Director: Hong Sang-soo
Me han recomendado y hablado de "Rick and Morty" lo suficiente como para animarme a verla. Ya estoy al día, pero pienso que realmente no vale la pena hacer una entrada al respecto, ¿qué otra cosa se puede decir aparte de que es divertida e ingeniosa y, dentro de sus oleadas de referencias pop (partiendo por la premisa del doctor loco que viaja en el tiempo y esas cosas), bastante original? También destaca que mantiene una continuidad incluso de los acontecimientos más estrafalarios y que su tratamiento de personajes no es nada desdeñoso ni superfluo, aparte de tener dos o tres escenas relativamente impactantes. Ahora bien, no estamos ante la maldita octava maravilla del universo, a menos, claro, que hayas visto cinco películas en toda tu vida o que seas el espectador medio de Netflix, ese que se hace pajas con 500 millones de horas de Adam Sandler (yo les recomiendo Katerina Hartlova). Si quieren divertirse un rato, "Rick and Morty" es una excelente alternativa; si quieren dedicarle su vida entera a esta serie, bueno, allá ustedes, seguramente no les faltará amigos o gente con la imperiosa necesidad de gritar cuál es su escena favorita... Que conste que "Archer" es diez veces mejor. Ahora bien, seguimos con la retrospectiva dedicada a Hong Sang-soo, la cual a su vez se halla inmersa dentro de esta puesta al día de Cannes 2017 (para llegar a esta edición, cuyas películas probablemente no veré hasta dentro de diez meses, mínimo, conociendo lo mejor posible la obra de los directores que participan en la Selección Oficial). La segunda película del surcoreano es "The Power of Kangwon Province".
Si "The Day a Pig Fell into the Well" es una suerte de cartografía de los problemas del ser humano moderno, con sus frustraciones y miserias y melancolías como eje central, capturada bajo la aguda y sutilmente irónica mirada de Hong Sang-soo, "The Power of Kangwon Province" es un detallado y certero cuadro de conductas, acaso costumbres y mecánicas sociales. La diferencia fundamental entre ésta y la opera prima de Hong Sang-soo es que en la presente, el director dirige con un estilo austero y distanciado, con cierto aire y atmósfera documental, más o menos como lo hace Ruben Östlund en "Gitarrmongot", "De ofrivilliga" y "Play" (que menciono para ilustrar mejor mi punto), una puesta en escena sin artificios ni mecanismos tendenciosos, un director que se abstrae de la narración y que, en vez de imponer un punto de vista, ofrece una "inédita" ventana a la realidad, una mirada no mediada ni tratada por instrumentos narrativos o dramáticos hacia este escenario crudo en donde los personajes parecen estar aún más perdidos que en la película anterior, toda vez que Hong Sang-soo parece apostar por un tratamiento de "no intervención". De esta man... "Hey, campeón, pero el sólo hecho de que el director encuadre de cierta manera o corte en determinado punto significa que no hay realidad pura y que el material visto responde a una visión inherentemente personal de la realidad". Ok, viejo, perdón por contradecir tu dogmático y rancio libro de teoría fílmica que guardas bajo tu almohada... ¡mira! ¡hay un auditorio lleno de académicos diletantes y perdedores que esperan a que alguien más les diga qué deben ver y qué les debe gustar y qué deben pensar! "¿Dónde? ¡¿DÓNDE?!".
...
...Perdón por el exabrupto, pero es que los ñoños no dejan de molestarme, ya les digo que la domesticación es una plaga... y aún así se atreven a idolatrar a Rick Sánchez (probablemente por su alcoholismo e irreverencia y no por su indomable e insobornable espíritu ácrata).
Como sea, ya está más o menos todo dicho. En "The Power of Kangwon Province" veremos la vida de dos amantes ya distanciados y cómo éstos retornan lentamente a sus respectivas rutinas, caracterizadas por el tedio, la soledad, la banalidad y un subyacente halo de decepción que no deja de teñir de gris esa existencia aparentemente pacífica y plena. Insisto, aunque Hong Sang-soo no elude sus ya conocidas inquietudes e intereses (las relaciones románticas o simplemente sexuales, la insatisfacción existencial, la ahogada crisis personal), su retrato es más observacional que activamente discursivo, no por nada es sabido que usualmente las películas de Hong Sang-soo no tienen un guión previo y éste se arma sobre la marcha, empapándose de los escenarios y de esa "realidad" que su cine expresa de manera tan sencilla y sincera. Ésta en particular es una película más directa y diáfana al respecto, con personajes que, en vez de conducidos a la perdición (como en "The Day...), permanecen en la nada acostumbrada, se mantienen en ella: vidas comunes y corrientes. Sólo la bella escena final parece mostrar un gesto de ternura y comprensión por parte del director, un dejo poético, una intención discursiva, una intervención que apunta directamente a esa humanidad tan fácil de obviar entre tanta presión y frustración y que al final del día es lo único que nos queda: una llamita que puede iluminar cualquier cosa.
En cualquier caso, si han visto las mencionadas películas de Östlund (de las cuales ya he hablado), quizás me entiendan mejor, y si ya han visto el presente film, tanto mejor. De todos modos es más recomendable ver las películas del maldito Hong Sang-soo que tomarme en serio. Paz.
Si "The Day a Pig Fell into the Well" es una suerte de cartografía de los problemas del ser humano moderno, con sus frustraciones y miserias y melancolías como eje central, capturada bajo la aguda y sutilmente irónica mirada de Hong Sang-soo, "The Power of Kangwon Province" es un detallado y certero cuadro de conductas, acaso costumbres y mecánicas sociales. La diferencia fundamental entre ésta y la opera prima de Hong Sang-soo es que en la presente, el director dirige con un estilo austero y distanciado, con cierto aire y atmósfera documental, más o menos como lo hace Ruben Östlund en "Gitarrmongot", "De ofrivilliga" y "Play" (que menciono para ilustrar mejor mi punto), una puesta en escena sin artificios ni mecanismos tendenciosos, un director que se abstrae de la narración y que, en vez de imponer un punto de vista, ofrece una "inédita" ventana a la realidad, una mirada no mediada ni tratada por instrumentos narrativos o dramáticos hacia este escenario crudo en donde los personajes parecen estar aún más perdidos que en la película anterior, toda vez que Hong Sang-soo parece apostar por un tratamiento de "no intervención". De esta man... "Hey, campeón, pero el sólo hecho de que el director encuadre de cierta manera o corte en determinado punto significa que no hay realidad pura y que el material visto responde a una visión inherentemente personal de la realidad". Ok, viejo, perdón por contradecir tu dogmático y rancio libro de teoría fílmica que guardas bajo tu almohada... ¡mira! ¡hay un auditorio lleno de académicos diletantes y perdedores que esperan a que alguien más les diga qué deben ver y qué les debe gustar y qué deben pensar! "¿Dónde? ¡¿DÓNDE?!".
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...Perdón por el exabrupto, pero es que los ñoños no dejan de molestarme, ya les digo que la domesticación es una plaga... y aún así se atreven a idolatrar a Rick Sánchez (probablemente por su alcoholismo e irreverencia y no por su indomable e insobornable espíritu ácrata).
Como sea, ya está más o menos todo dicho. En "The Power of Kangwon Province" veremos la vida de dos amantes ya distanciados y cómo éstos retornan lentamente a sus respectivas rutinas, caracterizadas por el tedio, la soledad, la banalidad y un subyacente halo de decepción que no deja de teñir de gris esa existencia aparentemente pacífica y plena. Insisto, aunque Hong Sang-soo no elude sus ya conocidas inquietudes e intereses (las relaciones románticas o simplemente sexuales, la insatisfacción existencial, la ahogada crisis personal), su retrato es más observacional que activamente discursivo, no por nada es sabido que usualmente las películas de Hong Sang-soo no tienen un guión previo y éste se arma sobre la marcha, empapándose de los escenarios y de esa "realidad" que su cine expresa de manera tan sencilla y sincera. Ésta en particular es una película más directa y diáfana al respecto, con personajes que, en vez de conducidos a la perdición (como en "The Day...), permanecen en la nada acostumbrada, se mantienen en ella: vidas comunes y corrientes. Sólo la bella escena final parece mostrar un gesto de ternura y comprensión por parte del director, un dejo poético, una intención discursiva, una intervención que apunta directamente a esa humanidad tan fácil de obviar entre tanta presión y frustración y que al final del día es lo único que nos queda: una llamita que puede iluminar cualquier cosa.
En cualquier caso, si han visto las mencionadas películas de Östlund (de las cuales ya he hablado), quizás me entiendan mejor, y si ya han visto el presente film, tanto mejor. De todos modos es más recomendable ver las películas del maldito Hong Sang-soo que tomarme en serio. Paz.
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