Director: John Ford
Llegamos al año '39, pero los caminos del señor son otros... ya verán. En temas netamente cinematográficos, cualquiera podría darse cuenta del enorme respeto y admiración que Ford siente hacia la figura de Abraham Lincoln, y no es de extrañar que en algún momento el hombre hiciera una suerte de biopic suyo, y que, por supuesto, llevara impreso en cada fotograma el esfuerzo que Ford despliega en pos de estar a la altura de su protagonista y de las circunstancias. ¿Que qué estoy diciendo? Que estamos ante una excelente película, y ojo, no sólo por tratar sobre un joven Lincoln, sino porque, efectivamente, es una excelente película.
Mucho tiempo antes de que fuera el presidente de Estados Unidos, Lincoln era un muchacho que se dedicaba a caminar por el campo y ayudar a sus vecinos, entre los que se encuentra una bella joven que lo insta a seguir su interés en la Ley. Ya siendo abogado, el joven Lincoln hará frente al primer gran caso de su carrera, uno que no luce nada fácil...
Si bien la figura de Lincoln contiene en sí misma un montón de pensamientos e interpretaciones socio-políticas e históricas, y obviando el hecho de que el sólo acto de Ford de hacerle un retrato tan amable y lleno de absoluta admiración hacia su persona es toda una declaración, debo decir que "Young Mr. Lincoln" no es una película sobre política propiamente tal. Acá no entran en juego valores partidistas o una defensa, punto por punto, de los logros políticos de Lincoln (pues Ford tampoco se mete en esos terrenos, en términos temporales); acá Ford, como es usual en su cine, elabora su película en torno a principios universales y apolíticos, teniendo como figura central a Lincoln, para el director estandarte de tan destacables principios (que otros suelen vender por cosas sin real valor). ¿De qué trata "Young Mr. Lincoln"? Pues de la inquebrantable fuerza de la fe en la justicia, de la interminable lucha entre lo justo y lo injusto, y de que no hay que bajar los brazos pues siempre se puede actuar en honor a lo correcto. Y que, claro, la conducta intachable suele traer consigo triunfos mucho más importantes y profundos que la simple pompa circense. Por lo demás, entendiendo que el juicio llevado a cabo es ficción (inspirado, no obstante, en uno real según wikipedia...), también podremos ver otras claves cinematográficas fordianas, como por ejemplo el rol de la madre como ángel protector, la ya mencionada batalla que los desposeídos deben dar contra viento y marea, o la intención de mantener el honor intacto toda vez que en el fondo es lo único que tenemos vivos y muertos.
De todas formas, no toda la película puede ser una especie de balada de Abraham Lincoln, y desde luego, John Ford, que es un gran contador de historias, nos deleita con una película que además de funcionar como esta batalla entre lo correcto (justicia) y lo incorrecto (injusticia), descansa en un interesante misterio que resolver: así es, cuál de los dos hermanos es el que ha asesinado al hombre que tan vil y cobardemente los acosaba (ninguno quiere entregar al otro). Y vaya que misterio más apasionante resulta ser éste, con unos giros argumentales que al menos yo no me esperaba (perdonen la ingenuidad, no suelo ser tan avispado -aunque hay que decir que las malas películas se ven venir casi desde que el conflicto mismo sucede; "Young Mr. Lincoln" goza de una exquisita narración que juega constantemente al despiste con el espectador-). De esta forma, no sólo estarán atentos y expectantes por el resultado del juicio (lleno de matices éticos), también estará la incógnita que a escondidas irá paseando por los recovecos físicos y sociales del tribunal. Por si fuera poco, la película goza de una tensión poderosa y sostenida a lo largo de todo el metraje, otro elemento más a favor.
Así, no queda más que recomendar esta película, ya sea por lo valioso que resulta ver una película tan personal de Ford (se dice que llegó a destruir material con tal de que los productores no alteraran el montaje ideal ideado por él) como por lo excelentemente narrada y filmada que está (hay imágenes de una fuerza expresiva apabullante). ¿Entonces? Gran película, qué más... Oh, claro, casi lo olvido: la interpretación de Henry Fonda como el joven Lincoln es completamente fantástica, tan humana y llena de capas...
Mucho tiempo antes de que fuera el presidente de Estados Unidos, Lincoln era un muchacho que se dedicaba a caminar por el campo y ayudar a sus vecinos, entre los que se encuentra una bella joven que lo insta a seguir su interés en la Ley. Ya siendo abogado, el joven Lincoln hará frente al primer gran caso de su carrera, uno que no luce nada fácil...
Si bien la figura de Lincoln contiene en sí misma un montón de pensamientos e interpretaciones socio-políticas e históricas, y obviando el hecho de que el sólo acto de Ford de hacerle un retrato tan amable y lleno de absoluta admiración hacia su persona es toda una declaración, debo decir que "Young Mr. Lincoln" no es una película sobre política propiamente tal. Acá no entran en juego valores partidistas o una defensa, punto por punto, de los logros políticos de Lincoln (pues Ford tampoco se mete en esos terrenos, en términos temporales); acá Ford, como es usual en su cine, elabora su película en torno a principios universales y apolíticos, teniendo como figura central a Lincoln, para el director estandarte de tan destacables principios (que otros suelen vender por cosas sin real valor). ¿De qué trata "Young Mr. Lincoln"? Pues de la inquebrantable fuerza de la fe en la justicia, de la interminable lucha entre lo justo y lo injusto, y de que no hay que bajar los brazos pues siempre se puede actuar en honor a lo correcto. Y que, claro, la conducta intachable suele traer consigo triunfos mucho más importantes y profundos que la simple pompa circense. Por lo demás, entendiendo que el juicio llevado a cabo es ficción (inspirado, no obstante, en uno real según wikipedia...), también podremos ver otras claves cinematográficas fordianas, como por ejemplo el rol de la madre como ángel protector, la ya mencionada batalla que los desposeídos deben dar contra viento y marea, o la intención de mantener el honor intacto toda vez que en el fondo es lo único que tenemos vivos y muertos.
De todas formas, no toda la película puede ser una especie de balada de Abraham Lincoln, y desde luego, John Ford, que es un gran contador de historias, nos deleita con una película que además de funcionar como esta batalla entre lo correcto (justicia) y lo incorrecto (injusticia), descansa en un interesante misterio que resolver: así es, cuál de los dos hermanos es el que ha asesinado al hombre que tan vil y cobardemente los acosaba (ninguno quiere entregar al otro). Y vaya que misterio más apasionante resulta ser éste, con unos giros argumentales que al menos yo no me esperaba (perdonen la ingenuidad, no suelo ser tan avispado -aunque hay que decir que las malas películas se ven venir casi desde que el conflicto mismo sucede; "Young Mr. Lincoln" goza de una exquisita narración que juega constantemente al despiste con el espectador-). De esta forma, no sólo estarán atentos y expectantes por el resultado del juicio (lleno de matices éticos), también estará la incógnita que a escondidas irá paseando por los recovecos físicos y sociales del tribunal. Por si fuera poco, la película goza de una tensión poderosa y sostenida a lo largo de todo el metraje, otro elemento más a favor.
Así, no queda más que recomendar esta película, ya sea por lo valioso que resulta ver una película tan personal de Ford (se dice que llegó a destruir material con tal de que los productores no alteraran el montaje ideal ideado por él) como por lo excelentemente narrada y filmada que está (hay imágenes de una fuerza expresiva apabullante). ¿Entonces? Gran película, qué más... Oh, claro, casi lo olvido: la interpretación de Henry Fonda como el joven Lincoln es completamente fantástica, tan humana y llena de capas...
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