Director: Srdan Golubović
Hace tiempo veía y comentaba "Apsolutnih Sto", opera prima del serbio Srdan Golubovic, y lo hacía de muy buena gana, pues la cinta en cuestión además de ser un thriller bastante bien contado y ejecutado contenía una mirada y sensibilidad imposible de ignorar, dotando de una dimensión más profunda y humana al entuerto criminal del protagonista. Más importante, Golubovic ya dejaba patente cuáles eran sus inquietudes y sus formas, todas ellas prometedoras. Así, "Klopka", su segundo largometraje, auguraba otro interesante visionado; por desgracia, los aspectos negativos pesan más que los positivos, y el resultado final está lejos de la calidad que en su opera prima Golubovic desplegara. Una decepción, considerando lo que prometía.
Mladen es un trabajador estatal que lleva una vida tranquila y sin apuros junto a su esposa y su hijo. Lamentablemente, su hijo tiene una seria enfermedad que requiere cirugía pronto o de lo contrario morirá. Eso sí, la cirugía cuesta 26000 euros, una cifra que el pobre hombre no está ni remotamente cerca de tener, así que con esa carga encima (el chico podría sufrir un ataque ahora, mañana, pronto) tendrá que buscar una forma de conseguir el dinero.
Las intenciones e inquietudes de Golubovic están más que claras: mostrar a la Serbia post guerras yugoslavas (así a grandes rasgos) y cuestionar qué tanto ha cambiado y/o mejorado, si ha sanado viejas heridas y enfrentado fantasmas, ya sea a través de sus habitantes con sus respectivos comportamientos así como de las políticas o beneficios estatales (calidad de vida ofrecida, mejor dicho). Para Golubovic en cierto sentido todavía hay una guerra librándose en el día a día, consecuencias de las heridas históricas tanto como de las fracturas sociopolíticas actuales. A partir de lo anterior y de manera más específica, "Klopka" es una crítica al sistema y lo tremendamente injusto que resulta ser, claramente debido a que ningún banco o seguro o beneficio gubernamental le pagará la cirugía al hijo del protagonista, abandonándolo a su suerte para que el padre comience a buscar soluciones que pondrán a prueba su moral, aunque ¿qué es más fuerte, más imperioso de solucionar? Así, aunque la o las premisas puedan sonar simplonas (instituciones perdidas en la burocracia y el interés comercial, un padre que lo hará todo por su hijo... ¿"John Q", alguien dijo?), la verdad es que Golubovic logra desarrollarlas de manera algo menos superficial de lo que sugieren los enunciados; logra, por momentos, impregnarle a su filme de esa sensibilidad o dimensión humana que tanto valor narrativo le dio a su opera prima. Pero, desde luego, una cosa es tener buenas intenciones y mucho compromiso social y otra cosa es tener buena mano para narrar tu historia y expresar tus nobles ideas a través de la imagen. A Golubovic temprano se le acaba la pericia visual, y lo que en un inicio era un desasosegante y claustrofóbico relato sobre un padre desesperado y atado de manos, luego se convierte en un thriller simplón y del montón que no aprovecha las ideas e intenciones de fondo, más bien se pierde entre las trampas argumentales que el mismo director pone en el guión a modo de "complejizar" el relato (para alargarlo más bien, de lo contrario no llegaba a los cien minutos), enredos que acaban por ahogar y oscurecer la crítica social. De esta forma, las imágenes se van quedando vacías, la trama pierde interés, el tempo agota su energía subyacente, el ritmo de acontecimientos se entorpece, y el conjunto se queda sin mucha coherencia interna. Con el correr del metraje uno se queda viendo "Klopka" por inercia, no por verdadero compromiso.
El asunto con la crítica social es que no se puede depender de ella por completo, pues es imposible sostener un discurso tan obvio (no se necesita un complejo tratado para exponer injusticias) a lo largo de una película tratando de "relatar" el discurso y no una verdadera historia, que siempre cuenta con un argumento carente de vida, pues no importa la historia sino la lección moral. Así, la crítica social se agota rápidamente, pues rápidamente queda clara: "ok, el gobierno no apoya al padre, el padre tiene que hacer cosas cuestionables para solucionar el problema, y los malos tienen pinta de nacionalistas...", pero de este punto en adelante se requiere, justamente, una buena historia que sepa construir capas sobre la base crítica: "...ahora veamos qué hará el padre para salir del tremendo lío en que se metió, ojalá sea asfixiante e intenso". Al final el director intenta recordarnos siempre lo injusto de la sociedad (de repente la madre se encuentra con una chica cuyo padre compró el marco de un cuadro -sólo el marco, ojo- en 30000 euros, más que la cirugía que le debe salvar la vida al hijo), y no logra finiquitar un relato sin mucho valor narrativo ni sustancia. El resultado final no es desechable ni nada, pero si no la ven no se pierden nada: es un thriller como cualquier otro. Además, en todos los países sale alguien que quiere criticar su tierra natal mediante desposeídos obligados a delinquir. Y el final... nada bueno, nada bueno.
El asunto con la crítica social es que no se puede depender de ella por completo, pues es imposible sostener un discurso tan obvio (no se necesita un complejo tratado para exponer injusticias) a lo largo de una película tratando de "relatar" el discurso y no una verdadera historia, que siempre cuenta con un argumento carente de vida, pues no importa la historia sino la lección moral. Así, la crítica social se agota rápidamente, pues rápidamente queda clara: "ok, el gobierno no apoya al padre, el padre tiene que hacer cosas cuestionables para solucionar el problema, y los malos tienen pinta de nacionalistas...", pero de este punto en adelante se requiere, justamente, una buena historia que sepa construir capas sobre la base crítica: "...ahora veamos qué hará el padre para salir del tremendo lío en que se metió, ojalá sea asfixiante e intenso". Al final el director intenta recordarnos siempre lo injusto de la sociedad (de repente la madre se encuentra con una chica cuyo padre compró el marco de un cuadro -sólo el marco, ojo- en 30000 euros, más que la cirugía que le debe salvar la vida al hijo), y no logra finiquitar un relato sin mucho valor narrativo ni sustancia. El resultado final no es desechable ni nada, pero si no la ven no se pierden nada: es un thriller como cualquier otro. Además, en todos los países sale alguien que quiere criticar su tierra natal mediante desposeídos obligados a delinquir. Y el final... nada bueno, nada bueno.
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