Director: Don Hertzfeldt
Pude ver westerns hoy, pero como "Everything Will Be OK" es la primera parte de una trilogía centrada en el aproblemado Bill, mejor me dije que para variar podría hacer las cosas en orden y comentar las dos entregas posteriores de inmediato. Me estaba fijando que en abril del año pasado comenzamos a comentar la obra de Don Hertzfeldt. Demonios, sí que puedo dilatar algunas retrospectivas. Soy el peor.
En esta continuación, Hertzfeldt se centra en el pasado y en los antepasados de Bill, el protagonista diagnosticado con algún tipo de demencia. Básicamente toda su familia ha sufrido y padecido problemas mentales, y él no es la excepción. Pero en su infancia Bill ya se veía atormentado por la presencia de la Muerte, ya sea por las inquietudes que constantemente lo acechaban o por determinados acontecimientos en donde nada tiene sentido, todo sale mal y queda claro que a veces él no puede hacer nada. Y está el presente, con un Bill un poco en mejor forma que, de todas formas, y por diversos motivos (conversaciones, repentinos fallecimientos, descubrimientos y fotos antiguas, recuerdos estampados), continúa cuestionándose la naturaleza de sí mismo, de su identidad, de su memoria, de su existencia, agobiado por crisis de índole filosófica, metafísica y emocional.
Manteniendo ese estilo de imágenes y montaje esquizoides y esa narración entre impasible y cruel, como una atmósfera cargada de nada, de vacío devorador, Hertzfeldt logra crear y expresar un estado de asfixia y desesperación, el estado en el que vive Bill, y sumirnos de lleno en ese torbellino de dudas y de preguntas sin respuesta. Pero manteniendo una pequeña luz de esperanza, luz que de todas formas está rodeada de sombras y abismos de oscuridad.
"I Am So Proud of You", como la obra entera de Hertzfeldt, es una experiencia inclasificable pero innegablemente cercana en cierta manera, totalmente auténtica: La vida de un hombre cuyo cerebro se cae a pedazos, y con él, su realidad, sus memorias, su vida.
Un viaje a ninguna parte.
En esta continuación, Hertzfeldt se centra en el pasado y en los antepasados de Bill, el protagonista diagnosticado con algún tipo de demencia. Básicamente toda su familia ha sufrido y padecido problemas mentales, y él no es la excepción. Pero en su infancia Bill ya se veía atormentado por la presencia de la Muerte, ya sea por las inquietudes que constantemente lo acechaban o por determinados acontecimientos en donde nada tiene sentido, todo sale mal y queda claro que a veces él no puede hacer nada. Y está el presente, con un Bill un poco en mejor forma que, de todas formas, y por diversos motivos (conversaciones, repentinos fallecimientos, descubrimientos y fotos antiguas, recuerdos estampados), continúa cuestionándose la naturaleza de sí mismo, de su identidad, de su memoria, de su existencia, agobiado por crisis de índole filosófica, metafísica y emocional.
Manteniendo ese estilo de imágenes y montaje esquizoides y esa narración entre impasible y cruel, como una atmósfera cargada de nada, de vacío devorador, Hertzfeldt logra crear y expresar un estado de asfixia y desesperación, el estado en el que vive Bill, y sumirnos de lleno en ese torbellino de dudas y de preguntas sin respuesta. Pero manteniendo una pequeña luz de esperanza, luz que de todas formas está rodeada de sombras y abismos de oscuridad.
"I Am So Proud of You", como la obra entera de Hertzfeldt, es una experiencia inclasificable pero innegablemente cercana en cierta manera, totalmente auténtica: La vida de un hombre cuyo cerebro se cae a pedazos, y con él, su realidad, sus memorias, su vida.
Un viaje a ninguna parte.
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