Director: Abel Ferrara
Como dicen los Guns n' Roses, nada es para siempre. Lo que quiero decir es que el cuaderno en donde anotaba mis apuntes mientras veía películas con el objeto de no olvidar ciertas cosas que me parecían potencialmente importantes, ese cuaderno, ha muerto: ya no le quedan más hojas en las que escribir. La primera película sobre la que apunté cosas es "The Counselor", y lo curioso es que en ese entonces en realidad no tomaba apuntes sino que elaboraba un esbozo de cómo debía ser la entrada, señalando qué decir primero, después y al final. Eran otros tiempos: el blog, literalmente, había nacido recién: no tenía idea de nada. La última película apuntada es "Lawn Dogs", de la que anoté, por ejemplo, "Horror vivir así ('Safe')" y "Comunidad de mierda, tóxica". Otro de los objetos que murieron mientras este cuaderno aún tenía vida: un bolígrafo color azul que no recuerdo dónde encontré, pero me pareció tan elegante que no me pude resistir a su diseño y a cómo su tinta le daba personalidad y dignidad a mi letra manuscrita. La primera película que apunté con ese lápiz fue..., bueno, en realidad fue la segunda temporada de "Utopia", de la que anoté "En general un poco repetitiva" o "Último capítulo genial y final aún mejor". Eso fue el 16 de agosto del 2014. La última película que apunté con dicho lápiz fue "Green Room", de la que anoté "Está bien hecha, resuelta, rodada", "Grotesca, violenta" y un enigmático y críptico "Voz de zombies (sic)". Esa película la comenté el 4 de julio del 2016. Casi dos años duró el lápiz. Parecía no tener fin. Para asegurarme de que la tinta no se acabase nunca me dije que sólo debía usarlo para tomar apuntes, pero por desgracia, me vi en la obligación de usarlo en la universidad, momento en el que justo su tinta comenzó a desaparecer para extinguirse por completo. Podría decirse que este lápiz es una metáfora de mi persona. Como curiosidad: hay muchas películas vistas que luego no comenté, ya sea por desidia, desánimo o simplemente porque no sabía qué demonios escribir (y lo vagamente escrito no me dejaba satisfecho para nada), entre las cuales se encuentran, por ejemplo, "The Sugarland Express", "Incendies" y varias de Nuri Bilge Ceylan. "Thunderbolt and Lightfoot" es una película cuyo primer visionado no pude expresar ni comentar, aunque sí pude hacerlo al segundo; la primera vez apunté "Excelente pareja protagonista: carisma y química", "Buena historia y naturalidad de los hechos", "Sentido del humor" y "Bridges y Eastwood se parecen (como si fueran la misma persona)"; la segunda vez anoté, ya en menos líneas, "El lobo con el oveja", "Compañerismo", "Aventura de compadres por el midwest". Y bueno, eso quería decir. Perdonen si me alargué mucho. Ahora bien... no crean que tenía olvidado al bueno de Abel Ferrara. "Body Snatchers" es donde nos quedamos la otra vez y también la primera película del nuevo cuaderno, sobre el que me pregunto si quedará tan sucio y grasoso como el otro.
The Body Snatchers es una novela de Jack Finney y en ella se basó "Invasion of the Body Snatchers", la película de Don Siegel. Luego, el año 1978, vino un remake de la película de Siegel, dirigido por Philip Kaufman y titulado de la misma forma. El '93 se estrena "Body Snatchers", de Abel Ferrara, que no es un remake sino una nueva adaptación de la novela original. En el guión colabora Nicholas St. John, excelente guionista que ha demostrado su calidad narrativa en anteriores filmes de Ferrara (único director con el que ha trabajado oficialmente; se dice que en su momento estaba escribiendo algo para Nicolas Winding Refn, pero como éste fracasó con dos películas, ¡adiós, proyecto!), tales como "King of New York", "China Girl" o "Ms. 45". Tenía bastante entusiasmo por ver esta película, pues me interesaba sobremanera la mirada, siempre franca y frontal, con que Ferrara abordaría la premisa de estos ladrones de cuerpos.
En primer lugar, me alegra que acá resulte más convincente el mecanismo utilizado por los ladrones de cuerpos. En la de Siegel la cosa resultaba un poco confusa pues en un principio veíamos que réplicas exactas de los personajes crecían dentro de lechugas gigantes, lo que nos inducía a pensar que las personas de verdad son asesinadas para luego ser reemplazas, en carne y hueso, por estos nuevos muñecos. Sin embargo, cuando el relato está entrando en la recta final, nosotros ya enterados de que los ladrones de cuerpos actúan mientras los humanos duermen, vemos que la invasión resulta ser mental o espiritual o lo que sea, pues la pareja del protagonista se queda dormida en la huida y, si bien despierta un par de minutos después, ya se ha transformado en este alienígena carente de emoción y empatía... sin embargo, su cuerpo seguía siendo el mismo, por lo tanto, ¿para qué las lechugas gigantes y las réplicas? En el presente film, en efecto, los ladrones actúan mientras los humanos duermen, y, en efecto, las lechugas tienen su irreemplazable función: aprovechando que el humano está teniendo sueños húmedos, unos tentáculos surgen de la lechuga y comienzan a succionar todos los nutrientes del cuerpo humano, eventualmente hecho polvo y reemplazado por esta nueva réplica inhumana.
Sobre la película en sí misma, el argumento nos traslada a una base militar a donde un biólogo junto a su familia llega para analizar no sé qué cosas. Tarde o temprano esta familia se dará cuenta de que algo anda mal por ahí. Dejando de lado la posible lectura crítica (no es casualidad que los ladrones de cuerpos, caracterizados por carecer de emoción y, por extensión, de ética y personalidad propia, sean militares, soldados, personas obligadas a acatar y a regir su vida por un férreo sistema que privilegia el frío funcionamiento de la máquina por sobre la libertad del individuo), la cual podríamos apreciar como un firme sustento o estructura dramática, "Body Snatchers" es sobre todo una sólida película de género ejecutada con los deslumbrantes sellos, tanto sustanciales como estilísticos, de un director que pone especial énfasis en el tratamiento de la extrañeza y la paranoia, de la desconfianza y cierta alienación, o, por qué no, de un saludable desafío a la autoridad de todo tipo: la tensión de hallarse a contracorriente. La protagonista es la hija del biólogo, una muchacha fuera de lugar que llega a esta base militar (a propósito, me sorprende que dentro de ella las casas parezcan un auténtico vecindario de suburbio gringo) en donde, incluso antes de que comience a sospechar de que algo anda definitivamente mal, siente rechazo a un sistema rígido que pretende controlar cada aspecto de su vida. Ferrara acierta en crear una atmósfera de inquietud que surge menos de la premisa argumental (sabemos que hay extraterrestres que reemplazan humanos con réplicas perfectas... con lo cual el director también juega a la sugestión) que de la confrontacional forma en que esta muchacha se relaciona con su entorno. A propósito, leí que un productor le tenía poca fe a la película porque más parecía un "arthouse drama" que un thriller de ciencia ficción. Por lo demás, ¡qué exquisita la manera en que Ferrara utiliza la cámara!: esos encuadres, la iluminación, el tratamiento del color, los movimientos, y ya después el montaje, la banda sonora... Y aunque me fascine más su primera parte paranoica y desconfiada, sugerente y delicada, cierto es que Ferrara resuelve y ejecuta a la perfección cuando el relato gira hacia la acción, una acción violenta y nerviosa. ¡Y qué final! No un final abierto, sino que mejor: incierto.
Muy buena película, sí señor: a mí me ha encantado y me sigue confirmando lo gran director que es, o que fue durante los ochenta y noventa, ese director tan único llamado Abel Ferrara. ¿Han leído sus entrevistas? El tipo es pura dinamita y también lo son sus películas (dinamita que vería según qué propuesta aborde, claro). Dinamita, sangre, sudor, rabia, saliva, puños, pelotas.
The Body Snatchers es una novela de Jack Finney y en ella se basó "Invasion of the Body Snatchers", la película de Don Siegel. Luego, el año 1978, vino un remake de la película de Siegel, dirigido por Philip Kaufman y titulado de la misma forma. El '93 se estrena "Body Snatchers", de Abel Ferrara, que no es un remake sino una nueva adaptación de la novela original. En el guión colabora Nicholas St. John, excelente guionista que ha demostrado su calidad narrativa en anteriores filmes de Ferrara (único director con el que ha trabajado oficialmente; se dice que en su momento estaba escribiendo algo para Nicolas Winding Refn, pero como éste fracasó con dos películas, ¡adiós, proyecto!), tales como "King of New York", "China Girl" o "Ms. 45". Tenía bastante entusiasmo por ver esta película, pues me interesaba sobremanera la mirada, siempre franca y frontal, con que Ferrara abordaría la premisa de estos ladrones de cuerpos.
En primer lugar, me alegra que acá resulte más convincente el mecanismo utilizado por los ladrones de cuerpos. En la de Siegel la cosa resultaba un poco confusa pues en un principio veíamos que réplicas exactas de los personajes crecían dentro de lechugas gigantes, lo que nos inducía a pensar que las personas de verdad son asesinadas para luego ser reemplazas, en carne y hueso, por estos nuevos muñecos. Sin embargo, cuando el relato está entrando en la recta final, nosotros ya enterados de que los ladrones de cuerpos actúan mientras los humanos duermen, vemos que la invasión resulta ser mental o espiritual o lo que sea, pues la pareja del protagonista se queda dormida en la huida y, si bien despierta un par de minutos después, ya se ha transformado en este alienígena carente de emoción y empatía... sin embargo, su cuerpo seguía siendo el mismo, por lo tanto, ¿para qué las lechugas gigantes y las réplicas? En el presente film, en efecto, los ladrones actúan mientras los humanos duermen, y, en efecto, las lechugas tienen su irreemplazable función: aprovechando que el humano está teniendo sueños húmedos, unos tentáculos surgen de la lechuga y comienzan a succionar todos los nutrientes del cuerpo humano, eventualmente hecho polvo y reemplazado por esta nueva réplica inhumana.
Sobre la película en sí misma, el argumento nos traslada a una base militar a donde un biólogo junto a su familia llega para analizar no sé qué cosas. Tarde o temprano esta familia se dará cuenta de que algo anda mal por ahí. Dejando de lado la posible lectura crítica (no es casualidad que los ladrones de cuerpos, caracterizados por carecer de emoción y, por extensión, de ética y personalidad propia, sean militares, soldados, personas obligadas a acatar y a regir su vida por un férreo sistema que privilegia el frío funcionamiento de la máquina por sobre la libertad del individuo), la cual podríamos apreciar como un firme sustento o estructura dramática, "Body Snatchers" es sobre todo una sólida película de género ejecutada con los deslumbrantes sellos, tanto sustanciales como estilísticos, de un director que pone especial énfasis en el tratamiento de la extrañeza y la paranoia, de la desconfianza y cierta alienación, o, por qué no, de un saludable desafío a la autoridad de todo tipo: la tensión de hallarse a contracorriente. La protagonista es la hija del biólogo, una muchacha fuera de lugar que llega a esta base militar (a propósito, me sorprende que dentro de ella las casas parezcan un auténtico vecindario de suburbio gringo) en donde, incluso antes de que comience a sospechar de que algo anda definitivamente mal, siente rechazo a un sistema rígido que pretende controlar cada aspecto de su vida. Ferrara acierta en crear una atmósfera de inquietud que surge menos de la premisa argumental (sabemos que hay extraterrestres que reemplazan humanos con réplicas perfectas... con lo cual el director también juega a la sugestión) que de la confrontacional forma en que esta muchacha se relaciona con su entorno. A propósito, leí que un productor le tenía poca fe a la película porque más parecía un "arthouse drama" que un thriller de ciencia ficción. Por lo demás, ¡qué exquisita la manera en que Ferrara utiliza la cámara!: esos encuadres, la iluminación, el tratamiento del color, los movimientos, y ya después el montaje, la banda sonora... Y aunque me fascine más su primera parte paranoica y desconfiada, sugerente y delicada, cierto es que Ferrara resuelve y ejecuta a la perfección cuando el relato gira hacia la acción, una acción violenta y nerviosa. ¡Y qué final! No un final abierto, sino que mejor: incierto.
Muy buena película, sí señor: a mí me ha encantado y me sigue confirmando lo gran director que es, o que fue durante los ochenta y noventa, ese director tan único llamado Abel Ferrara. ¿Han leído sus entrevistas? El tipo es pura dinamita y también lo son sus películas (dinamita que vería según qué propuesta aborde, claro). Dinamita, sangre, sudor, rabia, saliva, puños, pelotas.
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