Director: Don Siegel
"Invasion of the Body Snatchers" es la octava película de Don Siegel que comentamos en este blog de forma consecutiva y, de momento, la última, pues corresponde una pequeña pausa y luego a seguir con otras ocho o diez más, quién sabe. ¿En serio han sido ocho películas? No es poco, ¿eh? Siento como si las hubiera visto en sólo dos o tres días. Curiosa sensación. A grandes rasgos todos los visionados han sido positivos, exceptuando uno que otro reproche, aunque ustedes ya saben de lo que estoy hablando. ¿Lo saben?
En base a una premisa descabellada (en un pequeño pueblo estadounidense, gran cantidad de habitantes afirman, desesperada y desconsoladamente, que sus familiares no son sus familiares sino que impostores; lucen igual, hablan igual, recuerdan las mismas cosas, pero aún así no son los familiares de toda la vida, aquellos amados a lo largo de los años), Don Siegel, con su característica mano firme y aguda mirada, con su contundencia y precisión cinematográfica, nos ofrece un entretenido relato de cimientos sci-fi construido a través de la paranoia y la perpetua incertidumbre, porque sí, de repente uno no sabe realmente quién es humano y quién es... no humano, y el protagonista, que a todo esto aparece en un episodio de la primera temporada de "The Twilight Zone" (es el hombre inmortal que trabaja en una universidad como profesor de Historia), ¡debe salvar a su amada y dar aviso a las autoridades! Más allá del tema de las emociones y qué nos puede identificar como humanos (la deshumanización) y más acá de lo un tanto enredado que es el funcionamiento de estos invasores (¿cómo suplantan a los humanos?, ¿para qué necesitan estos muñecos "de plástico", estas réplicas humanas, si al final pueden invadir al humano de verdad cuando éste cae dormido? ¿Hay reemplazo de cuerpo o no?, ¿o la usurpación es meramente mental, espiritual?), insisto, lo que más destaca de esta película es la intensidad con que Siegel dirige el guión, su sentido del ritmo, su fragmentación del espacio, su tratamiento de la paranoia y la incógnita, el interesante manejo de la ciencia ficción "disfrazada", etc. Es un director que no ignora, para nada, los temas de fondo (como la denuncia de "Riot in Cell Block 11"), pero que los utiliza en pos de la narración (eso mismo dije ayer, calcado), sin restarles entidad discursiva pero dotándolos de una función narrativa certera, sólida.
Y qué final: te deja con las pulsaciones a tope, como si recién estuviéramos en la mitad de la película, como si aún faltaran noventa minutos más. ¿Se imaginan si a algún ingenioso productor de Hollywood (el de hoy) se le ocurriera hacer una trilogía que comience con "El origen de los invasores de cuerpos", continúe con "La batalla de los invasores de cuerpos" y concluya con "El fin de los invasores de cuerpos"? Bah, tengo derecho a tirar la talla, ¿no? Ya veremos cómo se aborda esta invasión en el nuevo remake anunciado hace unos meses. A mí me tiene sin cuidado, no obstante.
Y si ven a alguien que parece no tener emoción, no se preocupen, a lo mejor no es un invasor de cuerpos, a lo mejor dicha persona es un humano que simplemente no tiene emociones y al que nada le importa. ¿Qué sería más aterrador?
En base a una premisa descabellada (en un pequeño pueblo estadounidense, gran cantidad de habitantes afirman, desesperada y desconsoladamente, que sus familiares no son sus familiares sino que impostores; lucen igual, hablan igual, recuerdan las mismas cosas, pero aún así no son los familiares de toda la vida, aquellos amados a lo largo de los años), Don Siegel, con su característica mano firme y aguda mirada, con su contundencia y precisión cinematográfica, nos ofrece un entretenido relato de cimientos sci-fi construido a través de la paranoia y la perpetua incertidumbre, porque sí, de repente uno no sabe realmente quién es humano y quién es... no humano, y el protagonista, que a todo esto aparece en un episodio de la primera temporada de "The Twilight Zone" (es el hombre inmortal que trabaja en una universidad como profesor de Historia), ¡debe salvar a su amada y dar aviso a las autoridades! Más allá del tema de las emociones y qué nos puede identificar como humanos (la deshumanización) y más acá de lo un tanto enredado que es el funcionamiento de estos invasores (¿cómo suplantan a los humanos?, ¿para qué necesitan estos muñecos "de plástico", estas réplicas humanas, si al final pueden invadir al humano de verdad cuando éste cae dormido? ¿Hay reemplazo de cuerpo o no?, ¿o la usurpación es meramente mental, espiritual?), insisto, lo que más destaca de esta película es la intensidad con que Siegel dirige el guión, su sentido del ritmo, su fragmentación del espacio, su tratamiento de la paranoia y la incógnita, el interesante manejo de la ciencia ficción "disfrazada", etc. Es un director que no ignora, para nada, los temas de fondo (como la denuncia de "Riot in Cell Block 11"), pero que los utiliza en pos de la narración (eso mismo dije ayer, calcado), sin restarles entidad discursiva pero dotándolos de una función narrativa certera, sólida.
Y qué final: te deja con las pulsaciones a tope, como si recién estuviéramos en la mitad de la película, como si aún faltaran noventa minutos más. ¿Se imaginan si a algún ingenioso productor de Hollywood (el de hoy) se le ocurriera hacer una trilogía que comience con "El origen de los invasores de cuerpos", continúe con "La batalla de los invasores de cuerpos" y concluya con "El fin de los invasores de cuerpos"? Bah, tengo derecho a tirar la talla, ¿no? Ya veremos cómo se aborda esta invasión en el nuevo remake anunciado hace unos meses. A mí me tiene sin cuidado, no obstante.
Y si ven a alguien que parece no tener emoción, no se preocupen, a lo mejor no es un invasor de cuerpos, a lo mejor dicha persona es un humano que simplemente no tiene emociones y al que nada le importa. ¿Qué sería más aterrador?
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