Director: Christoffer Boe
A pesar de que yo estaba seguro de tal cosa, no he comentado muchas películas danesas en este blog, siendo que la cinematografía de Dinamarca me atrae un montón y me parece una de las más interesantes en la actualidad (o en lo que va de siglo), con directores atrevidos y en constante búsqueda de nuevos logros, lo que me mantiene de manera constante viendo sus películas, o eso creía... Así, tenemos a Nicolas Winding Refn, Ole Christian Madsen, Thomas Vinterberg, Henrik Ruben Genz, Lone Scherfig, y el de ésta entrada, Christoffer Boe, todos ellos los más "nuevitos" del lote; buscando más atrás, encontrarán otros grandes nombres, y no los menciono porque no he visto nada de ellos. De Boe ya había comentado su opera prima, la fascinante e intrigante "Reconstruction", y ahora les traigo su segundo largometraje, "Allegro", que sigue más o menos la misma línea temática y narrativa, lo cual no deja de ser su principal y más atrayente característica.
Zetterstrom es un famoso y prodigioso pianista que toda su vida se ha dedicado a buscar la perfección musical en vez de la plenitud personal. Por lo mismo, cuando conoce a una bella mujer en las calles de Copenhagen, la relación dará pie a intrincados y complejos conflictos internos que de alguna forma deben resolverse, o no...
Es imposible separar los elementos narratológicos que componen esta película, pues están todos ordenados (confundidos) de tal manera que cada uno es tan importante y decisivo como el anterior, sin importar en qué posición se encuentran a lo largo del metraje. ¿Hay un final o un inicio? Ciertamente. Pero son atípicos; no descansan, no se acomodan, no se encierran en sus propósitos teórico-fílmicos. Christoffer Boe es, sin duda, un director complejo al que le gusta jugar con la narración en la misma medida que le gusta hacerlo con los sentimientos/vidas de sus personajes, y he ahí justamente por donde uno debería comenzar a comentar "Allegro", pues para él ambas cosas significan prácticamente lo mismo: la narración es el conflicto del personaje, desde luego, retorciendo el espacio en que cada uno se encuentra. Al igual que con "Reconstruction", los límites entre ficción y realidad son difusos y prácticamente imperceptibles, tanto que no es necesario o siquiera útil discernir si lo que vemos es "real" o una historia dentro de otra historia, pregunta algo más pertinente o presente en la opera prima de Boe, pues el núcleo de su cine no se ubica entre esos parámetros de realidad, sino que los excede.
Lo cierto es que tenemos a un narrador cuya voz nos dará los pormenores de la historia de amor entre Zetterstrom y su querida Andrea, y cómo es que él, básicamente, la ha cagado a lo grande. Este dato nos sumerge en dos líneas no excluyentes entre sí, pero ubicadas en planos distintos: la primera línea, ubicada en un plano que ahora mismo no puedo nombrar (no se me ocurre cómo), nos señala que para Boe la vida podría ser una narración o un simple juego para una fuerza superior, léase "el narrador", que no tiene por qué ser alguien fuera del universo de la historia (nuestro narrador podría estar en la otra cuadra, no necesariamente allá arriba, "en Cincinnati", y podría ser un diario interlocutor, nunca se sabe). Dicho de otra forma, las películas de Boe nos dicen que éso son: películas, o mejor dicho, historias. Sin embargo, Boe no se aprovecha de ello para confundir todo por las puras o para hacerse el inteligente, lo hace con un único fin, que es la otra línea que encontramos, la del plano diegético (o el qué nos cuenta la historia, al fin y al cabo). "Allegro" trata, así por decirlo fácil (porque es lo que dice el narrador) sobre el olvido, pero encontraremos mucho más que eso: por ejemplo, veremos que se nos dice que el amor es la base de todo, del arte y de la vida. ¿Qué gracia tiene ser un gran pianista si llevas una vida vacía y solitaria? ¿Es la perfección de la técnica más importante que la eterna llama de la pasión artística? Y no es que Boe se ponga cursi, meloso o azucarado, o pedante como podrían sonar las preguntas, pero ese parece ser un de los temas importantes: que no podemos estar solos, que necesitamos amar...
Lo cierto es que tenemos a un narrador cuya voz nos dará los pormenores de la historia de amor entre Zetterstrom y su querida Andrea, y cómo es que él, básicamente, la ha cagado a lo grande. Este dato nos sumerge en dos líneas no excluyentes entre sí, pero ubicadas en planos distintos: la primera línea, ubicada en un plano que ahora mismo no puedo nombrar (no se me ocurre cómo), nos señala que para Boe la vida podría ser una narración o un simple juego para una fuerza superior, léase "el narrador", que no tiene por qué ser alguien fuera del universo de la historia (nuestro narrador podría estar en la otra cuadra, no necesariamente allá arriba, "en Cincinnati", y podría ser un diario interlocutor, nunca se sabe). Dicho de otra forma, las películas de Boe nos dicen que éso son: películas, o mejor dicho, historias. Sin embargo, Boe no se aprovecha de ello para confundir todo por las puras o para hacerse el inteligente, lo hace con un único fin, que es la otra línea que encontramos, la del plano diegético (o el qué nos cuenta la historia, al fin y al cabo). "Allegro" trata, así por decirlo fácil (porque es lo que dice el narrador) sobre el olvido, pero encontraremos mucho más que eso: por ejemplo, veremos que se nos dice que el amor es la base de todo, del arte y de la vida. ¿Qué gracia tiene ser un gran pianista si llevas una vida vacía y solitaria? ¿Es la perfección de la técnica más importante que la eterna llama de la pasión artística? Y no es que Boe se ponga cursi, meloso o azucarado, o pedante como podrían sonar las preguntas, pero ese parece ser un de los temas importantes: que no podemos estar solos, que necesitamos amar...
De todas formas no hace falta profundizar en las interpretaciones, aunque las intenciones del director se plasman de manera legible en el fotograma y la acción. Lo importante es que veremos una historia de (des)amor que deja el romance en segundo plano para adentrarse en otras sensaciones y estaciones de la psiquis humanas, y que el director sabe perfectamente cómo representarlas en la imagen y el relato, con un espacio metafórico (La Zona) que ocupa gran parte del metraje y que en sí mismo contiene todas las claves, una atmósfera densa, oscura y surreal, una atractiva trama de confusión de realidades o planos de percepción, un elogiable pulso que logra mantenernos atentos al entuerto sin enredarlo o irse por las ramas, y de fondo una mirada desencantada y un tanto inesperada por lo nada convencional: una cagada es una cagada. Tiene un gran final, muy coherente consigo mismo (no todo lleva al resultado más soñado, aunque no deje de ser el mejor), y sobre todo muy directo. Además protagoniza Ulrich Tomsen, que es un gran actor. Por último, las mejores palabras para cerrar esto: "Allegro" es una película fascinante, inclasificable, totalmente distinta. Yo digo que merece ser vista, pero quién soy yo...
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