Director: John Ford
Hubiera sido bonito una semana entera de western, ¿no? Si no fuera por "Good Kill" arruinando el miércoles... En fin, que no haya espacio para lamentaciones. Sin decir que hayamos terminado de manera sublime con "Wagon Master", sí podemos afirmar que hemos pasado un buen rato viendo esta desenfadada pieza sin grandes pretensiones ni presunciones, pero que está escrita y dirigida con oficio y propiedad, y por qué no, con cariño por el proceso de hacer cine, aunque la cosa no sea una obra maestra. No señor, no vendré a quejarme, y si me pongo blando, pues les ruego que me perdonen, después de todo no siempre se puede ser "3 Bad Men" (mencionada arbitrariamente para no alargarme con una lista merecidamente larga), y hay demasiadas basuras como para no agradecer una película que de muy buena gana cumple lo que promete.
Dos muchachos que se dedican a vender caballos se encuentran con unos mormones que emprenden el viaje a una lejana tierra en la que deberían poder asentarse y vivir como dios manda. Los muchachos ayudan a los mormones, pero ojo, que hay un grupo de desagradables pero peligrosos bandidos que pueden arruinar este tan anhelado sueño.
Y ayer decía que "Rio Grande" era ligera... "Wagon Master" es una película amena y agradable, que no pretende complicar su relato ni tampoco ser compleja en su puesta en escena; en realidad todo es bastante relajado, una simple historia que alguien quería contar y que fue guiada por un Ford tranquilo pero siempre digno. Yo diría que ésa es la gran cualidad de este film, que a pesar de saber que no está destinada a calar hondo en el espectador ni en la historia del cine (o de la filmografía de su director, tarea bastante difícil, ya para aquel entonces), no descuida ninguno de sus aspectos, aunque, eso sí, tampoco destaquen por su excelencia; no obstante, como digo, se nota el afecto por el acto de narrar y filmar, sin delirios de grandeza o complejos enunciados discursivos que arruinen la sencillez del conjunto. Si lo pienso mejor, "Wagon Master" demuestra la habilidad que un buen director tiene para no forzar ni alterar la esencia de su película, pero sí para aprovechar las mejores cualidades que dispone. Sobre la "sustancia", quizás se pueda sacar algo en limpio del ingrediente mormón y el viaje que emprenden, pero sería muy rebuscado considerando que el motor del relato es el viaje mismo y no algún concepto religioso o incluso social. Así, sin mayor excusa que cambiar de destino, "Wagon Master" se desarrolla entre accidentes geográficos, encuentros con su buen par de personajes (con sus respectivos aportes argumentales) y tensiones bastante serias y amenazadoras, todo lo cual se hila de manera coherente, fluida y natural en ochenta minutos que se van rápido y sin aturdirnos innecesariamente. Los conflictos están bien planteados, están desarrollados con buena mano, aunque el final peca de apresurado. Con todo, no se puede negar que Ford está detrás de las cámaras, y de ahí que encontremos, aunque se cuenten con los dedos de una mano, pequeños y bellos momentos de gran cine, con una sensibilidad que el fotograma desprende de la nada y sin ningún artificio... Desde luego, también veremos tensión muy bien manejada, sobre todo cuando los indios Navajo dejan instalada su importante cuota de rencor en la caravana. Con esa tensión, si bien el "qué" es predecible, al menos el "cómo" e incluso el "cuándo" se permiten tener su cuota de sorpresa, con esa amenaza humana en ciernes. A propósito, la película se pone más interesante cuando este grupo de bandidos cruzan camino con los mormones, pues le otorga una dinámica acción/reacción más intensa y conflictiva en comparación con las complicaciones del terreno (lo humano aporta más al relato, abre más flancos y lo sostiene mejor). Así, tendrán un relato nutrido y consistente. Sin embargo, tampoco se hagan ilusiones: aunque los elementos estén bien utilizados, no estamos ante una película magistral y memorable, la más impecable y rutilante; pero oigan, tenemos buenos y simpáticos personajes con relaciones creíbles y agradables, tenemos momentos de buen humor y tensión, y un conjunto más que efectivo y entretenido, y eso siempre se agradece. "Wagon Master", más circunstancial que trascendental, de todas formas vale la pena el visionado. Sí señor.
Y bueno, todavía nos queda una larga década...
Y bueno, todavía nos queda una larga década...
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