Director: Charlie Kaufman
El puto mes de agosto está terminando por fin, maldito mes siempre lo he detestado, aunque cinematográficamente éste agosto en particular ha estado bastante bueno, y así lo vamos a terminar, con dos películas de calidad que nos dejarán con el ánimo en las nubes para comenzar el mes de septiembre. "Synecdoche, New York" es la opera prima de Charlie Kaufman, reputado guionista de películas como "Being John Malkovich" y "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", y está para dejarlo a uno radiante de felicidad, ¿no creen?
Supongo que para comentar una película como "Synecdoche, New York" es mejor ir desgranándola que intentar abarcarla por completo, aunque todo análisis podría quedarse corto, si bien tampoco pretendo endiosar esta película ni señalar que es supercompleja, porque tampoco lo es, de hecho me ha gustado más "Anomalisa" precisamente por su modestia y transparencia, las cuales son mucho más poderosas y directas, pero de eso hablaré mañana. Volviendo a "Synecdoche...", podríamos señalar que es un amargo viaje por las decepciones y derrotas de su protagonista, un Philip Seymour Hoffman al que nada le sale bien y que cae en una profunda depresión existencial, abrumado por su imposibilidad para dejar marca en la gente, en el arte, en la vida, incluso en sí mismo. Hasta podríamos decir que el protagonista es una representación o una metáfora del hombre, no sé, moderno, aquel que para triunfar (o sobrevivir mejor dicho, quizás ése sea el triunfo) debe batallar consigo mismo, contra las extensiones de su propia personalidad. Pero la gran gracia de la película no radica ya tanto en el mordaz sufrimiento del protagonista como en ese laberinto de espejos en donde la realidad se funde con la ficción en un eterno baile al que de alguna manera están todos invitados. La trama se vuelve de lo más ingeniosa y resulta atractivo el embrollo meta-narrativo sentimental en que incurre, si hasta me ha recordado aquella sentencia que dice uno de los personajes de "Por favor, rebobinar", libro escrito por Alberto Fuguet: "soy un extra en mi propia vida". Qué cosa más terrible y patética, ¿no?, ni siquiera ser el protagonista de tu propia historia. Como sea, me parece que la película va de cómo la vida se pierde y difumina debido a cosas insignificantes mientras que lo esencial y lo verdadero se desvanece entre tanta cháchara e ilusionismos narrativos; o, en otras palabras, nadie aprecia lo que tiene hasta que lo pierde. En realidad tampoco hay que darle tantas vueltas al asunto, si lo que destaca a "Synecdoche, New York" del resto de películas es su llamativo envoltorio, el cual nubla bastante la genuina emoción, aunque dudo que Charlie Kaufman quisiera hablar de emociones con esta película; supongo que sólo quería deconstruir la vida y analizar sus múltiples facetas, y ahí comenzamos con el rollo de una fracción que representa al todo y viceversa. Me imagino que eso justifica el ir y venir de personajes, arcos narrativos e imágenes surrealistas. Con todo, "Synecdoche..." es buena, eso es cierto, logra mantener una unidad coherente y un visionado sin sobresaltos a lo largo de su metraje, pero yo mantendré mis distancias con el resultado final y su supuesto legado. Lo que más me gustó fue Samantha Morton, el resto se puede olvidar, eventualmente...
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