jueves, 12 de marzo de 2015

Catch .44 - 2011


Director: Aaron Harvey

  Marzo, ¡el mes de las operas primas! También el del regreso a clases para los pobres escolares, el del regreso a la puta universidad para los ilusos entusiastas -aún no para mí, gracias vida mía-, el del regreso al trabajo para los héroes anónimos; el mes en que el sol se vuelve diez veces más odioso, el mes de los trámites que se reproducen sin consideración, a fin de cuentas, el mes en que todo parece volver a su normal y cotidiano caos. Luego de hoy, o sea mañana, algo que de seguro sólo yo entenderé, comienza marzo para este blog; para mí, el lunes, cuando profesores y alumnos aúnen esfuerzos con tal de hacerme dormir a plena luz del día, algo que siempre me cuesta un montón cuando lo intento por mi cuenta. Qué se le puede hacer, así es la vida... A propósito de operas primas, Aaron Harvey debutó en el largometraje con "Catch .44", una cinta desordenada que cumple a duras penas ciertos objetivos que el director se propuso antes de llevarla a cabo, y que además cuenta con un notable reparto para un joven director que antes de esto no había hecho absolutamente nada, si hacemos caso a IMDB. ¿Vale la pena? Tengo que pensarlo un par de párrafos más...


  Cómo explicarlo... Tres chicas de armas tomar, tal como les encomendó su jefe, el excéntrico Mel, llegan a un aislado, húmedo y maloliente diner a encontrar al sujeto que tiene la osada/estúpida idea de meterse en el territorio del mencionado Mel. La cosa, sin embargo, parece irse al diablo cuando la violencia se apodere del lugar y toda una maraña de mentiras comience a develarse.


  Un ejercicio de estilo, eso es "Catch .44". Una forma que tiene Aaron Harvey de demostrar que es capaz de hacer productos como éste -émulos de otros cineastas con más renombre y recorrido, que no se amilanan ante la trayectoria de estos-, de autopromocionarse para que ejecutivos lleguen frente a él con bolsas de dinero y promesas de repartos aún más estelares, y de impresionar a los espectadores deseosos de ver Tarantinadas o Tarantinazos para así hacerse un nombre en ese necesitado nicho, pues como el viejo Quentin tiene pocas películas estos espectadores ansían más y más.
  "Catch .44" no es la gran cosa; en realidad, es bastante limitada y, peor aún, obvia en sus pretensiones de ser o superar a Tarantino. Un ejercicio de estilo impersonal y que poco a poco se va debilitando, aunque hay que reconocer que los resultados no son para nada desastrosos... simplemente insuficientes e insatisfactorios. Y digo insatisfactorios porque si al principio la cosa prometía un visionado veloz y audaz, cuanto menos entretenido, al rato comienza a tropezarse con sus propios propósitos de emular al director de "Reservoir dogs", lo que convierte a "Catch .44" en una cinta cansina y sin la (poca) personalidad que en un inicio sugería.
  No basta con escribir diálogos aparentemente banales, improvisados o "naturales" -demasiado impostados en el presente caso, lo que queda lamentable cuando los actores se ven obligados a recitar algunas lineas francamente inexplicables y tontas (un chiste que se cuenta, acortado para evitar que la vergüenza se prolongue mucho: un cura, un confesionario, cuatro monjas dispuestas a confesarse; la primera va y dice que ha pensado en el pene de un hombre, a lo que el cura le dice que rece diez ave marías... la segunda va y dice que ha visto el pene de un hombre, a lo que el cura le dice que rece veinte ave marías y se lave los ojos con agua bendita... la tercera y cuarta monja comienzan a pelear, el cura sale para parar la conmoción, pregunta qué demonios sucede, y la cuarta monja dice "al diablo, no pienso lavarme la boca luego de que ésta -la tercera- ponga su trasero en el agua bendita"... *BA DUM TSS*)-; tampoco basta con que esos diálogos sean "largos" -no largos a nivel de Tarantino, pero sí largos a nivel de sujetos que pretenden serlo y no logran ir más allá de los dos o tres minutos, sin siquiera rozar la fluidez del mencionado referente-; tampoco basta con que esos diálogos sean parábolas o historias aparentemente inconexas y nada que ver pero que en realidad reflejan con milimétrica exactitud lo que sucede en el universo de los personajes -una jugada tan manida que pierde la gracia y resta bonos al guionista que no sabe ir más allá del manual-; tampoco basta con armar triángulos de pistoleros -algo no creado por Tarantino, a todo esto-; tampoco basta con jugar con el orden temporal de los acontecimientos -algo muy caprichoso en este caso, sin una justificación narrativa consistente-; tampoco basta con imitar y calcar ciertos planos utilizados por Tarantino -no creados todos por él, se sabe-; ni tampoco basta utilizar ese particular sentido del humor que imitado queda bastante descafeinado -otro diálogo sobre, no sé si entendí muy bien, pretender y rendirse y dominar a los hombres..., es otro reflejo de la imitación barata que acaba jugando en contra-. Todo esto, en vez de hacer que la película sea tan memorable como el mejor Tarantino, acaba por restarle fuerza e interés. Si no hay identidad...
  El guión tiene ciertos agujeros, como por ejemplo lo que da origen a la premisa: una vez estén al tanto de todo, se preguntarán si era necesario elaborar una puesta en escena tan complicada para algo sencillo y que se pudo haber hecho rápidamente y sin peligros. No veo por qué complicar lo que es fácil, y Aaron Harvey lo ha hecho, logrando que su trama se enrede sola y no logre permanecer firme y sólida, especialmente cuando más lo necesita. Eso es lo primero, lo segundo tiene relación con el personaje de Forest Whitaker, cuya razón de ser o motivo para sus acciones es... cómo decirlo, demasiado fácil y comodín, y más parece una caricatura que la inequívoca señal de una mente desquiciada. Además, su peso dramático se limita a matar unos cuantos, alargar las situaciones innecesariamente y traer a colación recuerdos que aunque parezcan aportar algo, en realidad carecen de toda forma e importancia. Demás está decir que si Harvey no es un buen guionista, tampoco logra ser un director que disimule los fallos de su pluma, al contrario, parece hacerlos más obvios, más presentes. Sumen el hecho de que el tipo no tiene un pulso firme a la hora de elaborar y mantener la tensión -aunque cada momento tiene la pinta de ser el momento, el tempo general les da el carácter de tiempo muerto, como si nada estuviera pasando a pesar de los tiros y la sangre y los muertos-. Por último, el final, esa pequeña y fugaz venganza, es de no creer. Nunca puedo tomarme en serio un personaje que arma tan "detallado" plan para luego caer gracias a una menudencia. Impresentable resolución.
  Oh, tampoco comprendo por qué cada vez que Mel aparece en pantalla, lo hace sin que aparezca su rostro, siendo que el primer plano de la película es, justamente, un primer plano de Mel (Bruce Willis) diciéndole a un sujeto en fuera de campo que nunca confió en él. Mal montaje ahí, creo yo: o Harvey filmó las escenas de Mel privando su rostro pensando en la construcción de cierto misterio en torno a él para que al final viéramos que es Willis -lo que se va al diablo con ese plano inicial y destructor de misterio-, o eso fue un capricho de niño que quiere ser "cool". Me recuerda un poco a la construcción de Bill en "Kill Bill", aunque Tarantino sabe hacer mejor las cosas incluso cuando no se puede contener. Y hablando de Willis, hay un gag metacinematográfico que queda muy fuera de contexto e irrisorio. De verdad que hay cosas que no entiendo en algunos directores que pecan de graciosillos y listillos.
  Con todo, la primera mitad de "Catch .44" es bastante interesante y entretenida de ver, pero cuando la mitad de los personajes se muere, ya por la mitad del metraje, es cuando la cosa comienza a perder el rumbo y volverse un producto del montón, de esos comunes y corrientes que se creen rupturistas e innovadores. Aparentar genialidad, muy a pesar de Aaron Harvey, no le hará llegar a su meta, que es hacer una película digna de su héroe. O quizás su meta era hacer una película y fin. En cualquier caso, "Catch .44" es un ejercicio mitad efectivo/correcto-a-medias mitad despropósito/fallido. No se perderán de nada si no la ven, salvo el quincuagésimo intento de un director joven en intentar ser Tarantino, quien ya sabemos es un conocido imitador, aunque uno que sabe imprimirle un punto de vista propio y único a las herramientas a las que recurre. Hay una gran diferencia, y la cinta de hoy lo demuestra.

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