Director: José Bohr
Comentemos "La mano del muertito" rápidamente porque me he atrasado. La dirigió José Bohr, también director de "El Gran Circo Chamorro", una película que le gusta a mi madre si no me equivoco. José Bohr tiene una nutrida carrera que lo tuvo dirigiendo películas acá en Chile, en México y un par de veces en Argentina y España, y que también lo vio actuando en Estados Unidos (y en los otros países nombrados), además de encargarse de multitud de labores como producción, edición, composición.... Un sujeto muy entusiasta, vamos, entusiasmo que se nota en "La mano del muertito", modesta y desenfadada comedia de misterio que en sus setenta minutos de metraje (originalmente dura ochenta y pico, pero el tiempo se encargó de borrar pequeños fragmentos que, afortunadamente, no afectan la comprensión del film en general) se erige como un divertimento de tomo y lomo. Un imperdible, les digo.
Un simpático y bonachón barbero/peluquero, ávido e impenitente lector de novelas policiales y de misterio, tiene tan enraizada su afición a dichas historias que comienza a sentir que forma parte de una de ellas, y podría no estar equivocado dado que en la ciudad suceden múltiples desapariciones, aunque bien podría estar imaginándose cosas, uno nunca sabe. Lo cierto es que tanto él como su bella novia se ven empujados a este intrigante y divertido entuerto.
Me sorprendió gratamente "La mano del muertito", que si bien comienza como una simpática comedia de situaciones en donde el protagonista hace el ridículo cada dos segundos, poco a poco se vuelve un delirante y extraño relato cómico-misterioso (¿ese concepto existe?) en el cual hay espacio para una atmósfera absolutamente demencial, una seguidilla de bizarras e inquietantes escenas en donde realmente uno no quiere escuchar ninguna explicación (es que la explicación podría darte muy mal rollo, ¡si ya lo hace la escena de por sí!), y un puñado de extraños, marcianos y disparatados personajes prisioneros del espiritismo, de la debilidad mental y de otras curiosas aflicciones. En serio, "La mano del muertito" me mantenía tan entretenido e interesado como nervioso y sugestionado, amén de un desenfado total a la hora de narrarnos esta historia llena de tan sugerentes y desaforados, incluso perturbadores elementos (la rarísima e inmóvil observadora que acosa al protagonista, por ejemplo). Así, mientras José Bohr nos narra lo que es en esencia un relato de misterio y terror, la narración fluye a modo de relato de equívocos, malentendidos, absurdos, con estos personajes llegando a ciertos lugares por pura casualidad, ¡y a la vez también desarrolla el gran misterio de fondo, como una historia de (improvisados) detectives! No señor, a mí me ha parecido genial.
Ya les digo, "La mano del muertito" es una divertida y desacomplejada gozada que toca con perfecta armonía variedad de teclas (comedia, terror, misterio, ¿algo gótico, quizás?) solamente para nuestro total disfrute. Totalmente recomendable, y agradecimientos especiales a aquellos que se dedican a restaurar estas viejas y fenomenales joyas escondidas entre los pliegues del tiempo y el olvido. Véanla acá.
Un simpático y bonachón barbero/peluquero, ávido e impenitente lector de novelas policiales y de misterio, tiene tan enraizada su afición a dichas historias que comienza a sentir que forma parte de una de ellas, y podría no estar equivocado dado que en la ciudad suceden múltiples desapariciones, aunque bien podría estar imaginándose cosas, uno nunca sabe. Lo cierto es que tanto él como su bella novia se ven empujados a este intrigante y divertido entuerto.
Me sorprendió gratamente "La mano del muertito", que si bien comienza como una simpática comedia de situaciones en donde el protagonista hace el ridículo cada dos segundos, poco a poco se vuelve un delirante y extraño relato cómico-misterioso (¿ese concepto existe?) en el cual hay espacio para una atmósfera absolutamente demencial, una seguidilla de bizarras e inquietantes escenas en donde realmente uno no quiere escuchar ninguna explicación (es que la explicación podría darte muy mal rollo, ¡si ya lo hace la escena de por sí!), y un puñado de extraños, marcianos y disparatados personajes prisioneros del espiritismo, de la debilidad mental y de otras curiosas aflicciones. En serio, "La mano del muertito" me mantenía tan entretenido e interesado como nervioso y sugestionado, amén de un desenfado total a la hora de narrarnos esta historia llena de tan sugerentes y desaforados, incluso perturbadores elementos (la rarísima e inmóvil observadora que acosa al protagonista, por ejemplo). Así, mientras José Bohr nos narra lo que es en esencia un relato de misterio y terror, la narración fluye a modo de relato de equívocos, malentendidos, absurdos, con estos personajes llegando a ciertos lugares por pura casualidad, ¡y a la vez también desarrolla el gran misterio de fondo, como una historia de (improvisados) detectives! No señor, a mí me ha parecido genial.
Ya les digo, "La mano del muertito" es una divertida y desacomplejada gozada que toca con perfecta armonía variedad de teclas (comedia, terror, misterio, ¿algo gótico, quizás?) solamente para nuestro total disfrute. Totalmente recomendable, y agradecimientos especiales a aquellos que se dedican a restaurar estas viejas y fenomenales joyas escondidas entre los pliegues del tiempo y el olvido. Véanla acá.
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