Director: Philippe Garrel
Maldición qué calor, lo lamento pero mi cerebro está achicharrado y derretido ahora mismo, eso pasa cuando no comento las películas el mismo día que las veo, otro día es otro ánimo y puede dar la impresión de que esta película no me ha gustado por lo poco entusiasmado que me noto, pero no es el caso porque sí me ha gustado, ya hemos visto y comentado películas de Garrel por acá, no sé muy bien sobre qué exactamente debería hablar, si de la puesta en escena del director, cadenciosa, parsimoniosa, exquisita (hasta ando flojo con los adjetivos, pero el dominio de la palabra nunca ha sido cosa mía), distanciada a la vez que cálida y "cercana", distanciada del modo en que los franceses saben ser distanciados, realistas para describir situaciones y personajes cotidianos con sus respectivos mundos interiores, literaria técnica narrativa y cinematográfica la de Garrel, o si del argumento, que de todas formas no es el típico argumento, acá importan los personajes, sus relaciones, sus personalidades, y desde luego que el concepto (ahí está: la técnica, la puesta en escena, la forma, entrando en armonía con el fondo, contando y filmando ideas sin que el director se apodere del conjunto, lo moldee a su antojo sino al contrario, buscando las imágenes apropiadas para el deleite estético y el placer sustancial), pues el protagonista de esta película es un director de cine que anda buscando financiamiento para su próximo film, el cual define como "una película contra la heroína y las mafias", y mientras busca billetes para la producción, conoce a una joven actriz a la que le dará el protagonismo de su proyecto, y que será también su amante, o su novia, y resulta que el productor de esta película contra la heroína es un traficante o distribuidor de heroína y en cierta forma el argumento de esa película, que se llama Sauvage innocence, devora a la joven actriz, que poco a poco comienza a sucumbir a la adicción a la heroína, entonces están estos paralelismos, los diálogos y las escenas y los personajes, cuyas ideas van de cómo hacer una película contra las drogas, cómo abordar las drogas y la adicción, a estas complejas miniaturas que podrían ser estudios o tratados sobre las fatalistas relaciones humanas, la muerte siempre presente de alguna forma, la muerte siempre habitando la vida de Garrel, de sus personajes y de sus películas, "Sauvage innocence" tiene esa poesía, ese lirismo sobre la vida y la muerte, y en cualquier caso nos muestra cuán libre es su cine, cuán libre y profundo e insobornable y suicida y, sin embargo, ameno en cierto modo, o mejor dicho bello, porque Garrel capta la belleza de las cosas en toda su desnudez, su suciedad, su delicadeza y sensibilidad, es imposible no conectar con su honestidad tan inmune a la pedantería, Garrel habla del amor entre la gente, del amor al cine y al arte, de esas relaciones imposibles de romper y tan irresistibles que vivimos y morimos con ellas, sean personas o arte o lo que sea, si al final hay que saber cómo se quiere morir, si en tu propia ley, siendo un individuo, un maldito individuo imperfecto pero auténtico en un mundo de masas y chácharas huecas, o aplastado por el peso de lo establecido, y miren que caer en la heroína es en cierta forma lo establecido, quién como Garrel para hablar de libertad y de cine, "Sauvege innocence" justamente es una película contra las drogas y contra las mafias, o al menos es una película sobre cómo hacer una película contra las drogas y contra las mafias, eso es lo que hay: la película es buena, es interesante, es genial y es estimulante.
Ahora que hace poco leí La comedia del arte de Adolfo Couve me es imposible no trazar similitudes, paralelismos, etc. Estoy seguro que algo en limpio podría sacar de aquello si me metiera de fondo en ello, pero soy un maldito flojo, lo digo para que quede ahí y alguien tome la posta, el relevo, y luego me cuente, ¡jo, jo!
Ahora que hace poco leí La comedia del arte de Adolfo Couve me es imposible no trazar similitudes, paralelismos, etc. Estoy seguro que algo en limpio podría sacar de aquello si me metiera de fondo en ello, pero soy un maldito flojo, lo digo para que quede ahí y alguien tome la posta, el relevo, y luego me cuente, ¡jo, jo!
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