Directores: Bruce LaBruce & Rick Castro
El año pasado, estando en la casa de un compañero junto a varios más, otro y yo salimos a comprar unas bebidas y papas fritas a una pequeña botillería que había a no más de tres cuadras. Era de noche, pero no muy tarde: 23 horas, creo. No estaba muy lleno, pero había que hacer fila. Lo entretenido del asunto era que los que estaban adelante de nosotros, dos muchachos como de la edad mía y de mi compañero, además de ir vestidos de la misma manera (jeans negros, polera negra sin mangas, guantes de cuero sin dedos), llevaban pañuelos rojos en sus bolsillos traseros derechos. Me quedé mirando los pañuelos, y creo que uno de ellos notó mi atención, así que me hice el idiota. No es que el asunto sea la gran cosa, pero al parecer yo era el único de la fila que sabía el significado de dichos pañuelos, pues no hace mucho tiempo atrás había visto "Cruising" de William Friedkin. Ya en la casa pregunté entre mis compañeros, y nadie sabía de que estaba hablando, y luego, por alguna razón, me imaginé a esos dos muchachos metiéndose los puños por el culo. Me parece una anécdota apropiada considerando la película del día, una especie de ejercicio antropológico ubicado en el mundo homosexual de los noventa lleno de personalidad e intenciones. Y se me vino otra anécdota a la mente: hace un par de semanas vi a un tipo con un pañuelo negro en su bolsillo trasero izquierdo, y creo que ése sí que se estaba riendo un poco de los demás, pues eran las once de la mañana en una feria donde dudo que puedas encontrar gente con querencia al sadomaso, aunque siempre cabe la posibilidad de que el tipo no supiera lo que estaba vistiendo...
Monti Ward es un prostituto que se mete en problemas cuando le roba la billetera a un fornido cliente suyo. Jürgen Anger (nada que ver con Kenneth) es un escritor que llega a L.A. a investigar sobre la prostitución masculina para un libro que está escribiendo. Un encuentro fugaz hará que una obsesión y una pasión nazcan, y que el tal Anger recorra todo el sector buscando consumar su deseo.
Hoy en la mañana leí una noticia que decía que Demi Moore estaba shockeada por la muerte de un joven en su casa, particularmente en su piscina: resulta que una asistente de la actriz hizo una pequeña fiesta, y el muerto, que no sabía nadar, andaba cerca de la piscina, resbaló y se ahogó. De inmediato me imaginé la siguiente imagen: la cámara mirando, desde el fondo de la piscina, el cadáver flotando boca abajo, tal como en "Sunset Boulevard" de Billy Wilder. Aunque la realidad de las cosas es que les estoy mintiendo: lo primero que se me vino a la mente es la primera captura del enorme grupo que está entre la sinopsis y el presente cuerpo del texto, también la imagen con que comienza "Hustler white": el muerto es Monti Ward, y una voz en off suya nos narra cómo es que llegó a ahogarse en ese jacuzzi, siendo un elemento clave la llegada del tal Anger a la eterna ciudad.
La referencia es clarísima, no obstante la intención me parece algo más difícil de leer, si bien tampoco es la cosa más compleja que se ha visto; pero insisto, la imagen conlleva una intención: ¿satirizar el submundo de la prostitución masculina hollywoodense, o incluso a todos los homosexuales, hagan la calle o no? De ser así, ¿una sátira en qué clave?, ¿en clave desprecio por unos prostitutos en cierta forma vulgares e inhumanos (el rol de Bruce LaBruce como un "elitista" sexual, aquel que mira en menos a todos los que hacen la calle -y no-, podría ser un indicio de tal cosa; no es que sea yo el peyorativo, por favor)?, ¿o en clave burla tanto a un Hollywood falso y banal como a la gente que se deja encandilar por el brillo de las estrellas, meras fachadas de un lugar salvaje y ensombrecido (nuevamente, posible mirada de Bruce LaBruce)? Sea lo que sea que nos quiera decir el director, ya sea un ácido crítico de los distintos estilos de vida homosexual de la zona o un romántico empedernido que espera a su príncipe azul (posibilidades que no son excluyentes entre sí, ahora que lo pienso), lo cierto es que "Hustler white" es un ejercicio y experiencia fílmica excelente y poderoso, directo al grano en su intención de noquear a los acomodados correctitos y plasmar una realidad o una visión sin filtros ni medias tintas: esto es lo que hay, tómalo. Por lo mismo es que el gran fuerte de la película se encuentra en sus personajes, en su ambientación, en su atmósfera, en su desenfadado estilo formal que esconde una contenida pero innegable mirada llena de ferocidad (aunque a veces su mirada me parecía todo lo contrario: la de alguien un poco dolido y decepcionado). Tal como en algún momento lo dice Jürgen Anger, la película de Bruce LaBruce es una especie de ejercicio antropológico que se sumerge en el mundo homosexual de Hollywood, abarcando la prostitución, la pornografía, los simples y fortuitos encuentros, y varias cosas más. Porque, hablando en serio, el aspecto argumental de la película, ese que busca reconstruir cómo es que Monti Ward flota muerto en un jacuzzi, no es la gran cosa ni tampoco presenta una construcción audiovisual tan prolija y potente como su fondo sustancial, que es el que verdaderamente le da sentido y poder a las contundentes imágenes. Hay ciertos juegos audiovisuales interesantes, como algunas narraciones de Monti Ward y Jürgen Anger o los encuentros de los calvos con sus clientes, pero a decir verdad dichos ejemplos (y más) conforman una suerte de experimentación formal constante que descansan en la seguridad de tener un fondo sustancial sólido (el cual no hará agua no importe qué) y que, al fin y al cabo, está bien representado por la puesta en escena.
Tampoco me malentiendan: la esquiva relación entre Anger y Ward es atractiva y hasta tierna, pero no es más que una excusa para sumergirnos en lo esencial, a la postre lo más memorable y rescatable de la película: ser testigos de una forma de ser y existir, que no es ni buena ni mala, pero que es. "Hustler white" es toda una experiencia, y como digo, puede que su historia no sea suficiente para algunos, pero definitivamente cuenta algo, y ese algo vale mucho la pena. Decidan ustedes.
La referencia es clarísima, no obstante la intención me parece algo más difícil de leer, si bien tampoco es la cosa más compleja que se ha visto; pero insisto, la imagen conlleva una intención: ¿satirizar el submundo de la prostitución masculina hollywoodense, o incluso a todos los homosexuales, hagan la calle o no? De ser así, ¿una sátira en qué clave?, ¿en clave desprecio por unos prostitutos en cierta forma vulgares e inhumanos (el rol de Bruce LaBruce como un "elitista" sexual, aquel que mira en menos a todos los que hacen la calle -y no-, podría ser un indicio de tal cosa; no es que sea yo el peyorativo, por favor)?, ¿o en clave burla tanto a un Hollywood falso y banal como a la gente que se deja encandilar por el brillo de las estrellas, meras fachadas de un lugar salvaje y ensombrecido (nuevamente, posible mirada de Bruce LaBruce)? Sea lo que sea que nos quiera decir el director, ya sea un ácido crítico de los distintos estilos de vida homosexual de la zona o un romántico empedernido que espera a su príncipe azul (posibilidades que no son excluyentes entre sí, ahora que lo pienso), lo cierto es que "Hustler white" es un ejercicio y experiencia fílmica excelente y poderoso, directo al grano en su intención de noquear a los acomodados correctitos y plasmar una realidad o una visión sin filtros ni medias tintas: esto es lo que hay, tómalo. Por lo mismo es que el gran fuerte de la película se encuentra en sus personajes, en su ambientación, en su atmósfera, en su desenfadado estilo formal que esconde una contenida pero innegable mirada llena de ferocidad (aunque a veces su mirada me parecía todo lo contrario: la de alguien un poco dolido y decepcionado). Tal como en algún momento lo dice Jürgen Anger, la película de Bruce LaBruce es una especie de ejercicio antropológico que se sumerge en el mundo homosexual de Hollywood, abarcando la prostitución, la pornografía, los simples y fortuitos encuentros, y varias cosas más. Porque, hablando en serio, el aspecto argumental de la película, ese que busca reconstruir cómo es que Monti Ward flota muerto en un jacuzzi, no es la gran cosa ni tampoco presenta una construcción audiovisual tan prolija y potente como su fondo sustancial, que es el que verdaderamente le da sentido y poder a las contundentes imágenes. Hay ciertos juegos audiovisuales interesantes, como algunas narraciones de Monti Ward y Jürgen Anger o los encuentros de los calvos con sus clientes, pero a decir verdad dichos ejemplos (y más) conforman una suerte de experimentación formal constante que descansan en la seguridad de tener un fondo sustancial sólido (el cual no hará agua no importe qué) y que, al fin y al cabo, está bien representado por la puesta en escena.
Tampoco me malentiendan: la esquiva relación entre Anger y Ward es atractiva y hasta tierna, pero no es más que una excusa para sumergirnos en lo esencial, a la postre lo más memorable y rescatable de la película: ser testigos de una forma de ser y existir, que no es ni buena ni mala, pero que es. "Hustler white" es toda una experiencia, y como digo, puede que su historia no sea suficiente para algunos, pero definitivamente cuenta algo, y ese algo vale mucho la pena. Decidan ustedes.
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