Director: Spike Lee
El año pasado la gente no celebró halloween con tanta parafernalia como ayer, y más encima hoy fue feriado, con toda la gente en sus casas y los niños en las calles. Demonios. ¿Nadie me quiere regalar una casa en mitad del bosque? Si a alguien le sobra, yo feliz se la arrebato. Como sea, ayer había visto "Jungle Fever" y más vale que mañana pueda ver la que sigue, porque si no, ¿de qué demonios hablaré? Si viviera en un lugar tranquilo y silencioso podría ver el doble de películas. Palabra.
El repaso a la filmografía de Abel Ferrara, además de haber dejado magníficos visionados, no sólo me descubrió a un guionista único y absolutamente genial (el gran Nicholas St. John) sino que también a Annabella Sciorra, grandísima actriz que me maravilló especialmente en "The Funeral". Terminada esa película me fui a revisar su filmografía y, con cierta sorpresa, constaté que después de ello no ha tenido, descontando un par de excepciones, grandes papeles (de hecho, ha tenido que participar en producciones de dudosa calidad), aunque apareció en "Los Soprano" algunos episodios. Y no dejaba de preguntarme cómo es que una actriz tan buena como ella no obtiene papeles que le permitan consolidar su talento. La respuesta la hallé hace un par de días: Annabella Sciorra es otra de las víctimas de Harvey Weinstein, quien luego de violarla se encargó de seguir acosándola durante años, además de correr la palabra de que era una actriz difícil y que mejor era no contratarla, para evitar líos. Sobran las palabras. El caso es que, si algo me motivó realmente a ver "Jungle Fever", fue la presencia de Sciorra: sencillamente es una actriz que no hay que perderse.
Un exitoso arquitecto negro, casado y padre de una niña muy inteligente (la chica es adorable y la escena del desayuno es hilarante), tiene una aventura con una secretaria de origen italiano que vive con su padre y sus dos hermanos, todos inútiles, por supuesto. Voy a tratar de ser breve porque no hace falta hacer lecturas que ustedes ya podrán efectuar. Lo concreto es que "Jungle Fever" es más que una historia de infidelidad, y lo digo en varios sentidos: para empezar, el relato no se centra únicamente en el arquitecto y la secretaria, pues también adquieren importante protagonismo personajes como el de John Turturro, un italoamericano encargado de la tienda familiar y un poco harto de las tradiciones impuestas por su padre (interpretado por Anthony Quinn), y el de Samuel L. Jackson, hermano del arquitecto y drogadicto a tiempo completo, entre otros tantos cuyas sub-tramas van conformando una red de conflictos cruzados por el racismo, el machismo, la pobreza y la desigualdad. Así, esta infidelidad es la excusa de Lee para poder reflexionar en torno a lo que sucede cuando distintas culturas se "mezclan" en una sociedad rígida y dividida, obligada a convivir entre sí aunque mejor de lejos, o quizás no de lejos pero sí distanciados por una barrera invisible pero certera. Con más autocrítica y menos complacencia que en "Do the Right Thing", Lee nos muestra cuán hondo ha calado el racismo en italianos, negros, blancos, judíos, pobres, ricos, religiosos, ateos, hombres, mujeres, y cuán difícil es reconocerlo, identificarlo y, sobre todo, enfrentarlo. Una sociedad hecha de racismo, que vive y respira racismo; racismo que no surge de individuos, racismo que de alguna u otra forma se enseña, se valida.
Me sorprende, siendo una película de Lee, que los personajes negros no sean los más "inteligentes" o "correctos". Acá la verdadera víctima es el personaje de Sciorra: ustedes saben qué destino tiene "la otra mujer" en la sociedad de hoy: él se puede arrepentir, volver con su mujer, decir que fue una equivocación, mientras que ella, ella que no veía su aventura como una simple aventura sino que como un sueño, una posibilidad, debe volver al infierno del que quería escapar. Y disculparse por haber sido tan tonta, claro, soportar las miradas reprobatorias. Se nota, y me queda más claro habiendo visto "She's Gotta Have It" (hasta en "Do the Right Thing" hay retazos de ello: basta con mirar la displicencia con que el repartidor de pizza trata a la madre de su hijo), que Lee tiene especial sensibilidad con los personajes femeninos y sus problemáticas. Y Annabella Sciorra ofrece una gran y poderosa interpretación.
Por lo demás, debo señalar que "Jungle Fever" no es un drama propiamente tal, y con esto quiero decir que no tiene un perpetuo tono solemne o serio de un drama convencional. Es una película de Spike Lee, por dios: puede ser cruda, divertida, directa, frontal, ligera, inteligente, sin tener que someterse a una linealidad tonal, argumental o formal. Es una película llena de pensamientos, historias y sentimientos. Una película aguda, desafiante y tristemente verídica, con personajes muy bien construidos, profundos y humanos. Más importante: "Jungle Fever" es una película honesta y coherente.
No sé si dije lo suficiente, si hablé demás o si me salté los aspectos más importantes, pero espero que haya hecho lo justo como para invitarlos a ver esta película. No creo que sea una película fácil de resumir, en todo caso, esa es su gracia: no está hecha para contentar ni para acomodarse en una lectura oficial.
Bueno, en fin, ahora hay que dormir y esperar a que mañana llueva para que nadie salga a la calle a hacer ruido. Paz.
El repaso a la filmografía de Abel Ferrara, además de haber dejado magníficos visionados, no sólo me descubrió a un guionista único y absolutamente genial (el gran Nicholas St. John) sino que también a Annabella Sciorra, grandísima actriz que me maravilló especialmente en "The Funeral". Terminada esa película me fui a revisar su filmografía y, con cierta sorpresa, constaté que después de ello no ha tenido, descontando un par de excepciones, grandes papeles (de hecho, ha tenido que participar en producciones de dudosa calidad), aunque apareció en "Los Soprano" algunos episodios. Y no dejaba de preguntarme cómo es que una actriz tan buena como ella no obtiene papeles que le permitan consolidar su talento. La respuesta la hallé hace un par de días: Annabella Sciorra es otra de las víctimas de Harvey Weinstein, quien luego de violarla se encargó de seguir acosándola durante años, además de correr la palabra de que era una actriz difícil y que mejor era no contratarla, para evitar líos. Sobran las palabras. El caso es que, si algo me motivó realmente a ver "Jungle Fever", fue la presencia de Sciorra: sencillamente es una actriz que no hay que perderse.
Un exitoso arquitecto negro, casado y padre de una niña muy inteligente (la chica es adorable y la escena del desayuno es hilarante), tiene una aventura con una secretaria de origen italiano que vive con su padre y sus dos hermanos, todos inútiles, por supuesto. Voy a tratar de ser breve porque no hace falta hacer lecturas que ustedes ya podrán efectuar. Lo concreto es que "Jungle Fever" es más que una historia de infidelidad, y lo digo en varios sentidos: para empezar, el relato no se centra únicamente en el arquitecto y la secretaria, pues también adquieren importante protagonismo personajes como el de John Turturro, un italoamericano encargado de la tienda familiar y un poco harto de las tradiciones impuestas por su padre (interpretado por Anthony Quinn), y el de Samuel L. Jackson, hermano del arquitecto y drogadicto a tiempo completo, entre otros tantos cuyas sub-tramas van conformando una red de conflictos cruzados por el racismo, el machismo, la pobreza y la desigualdad. Así, esta infidelidad es la excusa de Lee para poder reflexionar en torno a lo que sucede cuando distintas culturas se "mezclan" en una sociedad rígida y dividida, obligada a convivir entre sí aunque mejor de lejos, o quizás no de lejos pero sí distanciados por una barrera invisible pero certera. Con más autocrítica y menos complacencia que en "Do the Right Thing", Lee nos muestra cuán hondo ha calado el racismo en italianos, negros, blancos, judíos, pobres, ricos, religiosos, ateos, hombres, mujeres, y cuán difícil es reconocerlo, identificarlo y, sobre todo, enfrentarlo. Una sociedad hecha de racismo, que vive y respira racismo; racismo que no surge de individuos, racismo que de alguna u otra forma se enseña, se valida.
Me sorprende, siendo una película de Lee, que los personajes negros no sean los más "inteligentes" o "correctos". Acá la verdadera víctima es el personaje de Sciorra: ustedes saben qué destino tiene "la otra mujer" en la sociedad de hoy: él se puede arrepentir, volver con su mujer, decir que fue una equivocación, mientras que ella, ella que no veía su aventura como una simple aventura sino que como un sueño, una posibilidad, debe volver al infierno del que quería escapar. Y disculparse por haber sido tan tonta, claro, soportar las miradas reprobatorias. Se nota, y me queda más claro habiendo visto "She's Gotta Have It" (hasta en "Do the Right Thing" hay retazos de ello: basta con mirar la displicencia con que el repartidor de pizza trata a la madre de su hijo), que Lee tiene especial sensibilidad con los personajes femeninos y sus problemáticas. Y Annabella Sciorra ofrece una gran y poderosa interpretación.
Por lo demás, debo señalar que "Jungle Fever" no es un drama propiamente tal, y con esto quiero decir que no tiene un perpetuo tono solemne o serio de un drama convencional. Es una película de Spike Lee, por dios: puede ser cruda, divertida, directa, frontal, ligera, inteligente, sin tener que someterse a una linealidad tonal, argumental o formal. Es una película llena de pensamientos, historias y sentimientos. Una película aguda, desafiante y tristemente verídica, con personajes muy bien construidos, profundos y humanos. Más importante: "Jungle Fever" es una película honesta y coherente.
No sé si dije lo suficiente, si hablé demás o si me salté los aspectos más importantes, pero espero que haya hecho lo justo como para invitarlos a ver esta película. No creo que sea una película fácil de resumir, en todo caso, esa es su gracia: no está hecha para contentar ni para acomodarse en una lectura oficial.
Bueno, en fin, ahora hay que dormir y esperar a que mañana llueva para que nadie salga a la calle a hacer ruido. Paz.
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