Creador: Fabrice Gobert
Directores: Fabrice Gobert & Frédéric Goupil
"Les Revenants", temporada dos, es otra de las series que meteremos por la fuerza en este día lunes cuatro de abril, número 75 de este año 2016. No recuerdo muy bien qué dije sobre la primera temporada, supongo que no fui ni tan bueno ni tan malo, pero es que, a pesar de todo (de su calidad de rareza y serie sensación), este producto francés es bastante irregular. Ciertamente lo es más en este segundo ciclo. Yo me siento un poco estafado, no me pareció una temporada final digna de su premisa. Pensé que sería mejor, pero no es que me vaya a poner a llorar al respecto. Esos tiempos ya pasaron, jojo.
Después de que la horda de retornados se enfrentará a la policía local y de que el pueblo fuera inundado, los pocos sobrevivientes se siguen preguntando qué demonios pasa, básicamente lo mismo que los nuevos personajes que arriban a este misterioso escenario. Si creen que encontrarán respuestas, les aviso que tal cosa no ocurrirá.
Esta temporada de un giro con respecto a la primera: si en aquélla el eje central del relato no era tanto lo sobrenatural como lo personal/humano, en ésta ello se invierte. Me explico: la premisa del primer ciclo era preguntarse cómo reaccionarían un puñado de personajes cuando algo inexplicable ocurre frente a sus ojos, en este caso el retorno de sus seres queridos, muertos hace años. Era como un "The leftovers", sólo que en la de HBO los personajes debían sobrellevar la repentina desaparición masiva de millones de personas, entre ellos amigos y familiares. Aunque lo sobrenatural, lo fantástico, tuviera importante cabida en tanto motor argumental (para hacer que distintos personajes se entrecrucen y enfrenten, juntos o separados, el retorno de los muertos), no parecía ser lo primordial del relato; uno podía pensar que la temporada no apuntaba a la resolución de misterios o la aparición de nuevos, sino que simplemente era la atractiva excusa para explorar las dinámicas personales de los involucrados: el perdón, la redención, la paz. En cambio, el presente ciclo apuesta directamente por el misterio y la fantasía, por ende, prescinde del componente humano. Ahora es más sobrenatural y estrictamente argumental que cotidiano, el fin y el motor provienen de un plan de los retornados: el plan es el eje central. Esto conlleva que los personajes devengan en instrumentos y no en entes con vida propia, lo cual es una lástima considerando que algunos eran complejos y profundos, como los hermanos Serge y Toni, que ahora no son utilizados para escarbar en el dolor familiar sino que para mover otros personajes de un punto a otro y así. Lo mismo con el resto; eso sí, aunque no se descuiden y se conviertan en dibujos planos, uno sí resiente que no se aproveche el tremendo potencial que albergan. Por lo demás, como ahora lo sobrenatural es la máxima, el acto de retornar pierde su carácter excepcional, se banaliza: ahora todos retornan, ya da lo mismo (hay un bonito significado detrás, pero aún así...). Pero no todo es (tan) malo: primero, la onírica y fantasmagórica atmósfera es más decidida y potente, sus imágenes causan aún más extrañeza y una interesante mezcla de inquietud y sosiego. Uno se siente atraído al escenario. Segundo, la trama, al menos en sus capítulos medios (de la mitad), verdaderamente engancha pues los personajes, que a pesar de todo te siguen cayendo bien, provocan preocupación por su bienestar; por lo demás, el aparente desorden con que éstos se mueven genera aún más nerviosismo, pues uno no sabe realmente qué hará cada uno en la escena siguiente, y como hay más retornados, también hay más secretos amenazados... o eso parece. Hasta cierto punto, la trama sí es impredecible (y uno quiere saber qué demonios pasa, al menos mientras aún pervive el pensamiento de que obtendremos respuestas). El problema llega con las resoluciones, aspecto de dos dimensiones: por un lado, realmente no se entiende nada. El equipo creativo puede decir que en realidad todo trata sobre dejar ir el pasado, hacer que los recuerdos descansen en paz, etc., pero si vas a dar jugo con tanto misterio y niños diabólicos y sueños premonitorios y ciervos alados y humanoides salvajes entre otras cosas, entonces más te vale dar algunas malditas pistas, por no decir respuestas. Por otro lado, como los personajes ahora son instrumentos, al menos en lo concerniente a los humanos, sus conflictos causan bastante resquemor por lo débil de sus motivos, y es que los humanos son tan estúpidos (sobre todo ese culto/mafia que llega a dar pena). De verdad da rabia lo tontos que son, las cosas que hacen y la lógica que argumentan. De esta forma, las resoluciones de los conflictos humanos son inverosímiles y la de los misterios no conducen a ningún lado, entonces la sensación final es de desconcierto e insatisfacción. Todo el rollo simbólico metafísico no me lo creo, ni siquiera aporta. Y si debo seguir, también encontraremos varias incoherencias argumentales tanto si comparamos la primera temporada con ésta como si comparamos los primeros tres episodios con los cinco siguientes (de la segunda, claro): personajes que cambian propósitos y personalidad sin razón alguna, hechos pasados que parecen contradecir otras historias, etc. Es casi como si algunas decisiones hayan sido arbitrarias. En cualquier caso, la serie no es mala y se puede ver y disfrutar durante casi todo su visionado. De que está bien lograda, lo está; pero no es una puta genialidad ni de lejos.
Ahora bien, yo me sigo quedando con la película, es mejor en todo aspecto. Las series se creen la gran cosa, sobre todo por su duración, la que "les permite desarrollar mejor personajes y conflictos", pero en la gran mayoría simplemente sirven para aumentar irregularidades. Las series realmente buenas y memorables son la excepción. Escrito queda.
Después de que la horda de retornados se enfrentará a la policía local y de que el pueblo fuera inundado, los pocos sobrevivientes se siguen preguntando qué demonios pasa, básicamente lo mismo que los nuevos personajes que arriban a este misterioso escenario. Si creen que encontrarán respuestas, les aviso que tal cosa no ocurrirá.
Esta temporada de un giro con respecto a la primera: si en aquélla el eje central del relato no era tanto lo sobrenatural como lo personal/humano, en ésta ello se invierte. Me explico: la premisa del primer ciclo era preguntarse cómo reaccionarían un puñado de personajes cuando algo inexplicable ocurre frente a sus ojos, en este caso el retorno de sus seres queridos, muertos hace años. Era como un "The leftovers", sólo que en la de HBO los personajes debían sobrellevar la repentina desaparición masiva de millones de personas, entre ellos amigos y familiares. Aunque lo sobrenatural, lo fantástico, tuviera importante cabida en tanto motor argumental (para hacer que distintos personajes se entrecrucen y enfrenten, juntos o separados, el retorno de los muertos), no parecía ser lo primordial del relato; uno podía pensar que la temporada no apuntaba a la resolución de misterios o la aparición de nuevos, sino que simplemente era la atractiva excusa para explorar las dinámicas personales de los involucrados: el perdón, la redención, la paz. En cambio, el presente ciclo apuesta directamente por el misterio y la fantasía, por ende, prescinde del componente humano. Ahora es más sobrenatural y estrictamente argumental que cotidiano, el fin y el motor provienen de un plan de los retornados: el plan es el eje central. Esto conlleva que los personajes devengan en instrumentos y no en entes con vida propia, lo cual es una lástima considerando que algunos eran complejos y profundos, como los hermanos Serge y Toni, que ahora no son utilizados para escarbar en el dolor familiar sino que para mover otros personajes de un punto a otro y así. Lo mismo con el resto; eso sí, aunque no se descuiden y se conviertan en dibujos planos, uno sí resiente que no se aproveche el tremendo potencial que albergan. Por lo demás, como ahora lo sobrenatural es la máxima, el acto de retornar pierde su carácter excepcional, se banaliza: ahora todos retornan, ya da lo mismo (hay un bonito significado detrás, pero aún así...). Pero no todo es (tan) malo: primero, la onírica y fantasmagórica atmósfera es más decidida y potente, sus imágenes causan aún más extrañeza y una interesante mezcla de inquietud y sosiego. Uno se siente atraído al escenario. Segundo, la trama, al menos en sus capítulos medios (de la mitad), verdaderamente engancha pues los personajes, que a pesar de todo te siguen cayendo bien, provocan preocupación por su bienestar; por lo demás, el aparente desorden con que éstos se mueven genera aún más nerviosismo, pues uno no sabe realmente qué hará cada uno en la escena siguiente, y como hay más retornados, también hay más secretos amenazados... o eso parece. Hasta cierto punto, la trama sí es impredecible (y uno quiere saber qué demonios pasa, al menos mientras aún pervive el pensamiento de que obtendremos respuestas). El problema llega con las resoluciones, aspecto de dos dimensiones: por un lado, realmente no se entiende nada. El equipo creativo puede decir que en realidad todo trata sobre dejar ir el pasado, hacer que los recuerdos descansen en paz, etc., pero si vas a dar jugo con tanto misterio y niños diabólicos y sueños premonitorios y ciervos alados y humanoides salvajes entre otras cosas, entonces más te vale dar algunas malditas pistas, por no decir respuestas. Por otro lado, como los personajes ahora son instrumentos, al menos en lo concerniente a los humanos, sus conflictos causan bastante resquemor por lo débil de sus motivos, y es que los humanos son tan estúpidos (sobre todo ese culto/mafia que llega a dar pena). De verdad da rabia lo tontos que son, las cosas que hacen y la lógica que argumentan. De esta forma, las resoluciones de los conflictos humanos son inverosímiles y la de los misterios no conducen a ningún lado, entonces la sensación final es de desconcierto e insatisfacción. Todo el rollo simbólico metafísico no me lo creo, ni siquiera aporta. Y si debo seguir, también encontraremos varias incoherencias argumentales tanto si comparamos la primera temporada con ésta como si comparamos los primeros tres episodios con los cinco siguientes (de la segunda, claro): personajes que cambian propósitos y personalidad sin razón alguna, hechos pasados que parecen contradecir otras historias, etc. Es casi como si algunas decisiones hayan sido arbitrarias. En cualquier caso, la serie no es mala y se puede ver y disfrutar durante casi todo su visionado. De que está bien lograda, lo está; pero no es una puta genialidad ni de lejos.
Ahora bien, yo me sigo quedando con la película, es mejor en todo aspecto. Las series se creen la gran cosa, sobre todo por su duración, la que "les permite desarrollar mejor personajes y conflictos", pero en la gran mayoría simplemente sirven para aumentar irregularidades. Las series realmente buenas y memorables son la excepción. Escrito queda.
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