Directora: Alice Rohrwacher
El tercer film de Alice Rohrwacher, titulado "Lazzaro felice" y rodado en preciosos Super 16 mm, también estuvo compitiendo por la Palma de Oro en Cannes este año, de hecho me parece que obtuvo uno de esos premios que van al director o al guión. También quería ver la filmografía de Rohrwacher en orden cronológico, pero qué demonios, por ahora hagamos las cosas así desordenadamente. Sus dos filmes anteriores, también rodados en celuloide, han sido bastante bien recibidos, dato que tampoco significaba gran cosa para mí, si bien "Lazzaro felice" me causaba genuino interés. Y me parece una buena película, bonita incluso, a grandes rasgos me ha gustado pero no la considero la maravilla que en algún momento creí esperar; sí es cautivadora, esa puesta en escena criollista o naturalista, la forma en que la directora coquetea con lo mágico o lo extraordinario, sin embargo, entendiendo este film como una parábola sobre... no lo sé, las miserias y las bellezas humanas, o la bondad y la ruindad, la honradez y la deshonestidad, como parábola digo, no sé si el asunto funcione muy bien. Tampoco sé si es una crítica social, la llegada del progreso tecnológico y las dificultades que supone para la población... Quizás sea su final, el cual no sé si es demasiado repentino o fallidamente simbólico. No les quiero contar el argumento, pero la cosa comienza más o menos así: docenas de campesinos italianos, pobres e ignorantes (no estoy seguro que sepan leer), viven en precarias condiciones, prácticamente en esclavitud, explotados por una tal Marquesa que los hace trabajar la tierra o tabaco, diciéndoles que ellos son propiedad de ella y que no pueden irse si no le pagan una deuda que quién sabe de dónde salió. Entre los campesinos se encuentra Lazzaro, un muchacho de inocente y tierna mirada y apostura, el cual es, a su vez, explotado por los campesinos, que Lazzaro esto y Lazzaro lo otro, le piden que se encargue de cualquier cosa porque bueno, es Lazzaro, el pobre idiota que para eso sirve, como peón de peones. La Marquesa llega de vacaciones junto a su hijo y... y, en fin, Lazzaro será un testigo, como menos que muñeco de trapo, que se irá paseando por multitud de paisajes, rurales y urbanos, opulentos y precarios, en donde, sin llegar a la truculenta sordidez (lo cual yo interpreto como un acierto, no hacer una porno-miseria, pero que bien podría ser mirado como una mirada/propuesta ingenua, demasiado cándida, de parte de la directora, lo cual en parte es así también), el simpático muchacho verá gente pobre intentando sobreponerse a la vida, engañando a algunas personas para sacar unos billetes, aprovechándose de otras, no ajustándose al cambio de los tiempos, etc... Supongo que la lección es que la bondad, la bondad pura digo, la de Lazzaro, una bondad que no pide ni juzga ni condiciona a nada ni nadie, siempre se verá consumida por las angustias de la sociedad contemporánea, enferma de capitalismo salvaje o deseos tecnológicos o qué sé yo, la crítica podría caer en cualquier lado porque la directora no afina bien sus dardos.
La película se puede ver, no negaré que Rohrwacher tiene un talento para narrar con fluidez, transparencia y honestidad, no te engaña ni te inventa trucos, su narración es un flujo de personajes y acontecimientos desenvolviéndose en la vida, rozando en ocasiones lo mágico o fantástico (quizás estos son los trucos; no me molestaron, tampoco me encantaron), pero cuya fortaleza radica en esa capacidad para capturar y expresar distintas personalidades conviviendo, o sea en el aspecto más íntimo. Así las cosas, sus poco más de dos horas de duración se pasan volando, como un suspiro; el problema, si es que podemos llamarlo problema, es que su mensaje, o mejor dicho, su intención de fondo, no deja mucha huella (sus reflexiones e ideas no son muy profundas ni complejas, tampoco nuevas, y ya digo que la directora no parece estar muy segura de si adentrarse en la crítica social, en el realismo mágico o en el criollismo puro y duro) y a lo mucho causará su impacto en la barrera de los incautos, pero seguramente no más allá.
Yo creo que sin todo el asunto de la parábola y los momentos mágicos "Lazzaro felice" sería un film más completo y satisfactorio, más coherente incluso (tampoco digo que sea un despelote o un sinsentido o un despropósito; no es nada de eso, no es ni remotamente mala, pero sí es una mescolanza sin norte), esa veta no supone un gran aporte al conjunto y contraviene un poco los logros provenientes del talento de esta directora, pues como retrato criollista/naturalista de un grupo de personajes envueltos en su cotidianidad, tan gris como colorida, me parece que tiene grandes dotes. Deberá darse cuenta, ahora, que no debe intentar agregarle toques mágicos o de crítica social por las puras, a menos, claro, que en adelante sea capaz de pulir su mirada y saber qué es lo que verdaderamente quiere contar.
Con todo, una película totalmente recomendable y, a pesar de mis reproches, fabulosa en muchos sentidos. Ya veremos los dos filmes anteriores de la directora, he quedado bastante interesado.
Espero que me hayan entendido, je, je... Saludos y no se aprovechen de los demás, eh...
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