miércoles, 26 de agosto de 2015

Prag - 2006


Director: Ole Christian Madsen

  Hace tiempo que tenía a Ole Christian Madsen entre ceja y ceja, no sólo por ser danés (lo que le da continuidad a esta ola danesa que vive el blog a veces), sino porque hace tres años o así un compañero me dijo que viera "Nordkraft", una sobre drogadictos que me gustó bastante, lo que me hizo escarbar en la filmografía de su director, encontrando no sólo "Prag", que como aliciente tiene a Mads Mikkelsen y ser algo así como un drama intimista (me fascinan un montón, sobre todo si están bien hechos), sino también "Flammen og Citronen", una sobre la segunda guerra mundial. Un tipo interesante este Madsen. Si hasta ha dirigido varios capítulos de la placentera "Banshee", así que hay que quererlo. Vamos, el tipo hace buenas películas, ¿es que no he dicho que me ha encantado "Prag"?


  Christoffer y Maja son un matrimonio danés que viaja a Praga para recuperar el cuerpo del recién fallecido padre de Christoffer, asunto que será largo y tortuoso, pues los trámites se acumulan sin cesar. Así, entre firmas y reuniones, el matrimonio enfrentará sus propios fantasmas y dudas.


  "Prag" tiene varias cualidades que la hacen sobresalir de entre el amplío grupo de dramas románticos que pululan por ahí, partiendo por el hecho de que, antes que romance, lo que nos ofrece es una profunda crisis existencial, que, desde luego, toca el tema del distanciamiento emocional de Christoffer y Maja. En este sentido, "Prag" es una película de múltiples dimensiones y matices, constantemente explorando nuevos puntos de interés (sustanciales y narrativos), o en su defecto ampliando la mirada que se le da a éstos. "Prag" no es una película complaciente, reduccionista, superficial y ramplona; entiende que el romance y/o desamor es tan sólo una parte de su conflicto/relato, cuya esencia no deja de ser la eterna búsqueda de algo que dé sentido a la existencia, sea ésto la reconciliación con la ausente figura paterna, la reconciliación con aquella persona que parecía estar destinada a estar siempre a tu lado, sea la aceptación de que nada es seguro. Será sencillo el planteamiento intelectual de la película, pero el honesto tratamiento que recibe cada ramificación de la crisis existencial hace que el viaje emprendido por el matrimonio danés exude complejidad y empatía. A propósito, afirmo que el tratamiento es honesto porque tanto en lo estético o puesta en escena como en la escritura no hay ningún rastro de manipulación, pedantería o estridencia conceptual que ensucie la transparente esencia expresada a través de las imágenes, las miradas y las palabras. Estos personajes no se las dan de filósofos, las escenas no intentan aparentar "inspiración" ni "grandeza"; todo en "Prag" es sencillo, delicioso y encantadoramente ambiguo. Otra cualidad es que el viaje a Praga y el trayecto que dentro de la ciudad emprenden los personajes, en ocasiones presenta un alucinante toque surreal muy bien expresado a través de la puesta en escena y el guión (nada más disfruten la secuenciade la morgue), sin mencionar que a lo largo del metraje entero se mantiene una atmósfera que mezcla con suma habilidad el desencanto, la amargura, la felicidad, lo surreal, lo crudamente realista, entre otros, dando como resultado una constante sensación de ambigua desolación. A todo esto, el elemento surreal es todavía más atractivo porque deja de lado cualquier rastro de fantasía, más bien pervierte la realidad transitada para volverla más oscura, más extraña, sin duda más signiticativa y simbólica. Claramente otro acierto por parte de Madsen: no pretender que las imágenes forzosamente carguen con algún vacuo grado de significación, todo lo contrario, el hombre prácticamente despoja de todo significado cada elemento del escenario, como si la pulsión humana (muy bien generada por los actores, sobre todo el gran Mads Mikkelsen) fuera la encargada de dotar de significado a la imagen. Por último, me ha gustado bastante la constante transformación a la que se somete el relato, no sólo variando entre ser un drama romántico y un tardío reencuentro con el padre y una crisis existencial, sino que también en aspectos algo más recónditos, tales como el carácter catártico del viaje a Praga y el rol de ésta como un personaje más: al inicio la ciudad checa no parecía ser una catarsis o una liberación personal, más bien parecía configurarse como el centro neurálgico del sufrimiento que devendría en prisión indefinida; pero con el correr del metraje, Praga efectivamente parece proveer catarsis, un nuevo comienzo, etc., sólo que sin acomodarse con ninguna posibilidad, siempre caminando entre el límite de la seguridad y el abismo emocional.
  En cualquier caso, gran y encantadora película es "Prag", toda una delicia que reflexiona muy honesta y sencillamente sobre lo que es enfrentarse a sí mismo, al pasado, al presente, a la vida misma, y lo difícil que resulta estar en constante enfrentamiento. Tan bonita como desoladora... Al menos su final, que no es precisamente el que podrían esperar (más aún con las palabras que siguen), te deja con una reconfortante sensación de plenitud.

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