sábado, 3 de octubre de 2015

Yakuza no Hakaba: Kuchinashi no Hana - 1976


Director: Kinji Fukasaku

  O simplemente "Yakuza Graveyard". No confundir con la deleznable "Graveyard of Honor" del mismo realizador, que además tuvo un remake hecho por el prolífico Takashi Miike, que espero sea mínimamente buena. De Kinji Fukasaku, entre todas las películas de yakuza que hizo entre fines de los sesenta y fines de los setenta, destaca con fuerza la saga "The Yakuza Papers", no necesariamente por la calidad intrínseca de la misma como por el hecho de ser una saga de ocho entregas, aunque doy fe que a mi yo de hace dos o tres años (el que vivía tranquilo antes de comenzar este blog) le gustó bastante la primera de todas, titulada "Battles without honor and humanity". Por lo mismo, por la importancia de dicha saga en la filmografía de su director, he decidido que ya es hora de comentarla por estos lares, aunque no antes de ver un par de piezas más, las cuales caerán en estos días de (ni tanto) descanso. Mañana se viene "Sympathy for the underdog", por si eso les dice algo. Lo que importa, de momento, y considerando la calidad de comentarios que se le ha dedicado a Fukasaku por acá, es que ambas películas me han dejado más que satisfecho, no porque no sean tan malas o mediocres como aquellas que no me han gustado de él, sino porque realmente son películas bien hechas que, efectivamente, tienen algo que contar. No serán obras maestras, pero funcionan sin mayor problema, y considero que "Yakuza Graveyard" bien vale la pena por su compleja y arriesgada narración.


  Ryu Kuroiwa es un policía que se dedica a atrapar yakuzas, particularmente aquellos que estuvieron involucrados en un incidente público que dejó en completa exposición el que dos familias están a un paso de iniciar una cruenta y sangrienta guerra, y que la policía parece no reaccionar como se debe. Pero sus métodos no son mucho mejores, y en su ánimo de encontrar resultados, se encuentra con que esta guerra es mucho más complicada de lo que aparenta de buenas a primeras.


  "Yakuza Graveyard" es una película que va ganando bastante peso y consistencia a medida que avanza el metraje, a medida que todo se pudre. Al inicio podrá parecer otra cinta más de ladrones versus policías y ladrones versus ladrones, ya saben, los típicos enredos yakuza en que alguien ofende a alguien que exige una muestra de respeto y perdón, quedan rencores o qué sé yo, en el aire queda flotando la idea de tomar territorios y negocios, y la consecuente reacción de "tú no me quitarás lo mío", etc. Siendo una película de Fukasaku es también natural que el protagonista sea un solitario cuyos métodos no se rigen por los parámetros ni de los yakuza ni de la policía, para él, ambos la misma mierda pero a distintos lados de la ley: son sólo hombres de negocio más que de honor, y toda la pantomima desplegada no es más que una ridiculez que no vale la pena seguir. Por desgracia, su desbocado y rebelde caminar no es intocable, y pronto se hallará estancado en un mar de corrupción, violencia, traición y, desde luego, deshonor, putrefacción humana, moral. Más aún, tampoco iba a faltar el elemento romanticón, con una bella señorita que se enamora del protagonista y viceversa, en una relación maldita que a buen seguro no podrá sortear los embates de la guerra urbana. A fin de cuentas, pareciera ser otra cinta de yakuzas al uso de Fukasaku... pero no lo es. Ni de lejos. Para empezar, la usualmente empalagosa "sensibilidad" de Fukasaku se ve contenida por una notable y compleja trama de lealtades y deshonor que logra hacerse respetar, lo cual se extiende a la enérgica y callejera dirección de Fukasaku, más concentrado en mantener la atmósfera de putrefacción que de conmovernos con una relación imposible. En relación a ello, el guión es francamente bueno, sorprendente si consideramos el resto de filmes yakuza que ha dirigido (y que he comentado) Fukasaku, buenos o malos, que se centran más en una mecánica de guerra de bandas y policías para armar un relato sobre (varía de caso en caso) rebeldía para con la autoridad, críticas sociales y redenciones personales, dando como resultados cintas que quieren decir mucho pero no cuentan nada y, finalmente, tampoco dicen nada. El fondo de la presente quizás no varíe demasiado de esto, pues tenemos una guerra que involucra a todos los lados de la ley, cuyos escrúpulos brillan por su ausencia, y un protagonista perdido que necesita una buena acción para redimir su actuar e historial. La crítica social ya se puede vislumbrar... A lo que voy, a lo que tanto me he demorado en llegar, es a que dicho fondo, por fin, cuenta con una compleja red argumental que, quizás no del todo original (uno intuye a los podridos y a los honestos, las traiciones por haber y demás), potencia en cada imagen y en cada palabra el mensaje del director y los guionistas: estamos ante un relato que expone con furioso desparpajo los trapos sucios de las instituciones, que no tiene miedo de mostrar con contundencia que nadie se salva de la podredumbre moral, que los héroes no son tales y que lo que nos queda no es más que un manojo de animales sanguinarios que luchan por el poder y poco más, y que la fría maquinaria no es algo que pueda ser destruido por los simples mortales, reducidos a simples conflictos pasionales. Lo de complejo viene porque el relato tiene como motor narrativo una suerte de conspiración, aquella que destapa nuestro protagonista, quien comienza a descubrir intereses ocultos, múltiples tratos y máscaras que caen como moscas, todo lo cual se ve hilando y destapando con sumo cuidado, tacto y coherencia interna: en definitiva, un relato muy bien pensado y desarrollado, concluido con un cinismo mortal, y que es ejecutado visualmente con propiedad por un Fukasaku que construye una atmósfera no particularmente densa y oscura pero sí tensa y directa. Todos los elementos narrativos expresan con fuerza aquello que se quiere decir, y vaya que se siente: el fotograma ha hablado. "Yakuza Graveyard" se recuerda más por su conjunto que por escenas particulares o por el visionado mismo, regular, que alterna con solvencia escenas muy bien logradas con otras que no logran sostenerse con la misma solidez y actitud, pero que no destruye los cimientos de una trama, de nuevo, muy bien escrita. Quizás no se sientan, como yo, especialmente emocionados con el metraje, aunque una vez finalizado el visionado no se podrá negar que estamos ante una película valiente, contundente y muy bien lograda. Yo les recomiendo "Yakuza Graveyard", no los puede dejar indiferentes, y me alegro un montón que me esté reconciliando con el cine de Fukasaku, porque de que es talentoso, lo es, y con creces. Historias como esta lo demuestran.

2 comentarios :

  1. El cine japonés me interesa mucho, he visto grandes películas de esa cinematografía, pero el género "Yakuza" me temo que no está entre mis preferencias. Sin embargo tendré en cuenta tu recomendación: la del título y la del director.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Tanto el director como el género se encuentran en un terreno impreciso en cuanto a calidad, lo yakuza suele ser un arma de doble filo. Fukasaku ha hecho pelis malas, muy malas (y otras muy buenas, que conste), pero por lo general porque el guión es malo; en este caso el guión es buenísimo y Fukasaku levanta una puesta en escena ideal para un relato que me recuerda un poco a las adaptaciones (Killing them softly y The friends of Eddie Coyle) de las novelas de George V. Higgins, de tramas criminales llenas de personajes, (des)lealtades y entes invisibles e invencibles que, casi como dioses, mueven a voluntad a las pobres hormigas que son los criminales y ciudadanos de bien. Un relato inteligente y que avanza con fuerza. Al menos ésta sí que vale la pena. De ahí para adelante será una exploración de cuidado.
      Saludos.

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

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