Director: Mathieu Amalric
Comenzamos el lunes habiendo visto dos películas. Vamos bien. Pretendo ver tantas películas que, para poder escribir impresiones frescas (como es la manda en este blog), tendré que subir dos entradas al día. Pero oigan, es sólo un sueño. Ojalá se cumpla durante febrero, durante esta semana. Mientras tanto, acá tenemos "La Chambre bleue", película basada en una novela de Georges Simenon y dirigida por Mathieu Amalric, también actor a quien vimos, hace muuucho tiempo, en la sensacional "La Vénus à la fourrure" de Roman Polanski. Todo está conectado. Futuro y pasado son uno solo. Alles ist miteinander verbunden.
"La Chambre bleue" es un magistral ejercicio de concisión narrativa y de contención dramática. No quiero develar mucho del argumento y por lo mismo se me hace difícil comentar más al respecto. Partiré por lo más sencillo: en palabras simples, "La Chambre bleue" es un cine negro ejecutado con siniestra y deliciosa elegancia, de una atmósfera que oscila perfectamente entre una formalidad gélida y tórrida, cuya mayor cualidad es la deconstrucción que ofrece de un enigmático caso de... bueno, que involucra engaños, muertes y supuestas conspiraciones. No es una historia lineal; el relato no sigue necesariamente una lógica causal, es ambiguo e incierto, pero su ambigüedad no es ningún tipo de efectismo dramático, al contrario, los detalles del caso se van revelando poquito a poco porque para Amalric lo esencial es la exploración psicológico-política de los personajes, la exploración por los sinuosos senderos de la naturaleza humana, los bajos instintos impulsando actos amorales y difuminando la magnitud de los mismos, que suscita y estimula cada revelación (el protagonista, por ejemplo, puede pasar de hombre honesto a mentiroso compulsivo, de víctima a ciego que no quiere ver, etc.), aunque "La Chambre bleue" es de esas películas que no dejan de invitar al espectador a interactuar con los elementos narratológicos y permitir interpretaciones tan variadas como sustanciosas. El protagonista es el mismo Amalric, hombre casado y padre de una hija, hombre que trabaja vendiendo maquinaria agrícola, que tiene una aventura con la esposa de un farmacista. La película comienza con los dos en la cama, con sus cuerpos sudorosos, aislados del mundo y confinados a un espacio como atemporal, especulando sobre un futuro juntos... En eso oímos, y luego vemos, a Amalric respondiendo las interrogantes que diversas personas (policías, jueces) le hacen con respecto a un acontecimiento del cual no tenemos el más mínimo conocimiento, si bien intuimos algo sombrío. En términos prácticos, todo ya se sabe, ya pasó, pero Amalric "desestructura" la linealidad y causalidad del caso, como dije, para someter al protagonista a un profundo derrumbe y desmoronamiento de personalidad y de las relaciones que mantenía con su entorno, ya sean personajes o simplemente paisajes, es decir de su realidad, lo cual también conlleva el diseccionar figuras y roles sociales/institucionales: la familia burguesa, el contradictorio hombre burgués, la aventura como espejo deformante de las cosas, los amantes como desestabilizadores de todo un señor orden social y como detonantes de la crisis que llega a toda estructura cimentada en mentiras, hipocresías, penumbras...
O sea, además de siniestra y elegante, "La Chambre bleue" también es una película sumamente inteligente en tanto cine y discurso. Y dura apenas alrededor de setenta minutos, no por nada dije que también es un magistral ejercicio de concisión y precisión narrativo-dramática.
Y es curioso la ambigüedad que al final aún rodea al protagonista, típico farsante y canalla pequeñoburgués: quiere estabilidad y caos, seguridad e incertidumbre, afecto y pasión, todo y nada, pero en realidad no sabe lo que quiere y nunca lo sabrá, o peor, es demasiado cobarde para decidir y definir una posición: siempre vivirá en ese limbo, en esa agonía. Por otra parte, la decisión de otro personaje (ya saben quién) llega a helar la sangre... y excitarte un poco (¿?).
O sea, además de siniestra y elegante, "La Chambre bleue" también es una película sumamente inteligente en tanto cine y discurso. Y dura apenas alrededor de setenta minutos, no por nada dije que también es un magistral ejercicio de concisión y precisión narrativo-dramática.
Y es curioso la ambigüedad que al final aún rodea al protagonista, típico farsante y canalla pequeñoburgués: quiere estabilidad y caos, seguridad e incertidumbre, afecto y pasión, todo y nada, pero en realidad no sabe lo que quiere y nunca lo sabrá, o peor, es demasiado cobarde para decidir y definir una posición: siempre vivirá en ese limbo, en esa agonía. Por otra parte, la decisión de otro personaje (ya saben quién) llega a helar la sangre... y excitarte un poco (¿?).
... lo que suceda en la chambre bleue se queda en la chambre bleue...
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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...