Meshes of the afternoon - 1943

Dirección: Maya Deren & Alexander Hammid

  Comentaría "Pusher II" y "Pusher 3", lo lógico considerando que me propuse ver y comentar la etapa "desconocida" de Nicolas Winding Refn, lo cual quedaría completo de no ser porque surgieron problemas técnicos, es decir, que las cintas en cuestión son de tan buena calidad que el computador que estoy usando por mientras no las puede reproducir... ya me compraré uno poderoso cuando me paguen, pero no esperaré hasta fin de mes para terminar este pequeño ciclo, aunque sí un par de días. Mientras tanto, y dado que el tiempo escasea entre el trabajo y la universidad, en estos dos o cuatro días iré comentando piezas de corta duración pero no por eso poca calidad cinematográfica. En esa lógica, toda vez que dura tan sólo 14 minutos, comenzar con "Meshes of the afternoon" parece ser lo ideal. La presente película es todo un tesoro que deben descubrir y luego atesorar, disfrutarla como la fascinante e intrigante, a fin de cuentas, única pieza que es.


  Una mujer llega a su casa y, lo que parecía ser un regreso normal y rutinario, se vuelve toda una espiral de locura llena de extrañas figuras, rostros, flores, sombras, llaves, símbolos, etc. ¿Qué demonios está pasando?

  Dos aspectos son los que más destacan, o al menos sobre los que más se puede escribir y a gusto, de "Meshes of the afternoon". El primero es su trama y la natural interpretación de los hechos, que no se le puede negar a nadie y menos a los listillos que van punto por punto -descuidando el panorama general-, y el segundo es la significación de la película en sí, su importancia como obra audiovisual dentro de cierto contexto fílmico. Adelanto que en ninguno de los dos aspectos es menester elaborar un análisis detallado, pero creo que de todas formas me extenderé lo que suelo extenderme en estos días de tiempos cortos y presurosos.
  Sobre la trama no diré nada específico, pues esto de ir dando interpretaciones es querer pasarse de listo y, de paso, dejar una maraña de spoilers, algo difícil en este caso a menos que detalles el plano final. No, del argumento de "Meshes of the afternoon" se pueden interpretan mil cosas, aunque de seguro ninguna de ellas se alejaría mucho del hecho de que la protagonista vive una experiencia completamente simbólica, una abstracción de su vida cotidiana, una proceso introspectivo; una representación de sus miedos, inseguridades, deseos, celos (¿?), y el devastador efecto que todos estos síntomas suponen, y que a fin de cuentas acaban siendo una caída en el abismo de la locura. ¿Una despedida acaso?
La puesta en imágenes de parte -tan sólo una pequeña pero intensa parte- del mundo interior de la protagonista no puede ser mejor, generando la ambigüedad inherente de todo ente subjetivo, dando a conocer constantemente elementos de suma importancia así como también escondiendo, con una notable mezcla de sutileza y "obviedad" -no se me ocurre otra palabra salvo ésa, que siempre suena mal-, aquellos que pueden acercarnos a la gran verdad, aunque de todas formas lleguemos a ese punto: la revelación.
A decir verdad, cualquier excusa argumental que se les ocurra (a ustedes, a cualquiera) puede servir como pie para una experiencia en que lo importante sea la percepción en primera persona -en cuanto a sentimientos, no necesariamente en términos formales- sobre el recorrido por los sinuosos recovecos de la mente. Por eso todas estas especulaciones no tienen mayor importancia en tanto no significan nada que desvele la experiencia en sí, cuya principal baza es la concatenación de hechos sin mayor explicación lógica pero con inmenso poderío visual y simbólico, que al fin y al cabo conforman el eje central de esta historia. Por lo demás, "Meshes of the afternoon" te mete de lleno, desde el primer momento, en su intrincado laberinto circular, cada vez más fascinante y complejo, gracias a una puesta en escena que retuerce en su justa medida todo lo que puede con tal de generar esta potente y sólida experiencia. La dirección de Deren y Hammid es precisa, ágil y dueña de un particular tempo que le imprime a las imágenes ese delicioso y atractivo misterio.
  Por otro lado, en cuanto a su importancia cinematográfica, no hace falta listar a los influenciados ni qué fue lo que más les llamó la atención. Me quiero concentrar en la etiqueta de experimental que lleva esta película, que de seguro en ese entonces sí que lo era pero hoy en día se queda corta ante lo "experimental" que son los referentes actuales del "género". Y pongo comillas porque hay una diferencia entre creerse experimental y hacer cosas sin sentido -como poner la cámara en el extremo de un palo y girarlo y girarlo y girarlo durante veinte minutos, siendo eso todo-, y realmente experimentar con las posibilidades del cine y sus herramientas, algo que sí logran Hammid y Deren, quienes juegan con la imagen, la escritura, el montaje, etc., dando como resultado una verdadera experiencia inmersiva, sin diálogos y apenas con una banda sonora agregada años después, capaz de envolverte en ese ilimitado mundo descrito y retratado. En cambio si me muestran cómo una cámara gira, capaz que me maree y me ponga a vomitar, pero quizás esa sea la nueva experiencia artística experimental...
  "Meshes of the afternoon" es una pieza imprescindible, no de eso llamado cine experimental sino del cine de verdad, el cine a secas; una memorable e imperecedera metáfora sobre... bueno, ya dirán ustedes... no es tan difícil, en todo caso, saber qué es, aunque unir todos los detalles quizás sí sea un reto muy interesante. Les diré lo mismo que he dicho en gran cantidad de películas cuya bien pensada historia es el simple motor para una experiencia mayor, mucho menos matemática que totalmente mística: déjense llevar y listo. "Meshes of the afternoon" es una gozada, y por 14 minutos de tu vida... yo la acabo de ver dos veces. Oh, y se me olvidada apuntar que Meren y Hammid hicieron esta película prácticamente solos: productores, editores, cámaras, actuaciones, dirección... Se merecen un aplauso, y mejor, un visionado.