Director: Veiko Õunpuu
Pues sí, muy a mi pesar, ayer fue un día sin post, y no por falta de tiempo o de ganas, sino por simple superposición de intereses. Digo, todo es parte de un plan que no funciona y cuyo fracaso desemboca en otro plan: planeaba comentar otra película muy diferente a ésta, pero antes de verla me encontraba leyendo una interesante novela que me dejó tan atrapado que me vi en la necesidad de terminarla ahí mismo, pasándome del tiempo previsto. A medida que tenía menos tiempo para la película, me dije, "ok, entonces ve ese corto de este tipo Ounpuu, pues dura 40 minutos", pero no hubo caso: seguí leyendo la novela esa, que en su primera parte es una absoluta genialidad pero que ya terminada desconcierta no sólo por los acontecimientos mismos sino por la manera en que el autor privilegia el fondo a la forma, dos entes que antes del declive formaban un tándem perfecto y magnético. Pero la novela será comentada en ese otro blog que tengo, así que pasemos al cine, hoy de la mano de este mediometraje que Ounpuu hizo antes de la mala muy mala "Sügisball" y la excelente pero desasosegante "The temptation of St. Tony". "Tühirand", que significa vacío, es una interesante puesta en escena del absurdo existencial que tanto le gusta a su joven director, llevado a cabo con un minimalismo coherente y acorde a la trama contada. Me pregunto cómo demonios Ounpuu pudo caer tan bajo tan sólo un año después, si con esta breve obra no lo hizo nada mal...
Mati es un sujeto con un matrimonio frío y sin ningún futuro aparente. Por mero orgullo o quizás una leve llama de amor, se introduce por la fuerza en el romántico viaje que durante un fin de semana emprenden su esposa y su amante, formando un triángulo amoroso bastante particular e incómodo, pero sobre todo irónico, casi sin fundamento lógico.
Sí señor, sigo pensando que "Sügisball" fue un paso en falso, en realidad una terrible caída que me hizo perder todas las esperanzas en un director al que le tenía fe a pesar de no haberle visto nada. Me dije: tendrá sensibilidad. Pero lo que su opera prima ofreció no fue más que un compendio de lo que más detesto en una película, y si es posible, de la vida misma. No daré detalles ahora, pues estoy seguro que lo hice en el respectivo post. Pensando que Ounpuu no tenía ni pizca de personalidad, humana y cinematográfica, me aventuré a "The temptation of St. Tony", la cual, contrariamente a mis justificados miedos, contenía y expresaba con tremebunda fuerza una particular mirada del mundo representada en una potente y embargadora puesta en escena. Esa película era pura maldad, o maldad pura; cero esperanza, cero felicidad, cero luz, cero vida: nada más que oscuridad, nada más que vacío. ¿La estilización del vacío? Una gran película, sin duda alguna. Y justamente esta película se llama "Vacío" ("Tühirand", claro), aunque alude a uno bastante distinto, uno no tan malo ni perverso; no ese vacío que te arrebata la esperanza o la fe en la vida, si cabe, el alma; simplemente ese vacío que te deja sin nada, o dicho de una manera menos tajante, ese vacío que actúa como un cierre decisivo. Pierdes a tu amante, a tu esposa, tu empleo, tu dinero, qué sé yo: lo pierdes todo. Pero, alégrate, sigues teniendo tu humanidad, indudablemente patética y absurda, y tu vida, ni tan cerca del final y llena de posibilidades, de nuevas puertas. Es cierto que la vida es injusta, que por alguna razón te cerró todo en primer lugar, pero al menos no todo es blanco y negro, pestilencia, azufre, depravación, muerte. Pero, ¿cómo demonios llegaste a caer en ese agujero de mierda? Afírmate los pantalones: tú mismo te lanzaste, ¿sí o no que no tiene sentido?
Ounpuu no pretende aleccionar y hacerlas de libro de autoayuda, no pretende hablar sobre el vacío, solo lo muestra como él piensa más directa y esencialmente es: no un estado existencial, simplemente una fase psicológica. Eso sí, todo esto no son más que conjeturas...
A partir de una crisis matrimonial devenida en triángulo sentimental, Ounpuu se ríe de las convenciones sociales y pseudo filosóficas, de la concepción del amor y todas esas cosas, de la estupidez humana y el sinsentido de sus acciones. ¿Cómo se explica, pues, que un hombre sin amor quiera retener a su esposa? ¡Porque ella tiene amante! Una reacción infantil, a todas luces: no me quites lo que es mío, aunque ya no me importe. Así, Ounpuu comienza en la superficie de las cosas para, poco a poco, ir desnudando ese vacío que sienten los personajes, y qué tan impostado es. El protagonista le dice algo interesante a su esposa, dando cuenta de esa ilusión romántica que tanto mal le ha hecho al cine: "Al principio creí que eras diferente del mundo. Luego me di cuenta de que eras parte del mundo". Ese vacío también es una ilusión, viejo. Y ojo, que esta frase refleja bastante bien la manera en que Ounpuu desarrolla su visión: sin delirios de superioridad ni de grandeza: se ríe de las ideas, del comportamiento de sus personajes, pero no necesariamente creyéndose mejor que el resto sólo por tener una opinión distinta. Creo que Ounpuu o bien dice que ese vacío no es más que una farsa, o bien que el mundo entero es vacío y que somos fiel muestra de ello. Tampoco sería descabellado pensar que el director haya querido decir otra cosa diferente, o nada en lo absoluto.
En fin, quería comentar todo esto de una manera totalmente distinta, pero la improvisación no ha sido mala, aunque tampoco me gusta lanzar interpretaciones a lo loco. Al final creo que no he dicho mucho, pero bueno... A propósito, lo que quería decir al inicio era lo siguiente: hay una férrea conjunción entre el más negro y corrosivo sentido del humor, que no sólo aplica a escenas particulares (algunas con mucha gracia, pero gracioso al estilo estonio, o en su defecto de ese lado de Europa) sino a su totalidad en tanto acontecimientos y fondo, y una medida y seria reflexión sobre la naturaleza humana (nada grandilocuente, por favor). ¿El resultado? El absurdo existencial llevado a cabo con dirección y resultados: todo es una broma, cruel o graciosa decidan ustedes, o quizás un chiste, pero un juego al fin y al cabo. Con "Sügisball" Ounpuu se perdió: se vio mejor que sus personajes, mejor que sus espectadores, mejor que todo... Oh, y si alguien recuerda ciertas cosas de Aki Kaurismäki, pues no estaría del todo alejado, aunque sabemos que el finlandés son palabras mayores, y la semejanza visual en estos días es más una anécdota cómplice que bagaje teórico.
Ounpuu no pretende aleccionar y hacerlas de libro de autoayuda, no pretende hablar sobre el vacío, solo lo muestra como él piensa más directa y esencialmente es: no un estado existencial, simplemente una fase psicológica. Eso sí, todo esto no son más que conjeturas...
A partir de una crisis matrimonial devenida en triángulo sentimental, Ounpuu se ríe de las convenciones sociales y pseudo filosóficas, de la concepción del amor y todas esas cosas, de la estupidez humana y el sinsentido de sus acciones. ¿Cómo se explica, pues, que un hombre sin amor quiera retener a su esposa? ¡Porque ella tiene amante! Una reacción infantil, a todas luces: no me quites lo que es mío, aunque ya no me importe. Así, Ounpuu comienza en la superficie de las cosas para, poco a poco, ir desnudando ese vacío que sienten los personajes, y qué tan impostado es. El protagonista le dice algo interesante a su esposa, dando cuenta de esa ilusión romántica que tanto mal le ha hecho al cine: "Al principio creí que eras diferente del mundo. Luego me di cuenta de que eras parte del mundo". Ese vacío también es una ilusión, viejo. Y ojo, que esta frase refleja bastante bien la manera en que Ounpuu desarrolla su visión: sin delirios de superioridad ni de grandeza: se ríe de las ideas, del comportamiento de sus personajes, pero no necesariamente creyéndose mejor que el resto sólo por tener una opinión distinta. Creo que Ounpuu o bien dice que ese vacío no es más que una farsa, o bien que el mundo entero es vacío y que somos fiel muestra de ello. Tampoco sería descabellado pensar que el director haya querido decir otra cosa diferente, o nada en lo absoluto.
En fin, quería comentar todo esto de una manera totalmente distinta, pero la improvisación no ha sido mala, aunque tampoco me gusta lanzar interpretaciones a lo loco. Al final creo que no he dicho mucho, pero bueno... A propósito, lo que quería decir al inicio era lo siguiente: hay una férrea conjunción entre el más negro y corrosivo sentido del humor, que no sólo aplica a escenas particulares (algunas con mucha gracia, pero gracioso al estilo estonio, o en su defecto de ese lado de Europa) sino a su totalidad en tanto acontecimientos y fondo, y una medida y seria reflexión sobre la naturaleza humana (nada grandilocuente, por favor). ¿El resultado? El absurdo existencial llevado a cabo con dirección y resultados: todo es una broma, cruel o graciosa decidan ustedes, o quizás un chiste, pero un juego al fin y al cabo. Con "Sügisball" Ounpuu se perdió: se vio mejor que sus personajes, mejor que sus espectadores, mejor que todo... Oh, y si alguien recuerda ciertas cosas de Aki Kaurismäki, pues no estaría del todo alejado, aunque sabemos que el finlandés son palabras mayores, y la semejanza visual en estos días es más una anécdota cómplice que bagaje teórico.
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