viernes, 19 de enero de 2018

Kondom des Grauens - 1996


Director: Martin Walz

Acá otra rareza que me encontré por casualidad. Es la opera prima de su director, quien al parecer ha podido hacer otro largometraje más, dedicándose mayormente a los videoclips, cortometrajes y telefilmes. "Kondom des Grauens" es una llamativa pero pequeña producción alemana ambientada (no estoy seguro si rodada) en New York pero hablada en alemán sobre... sobre un condón asesino... asesino de penes, se entiende. Bueno, uh, hay algunas cosas que se pueden mencionar, claro. A todo esto, he encontrado la respuesta: si alguna vez veo de nuevo una película ya comentada previamente y mi opinión es radicalmente opuesta, no será necesario crear otra entrada aparte: ¡puedo agregar impresiones nuevas en la sección de comentarios (como saben, se permiten gran cantidad de caracteres)! ¿No les parece una solución sensacional? Si alguna vez llego a ver algo ya comentado y tengo cosas nuevas que decir, les avisaré en la pequeña introducción de la entrada que sea y el post de la película en cuestión llevará al final un asterisco (*) que notifique lo agregado. Qué gran tipo que soy, debería estar nadando en millones.


Curiosa película. Muy curiosa. Curiosísima.
No obstante su descabellada y delirante premisa argumental, "Kondom des Grauens" comienza siendo una interesante parodia al cine de detectives que no es un despropósito sin pies ni cabeza como podría parecer así con un vistazo rápido, pues, aunque éstos no constituyan una maravilla cinematográfica, hay estimables esfuerzos tanto en la escritura del guión como en la puesta en escena que dan cuenta de un cuidado trabajo detrás de esta historia que comienza en un motel de mala muerte a donde llega a parar un profesor y una ingenua alumna a la que le faltan puntos para aprobar un examen. A punto de lograr su objetivo luego de "convencer" a la pobre muchacha, el profesor primero procede a enfundarse el miembro, sin saber que el condón en cuestión es una criatura dentada que propina brutales mordiscos. Para empezar, el protagonista, un detective de policía homosexual, tiene toda una backstory (su pasado en Sicilia, su historia familiar) sobre la cual se edifica una sólida construcción de personalidad y moral que hace de él un personaje la mar de convincente y, en cierta forma, empático. Los demás personajes, aunque menos "profundos" que el protagonista, se permiten ir más allá de sus arquetipos y, a lo menos, conformar rasgos de identidad propios. Además, toda esta historia del misterio del condón asesino y la sucia investigación policial emprendida por el protagonista se enmarca dentro de lo que es la dura vida en una gran metrópolis como New York, otorgando tiempo y espacio a una apreciable variedad de personajes y estilos de vida por lo general marginados y relegados que, al menos a mí no me lo parece, no son retratados como caricaturas (a pesar del tono decididamente procaz e incorrecto del film). La película, llegado más o menos el final, hasta se concede la oportunidad de transmitir un conciliador discurso de aceptación, tolerancia, respeto hacia las minorías y fieros palos a toda ideología que discrimine según sexo, raza, religión u orientación sexual, como si el entuerto del condón asesino, cuyos blancos favoritos eran los homosexuales y las putas (bueno... sus clientes: los degenerados), fuera una metáfora de la pandemia del sida como mecanismo para eliminar a los elementos "indeseables" de la sociedad, una crítica a la represión sexual y a los locos que dicen que usar condones es inmoral porque el sexo sólo es para procrear. Demonios, incluso podría encontrarse una crítica a los medios de comunicación y lo conveniente de sus preocupaciones (siempre urgentes cuando las altas esferas se ven afectadas): mientras el condón sólo ataca degenerados, pobres, homosexuales, etc., a nadie parece importarle la existencia de tan extraña criatura, pero cuando devora el miembro de un candidato presidencial republicano, el asunto vaya que adquiere prioridad nacional. Sumen a todo lo anterior un negro sentido del humor manifestado en jocosas imágenes y corrosivos diálogos, además de unos sensacionales efectos especiales (¡esos condones dentados de verdad parecen estar vivos!) y quizás tengamos ante nosotros una joya del underground más desconocido. Pero no...
"Kondom des Grauens" no es mala, pero le juega en contra un ridículo y desmadrado desenlace (que se extiende durante tortuosos y estúpidos treinta minutos) que de la nada se saca un nada creíble villano que actúa por razones completamente imbéciles, y que, más que un clímax propio de una parodia a los relatos de detectives, acaba siendo una descerebrada mezcla de conspiraciones mundiales, ciencia ficción fantástica y "simpáticas" creaciones monstruosas, todo sin pies ni cabeza. Y, ya digo, no es que antes la cosa fuese una maravilla, de hecho el relato se hace cada vez más irregular con el correr del metraje (hasta los 45 o 50 minutos el visionado era bastante disfrutable y ameno, incluso coherente considerando el producto en cuestión), pero de verdad no me parecía la enésima tontería perpetrada por viles idiotas; honestamente daba la impresión que el director, sin tomarse demasiado en serio, quería entregar un producto digno que tuviera algo, aunque sea un poco, de contenido e intención narrativa tras tanta jocosidad y ligereza. Las escenas, por ejemplo, en las que el protagonista camina por una ciudad sucia y atestada de rostros miserables mientras monologaba sobre la belleza de Sicilia y sus deseos por encontrar algo de quietud en su vida no son nada desdeñables. O cuando la imagen nos muestra árboles con un calmo fondo sonoro de pájaros y brisas hasta que, bruscamente, la cámara se mueve para ver un montón de edificios, momento en que de fondo irrumpen los bocinazos, los frenos, los típicos ruidos de la ciudad. Quizás no sea nada destacable, quizás yo esté siendo algo indulgente, pero insisto, son pequeñas cosas que denotan intención detrás.
Lástima que una premisa descabellada pero bien manejada en tanto sucia y desvergonzada parodia detectivesca de bajos fondos con cinismo incluido se convierta en un bodrio sin pies ni cabeza (lo peor de todo es el villano) que no aproveche la identidad de unos personajes que, a pesar de todo, mantienen sus rasgos hasta el final.
Ahora, por si se lo preguntaban, la película es mucho más suave que los cómics de Ralf König (el primero lo pueden leer en este link, el segundo no está online); no es tan provocadora ni feísta ni sucia ni transgresora como el cómic original (ni como la obra completa de König, que estoy viendo luce bastante interesante... ¿cómo es que no lo conocía?). La película se basa en El condón asesino y El retorno del condón asesino. Los primeros 45 minutos, los buenos, se basan en el primer cómic (por eso su cohesión, su síntesis); los minutos restantes se basan en el segundo, que hasta podría decir que es más complejo y completo que el primero, incluso a pesar de tener el mismo villano y básicamente la misma loca historia, porque al menos en el cómic König se toma el tiempo para desarrollar el entuerto, mientras que la película intenta condensar torpemente, en poco menos de una hora, más de cien páginas de policías heterosexuales descubriendo que son homosexuales, reflexiones sobre la identidad sexual y la reprimida representación de la sexualidad en la sociedad, y tramas dementes que esconden toda una compleja crítica detrás. Como digo, la segunda parte de la película (más aún, su desenlace) mezcla ambos cómics a lo loco sin preocuparse de los personajes ni del significado de los acontecimientos. Y ojo, que el guión fue escrito por el mismo König. En cualquier caso, ambos cómics me parecen imprescindibles: ácidos, inteligentes y sensibles. La película... bien, pero al final no. Curiosa, nada más. Mantiene el espíritu reflexivo y crítico de los cómics, sí, pero a esta intención le falta atrevimiento y salvajismo (no se muestran penes en todo el metraje, y si me pongo quisquilloso, su "sordidez" puede considerarse blanda y pueril, más cerca del chiste barato que de la transgresión original). En definitiva, "Kondom des Grauens" queda como una extravagancia anecdótica y olvidable.
Por último, aunque me gustó la labor de Udo Samel como policía bruto, claramente este papel habría sido ideal para Rainer Werner Fassbinder (lástima que llevara muerto más de diez años). Estoy seguro que al genial director alemán le habría encantado hacer de policía bruto que no esconde su activa homosexualidad. ¿Y si la hubiese dirigido? ¡Mein Gott!, se me hace agua la boca de solo pensarlo...

...no olviden usar protección, ¿eh?...

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