Director: Sebastián Lelio
Otra de las cinco nominadas a mejor película de habla no inglesa es la compatriota "Una mujer fantástica" (que compitió por el premio gordo en el pasado festival de cine de Berlín, premio que finalmente se adjudicaría la húngara "On Body and Soul", otra nominada más al Oscar), lo último de Sebastián Lelio, que volvió a las carteleras de las grandes cadenas de cine (aunque técnicamente nunca se había ido, gracias al Normandie) ahora que tiene ruido mediático a su favor. Fui a ver esta película la semana pasada y recién la comento ahora porque no quería interrumpir la retrospectiva dedicada a Andrey Zvyagintsev.
El fuerte de esta película está en su ejecución eminentemente subjetiva, sensorial, evocadora, sensitiva, ocasionalmente surreal. Poco importa que la gran mayoría de los personajes sean deliberadamente violentos y transfóbicos (o discriminadores, a grandes rasgos), y que el relato consista en un constante tira y afloja entre la protagonista y esa gente que le hace la vida imposible sólo por ser transexual. La fortaleza de "Una mujer fantástica" radica en que, a partir de un par de hechos cruciales pero relativamente anecdóticos, nos sumerge de lleno en la experiencia, pero sobre todo en la colorida y viva, palpitante intimidad de una protagonista que, ya sea por ignorancia o por puro odio (aunque ambas posibilidades no son excluyentes), debe sufrir toda clase de vejaciones y humillaciones para poder lograr su objetivo. Así, la trama es la mar de simple: Marina es una mujer transexual que se gana la vida como mesera y cantante ocasional que tiene una relación con Orlando, hombre mayor que ella, de buena posición económica y separado o divorciado; la relación, más que clandestina, es estrictamente de ellos y nadie más. Sin embargo, una noche cualquiera, Orlando sufre un ataque y muere en el hospital. Ya en este momento Marina debe soportar insinuaciones, sospechas, y después el declarado odio por parte de la familia de Orlando, su ex-mujer, el hijo, etc., quienes le prohíben asistir al velorio y posterior funeral del fiambre. Y Marina no podrá aceptarlo: debe despedirse de aquel ser humano que tanto amó y que tanto la amó. Lelio sigue a Marina a todos lados en sus intentos por afrontar con dignidad esta seguidilla de golpes bajos, todo aderezado con preciosas escenas fantásticas o surreales que materializan el bello mundo interior de Marina, mundo al que muchos no pueden llegar por negarse a aceptarla tal cual es.
Recuerdo que en una conversación entre compañeros de universidad (en la que no participé porque no había visto la película entonces y porque estaba a punto de morir de aburrimiento entre esa gente... que hablaran de cine fue todo un milagro, debo agregar) se habló sobre la pertinencia de esas escenas, esbozando críticas a las mismas; teniendo presente esas palabras, viendo la película se me hizo obvio que dichas escenas no sólo son necesarias, sino que dotan a la película de su intensa y humana identidad, pues estas escenas reflejan el amor de Marina hacia Orlando, ese amor sin condiciones, ese amor que hace de ella, precisamente, una mujer fantástica; ese amor que hace que los cien minutos de metraje se pasen volando, que logra que la fuerza de la película sea aquella subjetividad y sensibilidad emanada del corazón de la protagonista. Una película cuyo principal motor narrativo es el amor no puede fallar, creo yo (no en este caso, al menos).
"Una mujer fantástica" podría ser la antítesis de "Nelyubov", pues si el director ruso parece decir que sin amor, nada somos, y por lo tanto la sociedad no dejará de caer en un sombrío pozo de amargura e indiferencia, Lelio afirma que el amor puede iluminar hasta el rincón más oscurecido por el odio y la violencia. En cualquier caso, ambas películas trascienden sus superficies aparentemente discursivas o reivindicatorias para ofrecer experiencias que tocan temas e invocan sentimientos y sensaciones universales.
Gran película, sí señor. Y a no perderse "Disobedience", eh... cuando al estrenen, claro...
El fuerte de esta película está en su ejecución eminentemente subjetiva, sensorial, evocadora, sensitiva, ocasionalmente surreal. Poco importa que la gran mayoría de los personajes sean deliberadamente violentos y transfóbicos (o discriminadores, a grandes rasgos), y que el relato consista en un constante tira y afloja entre la protagonista y esa gente que le hace la vida imposible sólo por ser transexual. La fortaleza de "Una mujer fantástica" radica en que, a partir de un par de hechos cruciales pero relativamente anecdóticos, nos sumerge de lleno en la experiencia, pero sobre todo en la colorida y viva, palpitante intimidad de una protagonista que, ya sea por ignorancia o por puro odio (aunque ambas posibilidades no son excluyentes), debe sufrir toda clase de vejaciones y humillaciones para poder lograr su objetivo. Así, la trama es la mar de simple: Marina es una mujer transexual que se gana la vida como mesera y cantante ocasional que tiene una relación con Orlando, hombre mayor que ella, de buena posición económica y separado o divorciado; la relación, más que clandestina, es estrictamente de ellos y nadie más. Sin embargo, una noche cualquiera, Orlando sufre un ataque y muere en el hospital. Ya en este momento Marina debe soportar insinuaciones, sospechas, y después el declarado odio por parte de la familia de Orlando, su ex-mujer, el hijo, etc., quienes le prohíben asistir al velorio y posterior funeral del fiambre. Y Marina no podrá aceptarlo: debe despedirse de aquel ser humano que tanto amó y que tanto la amó. Lelio sigue a Marina a todos lados en sus intentos por afrontar con dignidad esta seguidilla de golpes bajos, todo aderezado con preciosas escenas fantásticas o surreales que materializan el bello mundo interior de Marina, mundo al que muchos no pueden llegar por negarse a aceptarla tal cual es.
Recuerdo que en una conversación entre compañeros de universidad (en la que no participé porque no había visto la película entonces y porque estaba a punto de morir de aburrimiento entre esa gente... que hablaran de cine fue todo un milagro, debo agregar) se habló sobre la pertinencia de esas escenas, esbozando críticas a las mismas; teniendo presente esas palabras, viendo la película se me hizo obvio que dichas escenas no sólo son necesarias, sino que dotan a la película de su intensa y humana identidad, pues estas escenas reflejan el amor de Marina hacia Orlando, ese amor sin condiciones, ese amor que hace de ella, precisamente, una mujer fantástica; ese amor que hace que los cien minutos de metraje se pasen volando, que logra que la fuerza de la película sea aquella subjetividad y sensibilidad emanada del corazón de la protagonista. Una película cuyo principal motor narrativo es el amor no puede fallar, creo yo (no en este caso, al menos).
"Una mujer fantástica" podría ser la antítesis de "Nelyubov", pues si el director ruso parece decir que sin amor, nada somos, y por lo tanto la sociedad no dejará de caer en un sombrío pozo de amargura e indiferencia, Lelio afirma que el amor puede iluminar hasta el rincón más oscurecido por el odio y la violencia. En cualquier caso, ambas películas trascienden sus superficies aparentemente discursivas o reivindicatorias para ofrecer experiencias que tocan temas e invocan sentimientos y sensaciones universales.
Gran película, sí señor. Y a no perderse "Disobedience", eh... cuando al estrenen, claro...
...hola...
El film de Lelio estaba muy por encima de cualquiera de las nominadas en los Goya, yo le hubiese dado el premio sin dudarlo. Lo que no se comprende es que haya ganado la peor de las cinco, excepto porque la Academia tuviese que resarcir por cojones a Isabel Coixet, espero que no por ser mujer, ya que la reivindicación de este año era esa... En fin...
ResponderBorrarUn saludo.
Definitivamente es una maravilla, y vaya coincidencia comentarla justo el mismo día en el que acabaría ganando el premio, jeje.
BorrarLos premios siempre son raros, poco se entiende que una película que gane tantos premios "técnicos" después no gane mejor película. En el caso particular no podría hablar mucho porque no he podido ver las películas (espero yo mismo resarcirme con el cine español, tengo un par de títulos en mente), pero pienso que hay mucho de corrección política y de no quedar mal con nadie en esto, independiente de la calidad de las propuestas y directores/as. Lamentable que ahora toda legítima busca de igualdad se reduzca a adherir a un maldito hashtag en twitter, poner un me gusta en facebook, vestir de determinado color o usar ciertos accesorios de vestuario... ¡cualquiera puede hacer eso sin ser realmente honesto!, y seguir el juego sólo porque sí durante el tiempo que sea candente es un retroceso más que un verdadero aporte. El año pasado en Cannes le dieron el premio de mejor dirección a Sofia Coppola (inmerecido), claramente por ser mujer y porque era el tema del momento y hubiera sido escandaloso otro año sin directoras reconocidas. Habrá que ver si con Greta Gerwig los de esa Academia se van a hacer su propio veranito de San Juan.
En fin... ¿has visto "Zama"? Yo no, pero me parecía una posibilidad potente, más aún siendo de Lucrecia Martel.
Saludos.
Me gusta más esta. La Martel se queda muy a medias de la obra original.
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