Director: Jon Poll
Ponerme a ver "Charlie Bartlett" fue bastante azaroso, y es que la muerte es azarosa, claro está. "Charlie Bartlett" es una película que ya conocía hace años porque la daban en la tele por lo menos una vez al mes, y aunque me parecía interesante su propuesta, sólo veía unos cuantos minutos, quizás porque, por alguna extraña razón, nunca la pillaba desde el inicio. Tampoco sentía gran urgencia por verla entera. El otro día se murió Anton Yelchin, actor que no me sonaba mucho, razón por la cual me puse a buscar en su filmografía, encontrando que es nada más y nada menos que el protagonista de la opera prima de Jon Poll, director que no ha vuelto a dirigir otra película (aunque tiene anunciada una de pronto estreno... se supone), pero sí unas cuantas cosas en la tele. En "Charlie Bartlett" además actúa la bellísima Kat Dennings, que en su instagram se ha visto muy afectada por la muerte del joven Anton (de 18 años al momento de rodar la presente película), quien, como es de esperar, es la estrella de la función. Después de todo, es Charlie Bartlett. Por eso finalmente me decidí, aunque también influyó mi indecisión para con otras películas. Vaya enredo...
Charlie Bartlett es un chico inteligente e inquieto que es expulsado de su carísima escuela privada, ya cansada de las travesuras casi ilegales del joven genio. Como también lo han echado de las otras escuelas privadas de la zona, y como ir a clases en un jet privado a otro estado es un exceso absoluto, mejor lo mandan a una escuela pública, de esas que siempre están sucias y todas esas cosas que nos muestran en las películas. No pasarán ni dos minutos y Charlie Bartlett ya estará haciendo de las suyas.
"Charlie Bartlett" sonará como la típica comedia adolescente ligera y fugaz que es una somera y anodina secuencia de chistes y gags visuales más o menos ingeniosos. Quizás para muchos eso significa hacer comedia. Quizás sería así si el director fuera, no sé, ¿Chris Columbus? El caso es que no lo es, y aunque el nombre de Jon Poll no nos diga mucho, lo cierto es que el director planteó y afrontó el reto con acierto y buen pulso, pues "Charlie Bartlett" no sólo tiene sentido del humor, lo que hace de su visionado un ameno divertimento, sino que también una certera construcción de personajes, haciendo de su visionado un interesante mini-estudio de pulsiones personales, de lo que subyace en el cliché. Además "Charlie Bartlett" tiene elementos propios, algo que le confiere identidad, algo que la separa del resto de comedias dramáticas juveniles del montón. Será que el relato se contagia del espíritu emprendedor e inquieto del protagonista, que se las ingenia para vender medicamentos a sus compañeros, entre tantas otras cosas que pondrán patas arriba su vida y la de los demás, aparte del día a día de la escuela, cuyo director (o principal) es Robert Downey Jr., padre de Kat Denning, objeto amoroso del buen Charlie. Así, cantidad de acontecimientos se aglutinan hasta que la cosa no puede seguir siendo del todo divertida, comenzando el drama y la exploración y reflexión de las consecuencias de los deseos y actos de Charlie Bartlett y compañía, que dejan de ser simples estereotipos (el matón con coraza de acero, la rubia fácil y tonta, el solitario depresivo, etc.) para florecer en humanos con entidad, la suficiente como para que afirmemos que no son simples estereotipos sin construcción ni profundidad. Tampoco piensen que estamos ante la octava maravilla, pero uno nota y agradece cuando el relato se ve impulsado no por el siempre olvidable cumplimiento argumental, sino que por una reconocible fuerza dramática, humana, personal. En primera instancia podríamos decir que "Charlie Bartlett" trata sobre los efectos negativos del ansia de popularidad; de, justamente, intentar acoplarse a un mundo superficial y anquilosado, tanto que finalmente nadie es admitido y las consecuencias negativas se siguen multiplicando sin que nada mejore. "Charlie Bartlett" es más compleja de lo que parece, y eso del ser o parecer está muy bien planteado y desarrollado. Además, aunque corre peligro en ello, el director jamás se vuelve cursi, meloso ni mucho menos facilón para sus cosas. Su final puede ser 'buenista' e inspirador, pero no está nada mal, pues, como dije, su construcción no es ni forzada ni antojadiza ni facilona, sólo el natural resultado de un relato fluido y bien escrito. "Charlie Bartlett" es una película que se disfruta sin complejos, además, Anton Yelchin se roba la función no sólo demostrando carisma, sino que una innegable capacidad actoral, después de todo, es más fácil caer en el tic y la muletilla gestual que la verdadera interpretación de un personaje, y es que Charlie Bartlett es mucho más que la fama que le precede...
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