto pues Mendoza demuestra que es un notable y astuto director. Igual no es que pensara que el hombre fuera así de malo, pues antes de ver su película, leí un par de comentarios bastante positivos y alentadores; todo lo anterior lo digo para establecer un punto comparativo entre la mediocridad reinante de los reyes del efectismo y este otro director que se nota de inmediato sabe perfectamente lo que está haciendo. "I am a ghost" es un gran ejemplo de una película bien pensada y mejor ejecutada: ninguna decisión argumental ni de estilo carece de soporte y justificación narrativa.
Cierto, quizás no estemos ante la octava maravilla, pero vamos, es una excelente película que invita a seguir creyendo en ese terror de verdad, aquel que descansa en una atmósfera que no te deja respirar en ningún momento y de verdad hace que te sientas incómodo. Y el que esté llevada a cabo con tan pocos medios demuestra que Mendoza de verdad tiene talento. ¿Y cómo se logra esto? ¿Qué ingredientes utiliza el buen Mendoza para hacer de "I am a ghost" una singular experiencia? Vayamos con ello...
Primero que todo, de lo más loable considerando el género al que pertenece, Mendoza no recurre a vanos efectismos cuya función es inyectar miedo en donde no lo hay; el tipo toma un espacio, en este caso la casa de Emily, y poco a poco construye una atmósfera de malestar, tensión y, naturalmente, miedo que logra envolver el día a día de este abandonado espíritu... y todo sin estridencias, claro. Importante también, la atención está garantizada durante sus 70 minutos de metraje, y el miedo -especialmente en los momentos álgidos del filme- no está ahí únicamente para engancharnos esporádica y transitoriamente; el miedo está ahí para terminar de dar un golpe que se ha ido fraguando durante largo rato. Nada está al azar, nada sucede por capricho o para intentar "no aburrir"; Mendoza tiene respeto por sí mismo como director, por su película como obra orgánica que no necesita ver pervertida su esencia narrativa y estilística, y por el espectador que no se deja engañar por cualquier caramelo. Gracias a esta atmósfera, el visionado se hace cada vez más desconcertante y descolocante, pues "I am a ghost" va in crescendo hasta esa pesadilla viviente que es todo el tramo final, como ya señalé, plenamente justificado y construido, y tampoco muy alejado de esa quietud que se ve la mayor parte del metraje.
¿Y cómo logra crear esta malsana atmósfera el bueno de Mendoza? Con una espectacular puesta en escena que va desde la quietud más agobiante hasta la más desorientadora locura visual -producto del montaje y no de la cámara en sí: chúpense esa, novatos del found footage-. Si no son planos generales en los que apenas hay movimiento -como si alguna entidad estuviera amenazándonos con su improbable presencia-, entonces son una serie de imágenes montadas con audacia y preciso efecto sobrecogedor -y dramático, desde luego-. Esta sobria puesta en escena sugiere que el verdadero peligro está en el espacio, listo para atacar y dejarnos sin reacción. Los zarandeos no son necesarios; dicho de otra forma, el miedo no está en el mecanismo en sí sino en el cómo éste lo expresa, lo manifiesta. Por eso la quietud y la suavidad es tan intensa: está pero no, mas se siente de todas formas. Y no sólo eso, el buen Mendoza no se contenta únicamente con ofrecernos una notable experiencia terrorífica muy bien ejecutada, sino que también nos cuenta una desafiante trama sobre la vida y la muerte -cosas de fantasmas: la verdad que los aprisiona, o la mentira que los deja ilusoriamente libres- con habilidosa narración, especialmente en el uso del montaje.
Una película muy equilibrada e inteligente. Incluso podríamos decir que "I am a ghost" es un rompecabezas. Interesante a más no poder.
Su final, y ojo que por final no me refiero al último tramo sino al corte a negro que anuncia que todo "acabó", me parece raro; quizás sea así por su carácter de cierre no del todo concluso, de acción cercenada, etc. No me pareció lo más acertado, pero tampoco es para lanzarle piedras y odiarlo. Lo importante es que el conjunto no sale dañado y, después de todo, tampoco es un mal cierre. Para qué complicarse...
¿Qué dicen los adolescentes morbosos? De seguro, que "I am a ghost" es "aburrida". ¿Cómo es en realidad? Pausada e inquietante. Muy recomendable. De seguro pasarán un mal rato... al menos estarán constantemente nerviosos.
No puedo estar más de acuerdo contigo. Me pareció una película tan bien aprovechada que quedé realmente encantado cuando la vi. Me sumo a tu crítica y también animo a todo el mundo que no la haya visto a hacerlo.
ResponderBorrarUn abrazo, y felices fiestas (a ti y a tus vecinos del taladro).
Pues los vecinos parece que lo pasaron genial, jaja, al menos los hijos sí que celebraban. Es curioso, aunque ya no se tenga la misma magia y emoción que uno sentía cuando niño, igual fue un día más que bonito incluso cuando no haya pasado gran cosa. ¡Y se viene el año nuevo! Que lo pases bien, y que tengas un gran 2015.
BorrarY H.P. Mendoza me dejó más que enganchado con su "I am a ghost". Hay que estar atento con él, definitivamente. Por ahora, quizás no sea una peli muy navideña para ver, jaja... pero hay que verla, no hay duda en eso.
Abrazos.