Director: Michael Ritchie
En estos momentos "Prime cut" es la película cuyo comentario me es más fácil escribir, y es que los feriados, con sus obscenas cantidades de comida y tragos, ruidosa familia que disfruta hablando a gritos y el bullicio generalizado de las fiestas patrias, me tienen con la cabeza algo aturdida, y no es que la película de Michael Ritchie sea fácil o simplona, simplemente es la que genera las sensaciones más sencillas de describir, principalmente por no ser presuntuosa y saber exactamente qué es lo que la hace tan buena, ergo, no hay por dónde perderse al momento de disfrutarla y comentarla. "Prime cut" es una gran película, sin duda alguna: en poco más de ochenta minutos te lanza a la cara un festín de violencia que, no obstante, también transmite cosas nobles, y con un manejo cinematográfico notable.
A un mafioso de Chicago se le debe una enorme cantidad de dinero por parte de un redneck de Kansas City dueño de un matadero o fábrica de carne, y como el segundo manda soldados embutidos en vez de billetes verdes a la gran ciudad, se llega a la decisión de que es mejor mandar a alguien con experiencia, a alguien como Lee Marvin, que cuando llega a Kansas City a dialogar con el redneck en cuestión, un Gene Hackman llamado Mary Ann, desata una carnicería casi tan atroz como la que sucede en el matadero.
"Prime cut" es una película directa, sin concesiones en el tratamiento de sus elementos y plenamente consciente de cuáles son sus cartas, por lo mismo, éstas se disponen con cuidada pero considerable contundencia. Establecido el conflicto, la guerra comienza y no hay vuelta atrás, tampoco autocensura o algún inútil intento de cuento moral o estudio psicológico o filosófico (lo que no quita, como señalaré a continuación, que los personajes sean espectaculares y un ejemplo de construcción narrativa) que entorpezca o entrampe el fluir del relato: acá son todos salvajes, unos animales que se revuelcan en su propia mierda y que no estarán satisfechos hasta que al enemigo no le quede una gota de sangre: una guerra, con sus ires y venires. Lo que más me ha gustado, más que el brutal desarrollo de este relato sobre hombres tercos, son sus personajes, particularmente los líderes de los bandos enfrentados, un magnífico Lee Marvin que mezcla a la perfección extrema violencia con suma elegancia, erigiendo a un personaje imponente y arrollador, y un igualmente magnífico Gene Hackman, un vulgar paleto que se comería hasta la mierda de una vaca para demostrar lo hombre que es el "americano" de verdad, y que desborda tanta maldad como socarronería, levantando un ulteriormente aterrador retrato del malvado sin escrúpulos ni moral ni humanidad que, sin embargo, encuentra sin problema alguno un lugar importante en la comunidad. Mucho me sorprendió el hecho de que casi no reconozco a Sissy Spacek como una joven esclava destinada a la prostitución y ofrecida como ganado junto a otras desdichadas jovencitas, y que parece estaba en los mismos inicios de su reconocida carrera como actriz. Demás está decir que su juventud no es óbice para una gran labor, dotando de gran y honesta personalidad a un personaje que en vez de estar dopada la mayoría del tiempo (o, lo mismo, ser tratada como objeto) contempla con inocencia y horror la carnicería que se desata frente a sus ojos, deseando un lugar mejor para los inocentes, dando cuenta de su humanidad.
Pero no sólo de grandes personajes y gran relato se alimenta "Prime cut", porque también tenemos la gran dirección de un Michael Ritchie que construye con improbable respeto y cruel humor negro un paraje humano y social que podría espantar hasta el más sanguinario mafioso de Chicago, si bien algunas cosas atroces que se nos muestran son obra y gracia del personaje de Hackman en vez de la comunidad, como por ejemplo esa particular venta de ganado y jovencitas cuya carne también tiene un precio, aunque con otros y más salaces fines. Así, el director nos mete de lleno en un espacio que genera tanta calma como incomodidad, una atmósfera de ambigüedad constante y punzante, que señala de inmediato que las cosas no van a salir nada bien dejando la tensión siempre en un lugar alto, sin alevosas premuras ni vanas pausas, equilibrio ideal para la imparable acción, que desde el minuto en que llegamos a Kansas City es un vendaval de duelos verbales, peleas a puños y largos tiroteos que hallan lugar en casas, prados y ferias familiares, y no hay que dejar de lado esa notable persecución/huida de una de esas máquinas trituradoras de trigo. Me imagino que "Prime cut" debió haber sido todo un golpe en su época, no sólo por su crudo y apabullante tratamiento de la violencia, también por el desparpajo con el que muestra toda clase de depravaciones humanas, sin contar el hecho de que los de Kansas en particular no debieron haber estado del todo contentos con la manera en que se les retrata.
Es toda una grata y sanguinaria sorpresa la cinta de Ritchie, y si hay una carnicería que vale la pena, ésa es "Prime cut", un magnífico y brutal espectáculo que está escrito con precisión, y dirigido e interpretado magistralmente por personas en estado de gracia. A propósito y a raíz de las últimas palabras del párrafo introductorio, uno de los ejemplos que demuestra el notable manejo cinematográfico de Ritchie es esa escena en la que Marvin llega con una recién rescatada Spacek a un fino restaurante en donde la presencia de estos dos llama bastante la atención, sobre todo por el transparente vestido de la muchacha, quien atrae la pervertida e irritantemente continua mirada de un sujeto que cena con su esposa (cuán poco respeto con la señora): la gracia es que carece de diálogos, y tan sólo con las miradas del viejo verde, la inocente muchacha y el experimentado Marvin, se establece un diálogo y posterior duelo de "no mires, date vuelta o te golpeo" y muchas lindezas más. Y no es la única secuencia que tiene un tratamiento así. Pero bueno, terminemos con lo justo: "Prime cut" es imperdible e inolvidable, una puta y desbocada genialidad.
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