domingo, 2 de diciembre de 2018

Yeom-lyeok - 2018


Director: Yeon Sang-ho



Comentando "Jupiter holdja" recordé que este año se había estrenado otra "atípica" película de superhéroes, "Psychokinesis", así que por qué no verla, pensé, total, qué pierdo, ¿cierto?
Yeon Sang-ho comenzó su carrera con dos potentes y oscuras películas animadas, "The King of Pigs" y "The Fake". Luego sorprendió con "Train to Busan" al pasarse a la acción real, resultando una película de zombis endiabladamente entretenida, la cual complementó con "Seoul Station", también de animación, que, aunque también es de zombis, tiene más puntos en común con sus otros trabajos animados, especialmente por el tratamiento moral de los personajes y la fiera crítica social, y a veces política, que hace a la sociedad surcoreana. "Psychokinesis" confirma que, en términos de acción real, Yeon Sang-ho se inclina por el mero entretenimiento, si bien en esta película, a diferencia de "Train to Busan", sí podemos encontrar una crítica social bien aunada al argumento, aunque tampoco es que nos descubran la gran conspiración. Resulta que un irresponsable y bastante inútil guardia de banco adquiere poderes sobrehumanos (telequinesis: puede mover objetos, como a sí mismo por ejemplo, con su mente), y como todo (anti)héroe, al principio quiere ganar dinero con esos poderes (como el médico húngaro que, en la de ayer, quería transformar al muchacho sirio en artista de circo poco menos), hacerse mago o qué sé yo, pero justo cuando adquiere estos poderes se entera de la muerte de su ex-mujer y de que la hija de ambos, a la cual abandonó cuando esta tenía apenas diez tiernos años, se encuentra inmersa en medio de una lucha que modestos locatarios de una galería comercial emprenden contra una gran constructora/inmobiliaria/grupo-económico que quiere demoler esas galerías para construir un gran centro comercial, todo, claro, sin pagar ningún tipo de compensación a esos locatarios. Como la policía y los políticos están de lado de esos inescrupulosos empresarios, o sea que las leyes no funcionan, los locatarios se toman las galerías y los empresarios contratan a unos matones que, mediante la fuerza y la violencia, pretenden desalojar a los trabajadores. En uno de esos incidentes ocurre la muerte de la ex-mujer del protagonista y, claro, la opinión pública, los medios, la policía y los políticos se quedan como quien ve llover. Así las cosas, el inútil protagonista decide unirse a la causa, así aprovecha de redimirse a los ojos de una hija que le guarda merecido (o comprensible) rencor pero que puede que lo perdone por todos sus pecados porque nada como hacerse superhéroe para darse cuenta de los propios errores y recién ahí enmendar nuestras malas acciones, ¿no?
La trama, como ven, no cuenta nada del otro mundo, es bastante trillada, sigue el esquema al pie de la letra, pero tiene dos elementos a su favor: aunque el conflicto no viene a denunciar nada nuevo (ni tampoco aporta grandes observaciones sobre el problema de fondo -en vez de pensar prefiere mostrarnos un truco de telequinesis o alguna pelea a gran escala-, el cual utiliza como simple excusa a decir verdad, o sea que sería la explotación de la explotación: convertir la injusticia en simple espectáculo palomitero... honestamente, la idea y la ejecución, pensadas de esa forma, me repugnan), funciona bien porque es imposible no empatizar con la lucha de esa gente a la que le pasan por encima, es imposible no empatizar con la injusticia, es imposible no sentirse asqueado ante el poder del dinero (te agarran por el lado instintivo y sentimental, como ven, no por el analítico e intelectual); lo otro es que el relato está bien construido, de forma paulatina, no es que de golpe el protagonista decida ser un justiciero social, poco a poco se va convenciendo que debe ayudar a su hija y los colegas de ella, además del tono más bien ligero, cómico, que resulta bastante refrescante, aunque también es cierto que es bastante pueril y simplón, pero al menos sirve para pasar un rato ameno. Eso sí, cuando una película de este tipo decide ser ligera y cómica, es obvio que, para contrapesar ello, los momentos cursis serán demasiado cursis, y como los coreanos son aún más cursis (son natural y genéticamente cursis al parecer), bueno, el tramo final quizás les parezca un tanto grande empalagoso. Además, para qué estamos con cosas, la trama se pone cada vez más predecible y trillada: "Psychokinesis" no se diferencia mucho, en definitiva, de cualquier gringada (nótese que rima con "cagada") con menos de dos dedos de frente, de hecho no me sorprendería que La Roca hiciera un remake de esta cinta.
No mentiré: no me molestó gran cosa este visionado, pues es ameno, te pegabas unas risas, etc.; pero lo pienso y lo pienso más, y podría molestarme de verdad con todo lo que ya he mencionado a la rápida: nada como Hollywood e industrias similares para venir a darnos clases de conciencia moral, social y política. Es ridículo. Me dan unas ganas de empezar a lanzar mierda contra todo, pero no sé por dónde empezar y bueno, da lo mismo, esta película está hecha para las redes sociales, como esa basura de "Okja" (que es la misma mierda efectista y moralmente cómoda), es darle al populacho donde más le gusta, mostrarles lo que quieren ver y decirles lo que quieren escuchar. Estos productos son más peligrosos de lo que parecen: debajo de su capa de entretenimiento se esconde todo un mecanismo para sedar y atontar; nada como mostrarte a unos villanos muy malos y muy sádicos para NO hablarte de los mecanismos del poder y de la corrupción y, a la larga, de los mecanismos de una sociedad de consumo, utilitarista y egoísta, imbricados cada vez más en las relaciones diarias, y hacerte creer que eres un ciudadano informado y crítico. Esto es reírse de la gente en su cara... Y es que, para peor, terminada la película, se darán cuenta que, en efecto, el tema del conflicto inmobiliario tenía cero aporte y que todo iba de la mil veces vista reconciliación entre el padre y su hija. Bonito, ¿no?
"Psychokinesis" entretiene y divierte, sí, supongo (aunque podrían ser menos ávaros con los efectos digitales, manga de productores inútiles sacos de wea y la conchesumadre que hasta videojuegos de PS2 se ven mejor), para qué pedirle tantas cosas a un simple entretenimiento (¡qué pedante que eres a veces!) pero de ahí a catalogarla como de lo mejor del año, a ponerle cinco estrellas, a recomendarla como instructiva sobre las injusticias sociales... por favor, ¡maduren un poco! ¡Viva Netflix, abajo Bertolucci! (No dicen Fassbinder porque en su puta vida han visto y verán una película suya, pero si un día alguien se inventa una polémica con el maestro alemán, que no mentiremos que era bastante cabrón, de repente medio mundo estará diciendo que es inmoral ver sus películas y que es tan mala persona como mal director).
...así nos va...
TRANQUI, COMPADRE, CÓMETE UN SNICKERS

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